jueves, 11 de diciembre de 2014

¿por qué?


El por qué de las tabaibas…
 
“… ¿por qué te glorías de la maldad y te envalentonas… todo el día maquinando injusticias… tu lengua es navaja afilada, autor de fraudes… mentiras… palabras corrosivas, lengua embustera… insolente…” (del salmo 51).
 
“... me atacan con furia... violencia y discordia... hacen la ronda... crimen e injusticia... crueldad... engaño... su boca más blanda que manteca... sus palabras... son puñales...” (del salmo 54).
 
“... ¿hasta cuándo arremeteréis contra un hombre todos juntos, para derribarlo como una pared que cede o una tapia ruinosa?...” (del salmo 61).
 
“... la red que me han tendido...” (del salmo 30).
 
 
 … mis amigos, si ustedes pudieran visitar una de esas grandes naves sin fondo, con altura y más otras naves, de alimentos y de productos, con esa cantidad de camiones que van a surtirse de cuanto necesitan para la venta en supermercados y afines, y por otro lado los contenedores entrando en números incontables, pero que sí te los cuentan en el puerto a la hora de salida o pase, o a la entrada y descarga, más el porcentaje de ventas aparte para las arcas del cabildo, hacienda y gobierno, comprenderán el por qué de las tabaibas. Ellas, son la imposibilidad de cultivo alguno, y así no teniendo nada propio, todo tendrá y tiene que entrar desde fuera. Y es que invitado por uno de estos comerciantes, dueño de un supermercado, me pude acercar y ver unas naves en El Goro, pero antes y después, y en una calle y en otra y en más arriba, y por detrás, y más abajo y otras más, y más, ¡es una pasada!; que por otra parte también deja sus intereses al municipio a la sazón (Telde), es decir de eso que entra de fuera comen un montón, y lo pagamos con creces, y aquellas cajas, de cartón enormes, que recogen para el banco de alimento, y el que me llevó a una de estas naves reponedoras de cuanto se necesite en columnas enormes que llegan a techos y se pierden en el fondo, con las cajas para los pobres, y supe la forma y manera, que colocadas en cada una de estas tiendas menores, el pobre que va a comprar compra para esa caja, y esto fue lo que me dijo el que entregaba la suya: los que dan esta comida, son más pobres que los que la van a recibir, pero dejando esto de lado, porque es que surgió sin más en la conversación y respondiendo a las preguntas que ingenuas me hago, que vuelvo a esas incontables naves y cada una con su especialidad, y todas ellas con camiones y furgones en un tomar o coger, cargar o reponer, que es un mundo de dineros que cual coladero, caen en las arcas de estos mandantes corruptos, que enriquecen a costa de arruinar a este pueblo, que prohibiéndoles plantar -y viendo lo que vi, como que lo ve uno más claro todo- no te dejan cultivar, ni tener ganadería para que todo entre de fuera: leche, comida de perros (no para cabras), es decir, pude ver lo que el camión cargaba, y era para surtir estanterías de todo, todo de fuera, con lo cual se explica uno el por qué de las tabaibas: para que no quede donde plantar un surco de nada, ni puesto haya para una cabra, que si cabras y cultivo hubiera la ruina de estas áreas comerciales gigantescas con naves que se pierden, sin fondo y alturas que asombran de todo, todo viene de fuera, y ese puerto, y esas aduanas, y esos cobros, y esos pagos, y esas haciendas, y esas ladronizas, que impiden todo cultivo y ganadería, para que entre todo eso, que entongado y almacenado, tardarán lo suyo, aparte el transporte o traslado desde su origen hasta aquí, para que en esas naves gigantescas e imposibles pensarlas si uno no las ve, para que desde ahí vayan a donde te lo despachen, con nuevas retenciones y estaciones, la verdad que comemos venenos que nos enferman y matan. Pues, esa es la razón del tabaiberal o de las tabaibas muchas veces en números cuatrimillonarias, ¡o más!
 
El Padre Báez.
 
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Pues, ¡no es mala idea!:
 
Padre Báez, un buen día y que vivamos sin hierbas malas... anima a la gente un día a poner letreros diciendo: “¡Fuera las tabaibas de la isla!”... a ver si los del cabildo tienen ojos y ven...
 

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