Con tabaibas no tenemos
futuro…
“… se burla de ellos. Luego
les habla con ira, los espanta con su cólera…” (del salmo
2).
“… escapa como un pájaro al
monte…” (del salmo 10).
“… han cerrado sus entrañas y
hablan con boca arrogante; ya me rodean sus pasos, se hacen guiños para
derribarme, como un león ávido de presa, como un cachorro agazapado en su
escondrijo…” (del salmo 14).
“… me perseguían sin motivo…”
(del salo 118, 161-168).
“… malvado… hombre violento:
que planean maldades… provocan contiendas; afilan sus lenguas como serpientes,
con veneno de víboras en los labios… mano perversa… hombres violentos, que
preparan zancadillas a mis pasos… me esconden trampas… me tienden una red…” (del
salmo 139).
“... se te acercará la
desgracia... la plaga hasta tu tienda (tu casa)...” (del salmo
90).
… pasan de 300 los llamamientos que he hecho (pienso
llegar a los 365 [tantos como días tiene el año]), exactamente voy por el 330
con éste, y llamo a que reduzcan las tabaibas, no multen por erradicarlas al
limpiar terrenos de cultivo, y dado su número incontables en cuatrillones, no se
multe más, a nadie por cualquier tabaibicidio que haga, con el fin de plantar,
sembrar, cultivar o pastar con el ganado.
Y es la única forma de salir de la actual crisis, que va en aumento y cuales terroristas son tratados los pocos campesinos que quedan y encima olvidados y desaparecidos como si ninguno ya hubiera. Y es que como indico en el título, con tabaibas, no hay ni tenemos futuro. Es obligado el desproteger las tabaibas habida cuenta no están, ¡ni lo estarán amenazadas de desaparecer, ni mucho menos! No hay derecho, que por las tabaibas se persiga a los campesinos, con el pretexto de proteger lo que no necesita protección (ahora mismo, habría que proteger al campesino, pero sucede lo contrario). El miedo ambiente y el seprona, los dos brazos del cabildo crean conflictos, tensiones y violencias en el campo, cual si estuviéramos en una guerra contra los campesinos, y ello siendo como son personas pacíficas de las que se abusa de forma inhumana. Ya en el campo no crece nada, sino la persecución contra todo aquel campesino que se mueva o haga algo, sea lo que sea es punible, castigable, denunciante y multante (llevando a unos a la cárcel y a otros al cementerio). No se tolera el menor trabajo tradicional, ni la opción por nada por más que sea de la última moda agrícola o ganadera: todo está prohibido. El campo ya no sostiene al campesino y si se le cae una pared, no se la dejan volver a su estado anterior. Pretenden mayor pobreza, y que el campesino abandone -emigre- el campo. Sucede los campesinos no están unidos, y se vive violentamente. Nos enfrentamos, sin campo y campesinado a un gran y grave problema: los jóvenes pierden el último eslabón que les unía a la tradición, usos y costumbres, sabiduría y ciencia del campo (que no está en los libros, ni en más cursos que programe el cabildo, que por otra parte, son un camelo [estos cursos]). Que las tabaibas no son un medio para nada, sino injusticia por quitar o robar las tierras al campesino, que gustoso “recoge y coge” el cabildo. Las tabaibas solo nos llevan a una espiral del hambre; pues ya son difíciles de controlar, por no decir casi imposible (están por todas partes). Desaparecen cercados, fincas, cadenas, etc., que generaciones de más de 500 años han trabajado para asegurar la alimentación, y que se han vuelto en el mayor conflicto habido en la historia (de la que el que les escribe y comenta –un servidor- es –humildad aparte- Licenciado, si bien de la Historia de la Iglesia, que engloba a las otras), con la prohibición de cultivar y el robo de las tierras, al no poder trabajarlas (paro y hambre). Ningún debate en medio alguno sobre este tema sino este pobre y franco tirador. Nadie desde la política o de la cultura, opta por la defensa del sector primario. De Nigeria, Siria y Ucrania, por poner tres ejemplos, nos traerán -y traen- la comida (imagine cada cual en qué condiciones fitosanitarias y otras son cultivadas, traídas, llegadas, almacenadas, trasladadas a áreas comerciales, y hasta llegar a su mesa o despensa, no se sabe cuánto, sino que desnutridas y envenenadas, nos enferman y matan, nos arruinan y hacen depender del mundo, teniendo la mejor tierra y clima del mismo (en decir de algunos teólogos, el paraíso terrenal bíblico estuvo aquí), nada producimos sino leche de tabaibas, que por otra parte, no tiene salida industrial alguna y mucho menos para la alimentación. Las tabaibas no son necesarias, ellas son la alternativa a papas y millo, coles y calabazas, en la búsqueda de la comida, pero…
Y es la única forma de salir de la actual crisis, que va en aumento y cuales terroristas son tratados los pocos campesinos que quedan y encima olvidados y desaparecidos como si ninguno ya hubiera. Y es que como indico en el título, con tabaibas, no hay ni tenemos futuro. Es obligado el desproteger las tabaibas habida cuenta no están, ¡ni lo estarán amenazadas de desaparecer, ni mucho menos! No hay derecho, que por las tabaibas se persiga a los campesinos, con el pretexto de proteger lo que no necesita protección (ahora mismo, habría que proteger al campesino, pero sucede lo contrario). El miedo ambiente y el seprona, los dos brazos del cabildo crean conflictos, tensiones y violencias en el campo, cual si estuviéramos en una guerra contra los campesinos, y ello siendo como son personas pacíficas de las que se abusa de forma inhumana. Ya en el campo no crece nada, sino la persecución contra todo aquel campesino que se mueva o haga algo, sea lo que sea es punible, castigable, denunciante y multante (llevando a unos a la cárcel y a otros al cementerio). No se tolera el menor trabajo tradicional, ni la opción por nada por más que sea de la última moda agrícola o ganadera: todo está prohibido. El campo ya no sostiene al campesino y si se le cae una pared, no se la dejan volver a su estado anterior. Pretenden mayor pobreza, y que el campesino abandone -emigre- el campo. Sucede los campesinos no están unidos, y se vive violentamente. Nos enfrentamos, sin campo y campesinado a un gran y grave problema: los jóvenes pierden el último eslabón que les unía a la tradición, usos y costumbres, sabiduría y ciencia del campo (que no está en los libros, ni en más cursos que programe el cabildo, que por otra parte, son un camelo [estos cursos]). Que las tabaibas no son un medio para nada, sino injusticia por quitar o robar las tierras al campesino, que gustoso “recoge y coge” el cabildo. Las tabaibas solo nos llevan a una espiral del hambre; pues ya son difíciles de controlar, por no decir casi imposible (están por todas partes). Desaparecen cercados, fincas, cadenas, etc., que generaciones de más de 500 años han trabajado para asegurar la alimentación, y que se han vuelto en el mayor conflicto habido en la historia (de la que el que les escribe y comenta –un servidor- es –humildad aparte- Licenciado, si bien de la Historia de la Iglesia, que engloba a las otras), con la prohibición de cultivar y el robo de las tierras, al no poder trabajarlas (paro y hambre). Ningún debate en medio alguno sobre este tema sino este pobre y franco tirador. Nadie desde la política o de la cultura, opta por la defensa del sector primario. De Nigeria, Siria y Ucrania, por poner tres ejemplos, nos traerán -y traen- la comida (imagine cada cual en qué condiciones fitosanitarias y otras son cultivadas, traídas, llegadas, almacenadas, trasladadas a áreas comerciales, y hasta llegar a su mesa o despensa, no se sabe cuánto, sino que desnutridas y envenenadas, nos enferman y matan, nos arruinan y hacen depender del mundo, teniendo la mejor tierra y clima del mismo (en decir de algunos teólogos, el paraíso terrenal bíblico estuvo aquí), nada producimos sino leche de tabaibas, que por otra parte, no tiene salida industrial alguna y mucho menos para la alimentación. Las tabaibas no son necesarias, ellas son la alternativa a papas y millo, coles y calabazas, en la búsqueda de la comida, pero…
El Padre Báez.
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Se trata de una muy buena recomendación, que comparto
con todos ustedes, mis amigos:
Padre
Báez, un buen día y no se olvide mañana de felicitar a… por sus años 49… como yo
y… cuide el día y, ¡ojo a las tabaibas
que tienen mala leche! Me marcho a los… y ya otro día me llevarán a él...
llame a… para animarle a salir de su enfermedad... que siga con amor a todos,
sembrando…
(F.
M.).
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