jueves, 18 de noviembre de 2010

101: YACIMIENTOS DESAPARECIDOS

       Algún día -me falta tiempo- les pasaré la lista (actualmente en confección, y en espera de que amig@s me pasen aquellos de los que no tengo conocimiento -aún a riego de la repetición-), de obras que han destrozado yacimientos arqueológicos; y lo que se ha construido en esos espacios, destrozando así no solo los yacimientos en sí, sino que con ellos, y en ellos: nuestra Historia y nuestra Cultura, suplantando estos espacios o lugares más que sagrados, con cemento, urbanizaciones, y cuanta construcción ideada, planificada y proyectada  por los distintos y variados arquitectos; con el visto bueno, de aquellos que tenían y tienen la obligación de preservar los primeros, a los que no han querido delimitar. De algunos de estos ex-yacimientos, se conservan restos minúsculos, o la memoria y tal vez algunas fotos; que de otros, cubiertos por el cemento, o destrozados por las palas exterminadores de potentes excavadoras, los han desaparecido, sin dejar huellas de ellos. ¡Qué distinto en otros lares (lugares)!, donde unas piedras de siglos atrás, por más que no sean sino tres, son objeto de mimo, protección, visita, lección, reliquia, etc.
    La verdad es, que no corren mejor suerte, aquellos, que aún sin llegar a desaparecer, por los métodos antes citados, los que están dejados de la mano de ellos, que los ignoran, los desprotegen, los dejan abiertos a pillajes y otras tropelías, no están mejor tratados que los exterminados. Aunque dicho sea en honor a la verdad, si hubiera buena disponibilidad, y se priorizara y se volviera a valorar en su justa medida los yacimientos, los todavía sepultados bajo el cemento y distintas obras, pudieran ser recuperados, por medio del derribo de lo hecho sobre ellos, apareciendo así, los documentos de nuestros antepasados, que nos dejaron en ellos su vida y obra. Pero, mucho me temo, es esta una ilusión, que no veremos al presente. Nos consuela, dejar escrito y señalados esos lugares, por si el futuro o por venir, corren con más suerte, y los rescatan, para solaz y orgullo de unas raíces o señas de identidad, que otros borraron, desde la ignorancia, ambición o egoísmo.
    El Padre Báez, que ruega y suplica a quienes sepan de yacimientos sepultados, me den referencia de los mismos, para que formen parte de la lista que confecciono, y no solo para vergüenza de los que no los han defendido, sino para los que por venir, puedan hacer, lo que no hicieron los del presente. Al menos, decirles, dónde están.

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