POPURRÍ 606:
En el Año de la Fe (230): Anda y
camina por la fe.
Mes de María.
30 de mayo.
Ella, siempre a lomos del caballo de San Fernando.
Al habla el historiador (230):
Ayer en Valleseco, se debatió sobre...
... la gestión de los parques naturales.
Veamos:
El
Padre Báez.
Presidido por la chica que quiso se
arrancaran los almendreros...
... para plantar en su puesto pinos (para
incendios).
Si se arrancaran los pinos, que no dan sino
fuego, y se devolviera esas tierras a sus dueños...
... habría agricultura y con ella
trabajo y comida (¡y parques hermosísimos!).
Olviden a los turistas (cada vez vienen
menos), que los pocos que vienen, vienen de donde bosques de todo, y buscan
tierra y sol...
... sol y tierra, la mejor del mundo y
no producimos sino pinocha.
Planten olivos en lugar de acebuches (la isla
puede ser un parque natural de: olivos, castañeros, nogales, etc.: comida al
fin)...
... protejan al hombre, y no tabaibas
y retamas (emboscadoras del gran parque de la isla).
Los bosques y parques, están echando del
territorio a pastores y sembradores...
... al fin se volverá a como Madeiras
antes de que cortaran los árboles para poblar la isla, en los siglos XIV-XV.
Tendremos una segunda isla Madera, sin seres humanos.
Los árboles han de estar al servicio de los
hombres...
... no los hombres al servicio de los
árboles.
Parques sin actividad y presencia humana...
... es un desierto verde.
Los verdaderos creadores de parques, son los
agricultores y los pastores...
... que plantan tuneras, higueras,
parras, millo, trigo, etc. esto, también es parque, y es compatible (verde y
personas).
Se
sustituye hombres por...
... eucaliptos, pinos,
cipreses, viñátigos, madroños (y nada de eso es nuestro).
Sería
muy importante investigar qué bien o utilidad tienen las retamas, los cardones,
las tabaibas, etc. de lo que se llena el único y total parque isleño...
... hay que plantar:
tradición, cultura, etnografía, economía, etc.
La
tierra debe darnos comida (agricultura y ganadería)...
... y no estética,
paisajes, bellezas, etc., (que también).
Nadie
cuida mejor del parque, bosque, medioambiente, etc...
... que el agricultor
y ganadero.
Hay
una guerra entre la administración (que defienden los parques y bosques)...
... y los campesinos
(que defienden la tierra agrícola y ganadera).
Leyes
que impiden restaurar una pared...
... multan por coger
una retama para cama de los animales (y así cientos de absurdos).
Antes
que los parques, están...
...
la economía, tradiciones, usos, costumbres, tradiciones, arqueología,
tecnografía, cultura (agri-cultura), etc.
En
democracia, los agricultores y ganaderos (campesinos)...
... tienen mucho que
decir; y se los callan, y no se les escuchan. Se les imponen: normas, leyes,
decretos, boletines, etc.
Escúchese
al que ha mantenido el parque que tenemos desde siempre (agricultores y
ganaderos)...
... y no se les y
agobien con una normativa demente.
Sin
los campesinos haciendo la única normativa posible...
... sobran las que
vengan desde las mesas de capitalinos.
Sin
la voz del campo...
... ningún parque tiene
sentido (están en sus medios y son los verdaderos técnicos y expertos).
Desaparecen la agricultura y ganadería...
... y la sustituyen con
huertos urbanos entre humos de coches, y perros que los abonan.
Para parques, están las ciudades, como zonas de recreo...
... la tierra mejor del
mundo, con el mejor clima del mundo debe tener otra finalidad (la de siempre,
desde la Creación).
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“... aclamemos alegres al Padre,
cuya bondad para con su pueblo es más grande que los cielos, y digámosle:
alégrense todos los que esperan en ti...” (De las preces de Vísperas).
“... no se alegra de la
injusticia, porque, anheloso únicamente del amor para con todos, no se
alegra no de la perdición de sus mismos contrarios. Goza con la verdad,
porque, amando a los demás como a sí mismo, al observar en los otros la
rectitud, se alegra como si se tratara de su propio provecho...” (De los tratados morales de san Gregorio
Magno, papa, sobre el libro de Job).
“... tu Iglesia se alegre de
poder servirte con una entrega confiada y pacífica...” (De la oración del Oficio de lecturas).
“... Jerusalén, gozad con ella,
todos los que la amáis, alegraos de su alegría..., se alegrará vuestro
corazón...” (Del Cántico de
Isaías).
“... concede hoy trabajo a
quienes lo buscan, pan a los hambrientos, alegría a los tristes...” (De las preces de Laudes).
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Enlazados
por el campo:
El campo, debiera unirnos, a los que creemos
es la solución para el drama del paro y del hambre. Debemos romper las barreras
e impedimentos que impiden el volver al campo. Son muchas, y se suman cada día
más, los parados, que si desapareciera el miedoambiente-seprona (cabildo),
habría trabajo y comida, para tantas víctimas inocentes, a las que se las
castiga con los dos males peores, que atenta contra sus derechos y su dignidad:
la comida y el trabajo; ambos cerrados y prohibidos, porque protegido todo el
campo, nada se puede cultivar, ni ningún animal cuidar. Se da el contrasentido
de solo plantar reforestando con plantas y árboles estériles, que no dan, por
tanto, comida. Y ello por parte de una administración distraída, un gobierno
ciego, y un cabildo enemigo (endófobo). Así la cosa, los pobres, cada vez más
-calidad- pobres y más -cantidad- pobres. Esta isla nuestra daría de comer y
sobraría hasta para la exportación, si nos la dejaran trabajar; pero se han
obsesionado y han cambiado el sector primario, que se lo han pasado al turismo,
el mismo que ya no viene y le siguen haciendo camas y más hoteles. Hoy -y desde
ya hace mucho- solo se demanda trabajo
y comida, y ambas, están en el campo. La situación se agrava de día en día,
pasa el tiempo, y no ponen remedio, con lo fácil que es, dejar trabajar y no
multar por tener una cabra y plantar un saco de papas. De tal forma y manera,
que si fuéramos muchos, los que creemos en el campo, como la solución a la
crisis, y se dejen de ayuditas, que no solucionan el problema, sino que lo
agrava y lo alarga, debemos enlazarnos o unirnos, en la defensa de esta simple
tesis, porque es la que remedia el hambre en el mundo, y la única que da
trabajo de sobra, y que redundando nuestras tesis y argumentos, llevarlos a la
calle, a los medios, a los afectados, a los partidos políticos, etc., y así
conseguir paliar y parar esta debacle en la que nos ha metido el cabildo desde
hace ya más de medio siglo, potenciando turismo y vaciando el campo de
agricultores y de ganaderos, los únicos que nos salvarían de esta calamitosa
situación, ya que del campo proviene, deviene y viene todo lo que comemos, ya
sea nuestro (que no), o de fuera (que sí). Tenemos que defender el cultivo y el
pastoreo, y en ello el derecho de ejercer y practicar la profesión de ganadero
y agricultor, que tenemos tierras, que se las devora la tabaiba, sin que ésta
tenga ningún bien ni propiedad positiva alguna, que se sepa, y está
superprotegidísima, multando severa y cruelmente, al que rompa un gajo de ella,
con haber varios billones de ejemplares, que colonizan cada vez más el terreno,
volviéndolo desértico y envenenándolo con su leche maligna y perjudicial. Solo
dos gotas de su leche en la comida de un perro, lo mata al instante; y deja
tres días ciego -si un soslaye de su leche invisible y mezclada con el sudor-
te llega a los ojos. Ya no es ni para ponerse rico, ni para vender, sino para sobrevivir,
la vuelta al campo, de donde se marchó la gente porque el cabildo los echaba,
para plantar pinos donde el ganado pastaba y sembraban trigo. Ello, desde
comienzos del año 1950 de siglo pasado, y aun no se ha cansado de dichas
acciones, y siguen en las mismas (robando más terreno, e inutilizándolo con
continuas e imparables reforestaciones de ese maligno árbol cuya madera se la
comen los gusanos, y ni en el mismo corazón de Tamadaba (área recreativa),
donde las mesas y bancos de sus maderas (de pino) antes, se han sustituido por
otros de cemento y piedra, porque la resina mancha y destroza toda ropa que
sobre ella se siente, y toda vez que la madera (que no tea), se pudre y se caía
a cachos, se quedaban los trozos de maderas en los bancos y mesas, los han
cambiado. Prueba bien clara, que del pino, ni agua, pues con ellos desapareció
el correr el agua de año en año por los barrancos, y ha desaparecido
remanentes, arroyos, fuentes, rompiendo estanques, presas y aljibes. Es decir,
como la dichosa tabaiba, éste, el pino, sin ningún efecto positivo, y sin
ningún bien que se sepa, salvo para arder, y aún en ello, con una humacera
asfixiante, y su sombra inaguantable por el calor que desprende, y ello sin
contar los pinchos de sus agujas. Todo esto y más, habría que denunciar. Una
situación alarmante y de demencia administrativa que no frena esa política
absurda y equivocada de solo plantar basura y que no alimente, para una
población en la que aumenta el hambre y el paro, teniendo donde trabajar y de
donde comer. Da la impresión, que el campesino es un ilegal, y cual inmigrante,
vive con miedo, sin seguro, y acosado (peor os inmigrantes de verdad), pero ser
inmigrante siendo de la isla y del campo, en su propio campo, es algo insólito
y único en el mundo. El campesino, vive encerrado en sus propias casas, sin
poder salir a sus propias tierras, por miedo al miedoambiente y al seprona (o
lo que es lo mismo: al cabildo), porque haga lo que haga, por todo y por nada,
lo multan de forma cruel y abusiva. Y como si el campesino fuera un ilegal, lo
echan de su propia tierra, o lo encierran en la cárcel de su propio domicilio,
sin dejarlo pisar su terreno, protegido y clasificado. Y la tierra, está
llamando para que se la trabaje, para darnos comida (el trabajo, ya va implícito).
Ya es hora nos manifestemos en grupo, y gritemos estos argumentos y consignas.
Hay que luchar contra esta lacra de política que cierra el campo y castiga al
campesino. No hay que proteger la basura, hay que proteger los derechos de os
hombres, que están por delante y por encima a los de la tabaiba u otras basuras
semejantes, que nos llenan de hambre y muerte (muchos se han suicidado por este
estado de cosas, pero no permiten decirlo [que se han suicidado], para evitar
el contagio), pero andan vivos, como muertos o muertos vivientes. Se ha
excluido al campesino del desarrollo según uso y costumbre, y se le ha
maniatado, y con cepos en sus pies, nada puede hacer sino morir de rabia como
los capirotes. Se pisotean los derechos tradicionales del campesino, al que no
se le permite sacar de la tierra y de los animales su alimento y su trabajo.
Para todo esto y más, pido la unión, que nos enlacemos, para hacer oír fuerte
nuestra voz, y no morir de inanición.
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