Las tabaibas los han vuelto
locos…
“… ábrase la tierra y brote…
germine…” (del libro del profeta Isaías 45, 1-13).
“… pobre desamparado…” (del
salmo 85).
“… brotará un renuevo del
tronco… y de su raíz florecerá un vástago…” (del libro de Isaías, 11, 1-3a).
“… malvados, me tendieron un
lazo…” (del salmo 118, 105-112).
“… los que me persiguen a
muerte… traman mi daño… se ríen de mí… soy pobre y desgraciado…” (del salmo
69).
“… fruto del país… para los
supervivientes…” (del libro del profeta Isaías 4,
2).
“… el suelo echa sus brotes…
hace brotar sus semillas…” (del libro
del profeta Isaías 61, 11).
“... los que sembraban con
lágrimas... llevando la semilla...” (del salmo
125).
“... la red que me han
tendido...” (del salmo 30).
… el cabildo se
ha vuelto implacable, contra los propios tabaiberos (antes grancanarios o
canariones), y se ensaña contra los campesinos (los pocos que van quedando). La
pobreza se multiplica y crece, y les provocan enfermedades con productos de
fuera a toda la población; escasean los productos de la tierra y tanto que están
a punto de desaparecer, por ley y persecución a quien cultive algo. Las aguas ya
no riegan cultivos, ni llenan estanques vacíos. Sobrevivir en el campo es de
héroes, es una hazaña, huyendo del miedo ambiente y del seprona que los persigue
día y noche y a toda hora. El cabildo actúa cual nuevo faraón que esclaviza al
campesinado, él es el dueño de toda la isla, y tiene a su capataces (miedo
[medio ambiente] y sepro [seprona]), que multan por todo y por nada, para
levantar su imperio y fuerza con productos de fuera. Capataces (los antes
citados dos) que se convierten en verdugos de sus propios hermanos. Y engañan
(el de arriba) enseñando cursos de agricultura, que resultan ser mentira. Acaban
con la sabiduría de los ancianos (agri-cultura), sin alumnos. Paran a
niños, mujeres, hombres, ancianos: todos son sus esclavos. Se arriman, se paran,
se rinden, y van quedando tirados por el camino. Ahora nos llenan de fútbol y
balón cesto que nos entretiene e idiotiza. Con leyes severísimas, hasta el
absurdo; con normas insoportables cargando al desgraciado que se resista a
abandonar el campo. Con boletines del estado ininteligibles e inalcanzables que
llevan a raja tabla de forma inmisericorde, que mal tratan al pueblo y lo
acechan, con amenazas que los asombran y paran. La gente vive llena de pánico, de ahí lo de miedo
ambiente (en lugar de medio). Los llenan de pánico, sobretodo a los más ancianos
y a los más pobres. Son una maldición para el campesinado. Abusan de los más
débiles (¡cobardes!). Ha pactado (el cabildo) con las multinacionales, y han
llenado sus cuentas de dinero robado a los pobres, y encima son respetados y
aplaudidos, viviendo de la sangría del campo y favoreciendo a los de fuera. Dan
palos de muerte a la agricultura y ganadería propia, y golpean de muerte a
pastores y agricultores con multas de muerte, a los que les falta ya la comida,
de la que andaban antes más que bien sobrados. Los ex del campo, vagabundos en
la urbe y grandes poblaciones; nostálgicos y enfermos arrimados, mantenedores de
paredes. Ellos en abundantes copas y mejores mesas, nadando en abundancias. Los
otros: marginados, víctimas, pobres… No, no hay justicia, ni libertad. El pueblo
en masa con hambre caminando hacia Cáritas. Un mundo insoportable, esto ya no es
vida… Este pueblo, ¿a qué espera? Ya sin fuerzas… ¡nada! Solo hay
tabaibas.
El Padre
Báez.
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Observado desde muy lejos,
desde fuera de españa, viene desde centro europa (un pobre “canarito”, que busca
los garbanzos por aquellas latitudes):
Padre Báez, está pasando a
todos los niveles, están aumentando la presión. ¿Dónde se pueden encontrar las
leyes que amparan estas acciones? ¿Cómo puede saber un agricultor lo que puede o
no hacer?
(P. M. U.)
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