POPURRÍ 604:
En el Año de la Fe (228): Tu legado
sea, la fe.
Mes de María.
28 de mayo.
Ella, la del: sí, sí, sí...
Al habla el historiador (228):
No hay que crear nuevos puestos de trabajo...
... hay muchísimos viejos y eternos puestos
de trabajo: el campo.
El Creador, nos puso la tierra y los
animales...
... para que por siempre trabajáramos en
ello, y podamos comer.
Los hombres, jamás mejorarán al Creador...
... ni con cursos vamos a salir del paro.
La formación para el campo, es ponerse de
aprendiz...
... con un agricultor y ganadero.
Los mini cursos, de algunas horas (hasta de
dos)...
... no dan titulación para empezar con
rapidez e inmediatez.
Para regresar al campo...
... sobran los idiomas. Hay aperos cuyos
términos se ignoran. Este “idioma”, se aprende trabajando.
Cómo se ordeña una cabra, no me expliquen en
un aula y con un libro...
... sino cogiéndole el ubre a la cabra y
tirando de las tetas.
Tampoco hace falta dinero para el
desempleado, sino...
... ponerle una azada, una jose, un cabresto,
etc., en sus manos.
¿Cómo es que se paga el desempleo?...
... ¡hay que pagar al que trabaja! Ni eso,
porque ya cobra, en dinero o en producto.
El servicio de empleo, si no el campo
vacío...
... sobra, porque cobran por no actuar, y no
mover al personal.
En el campo, se necesitan (no ayuda), sino
miles y miles de trabajadores...
... hierba que segar, papas por plantar,
pinos por arrancar, etc.
El campo, nos daría –al margen de la
comida-...
... dinero a chorros. El campo es, la mayor
empresa, pero no tienen mano de obra.
A todo esto, los sindicatos...
... ¿existen todavía sindicatos? El tabaibal,
tienen trabajadores por contratar.
Sucede, que mientras el miedoambiente siga en
el terreno y el seprona en motos, y el cabildo cobrando multas por hacer algo
en el campo...
... no hay tu tía.
Lo de los cursos, es un engaño...
... nadie sale sabiendo y consiguiendo un
empleo.
Construcción y turismo, se fueron al
garete...
... el sector que está abierto, es el campo
(agricultura y ganadería).
Desaparece el turismo, poco a poco...
... y poco a poco, no se ve aparecer el
sector primario (el campo).
¿Quién orienta al campo, para acceder a un
puesto de trabajo?...
... ¿hacer un cursillo? ¡Es una tontería!
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“... más que un tesoro, al que se
alegrará...” (Del libro de Job).
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Dos notas, para la Historia del campo:
Aparentemente anodinas e insignificantes,
para un servidor lo son de gran valor, tanto en cuanto que tradición oral, nos
retrotrae a un siglo atrás. Y es bueno que hechos como los que voy a relatar,
se les tengan en cuenta, no tanto por lo acaecido en sí, como por el contexto y
valor que tienen para entender mejor el ayer, de donde venimos (y a donde
debiéramos volver, lo antes posible, para salir de la crisis, y siempre que el
cabildo lo permita, desapareciendo sus dos puntos de apoyo: seprona y
miedoambiente). Dos hechos, con los que me encontré fortuitamente, con la
diferencia de un día. Ayer (22 de mayo del 2013), visitando a los ancianos y
enfermos de Cazadores, me llego -entre otros (Francisquita, Juan, Antoñita,
Juan, Lolita, María del Pino, Francisco, Francisco, Julia, Antonio, Juan)- a la
casa de Silverito, de 82 años, vive solo en su cueva, y mientras me la
enseñaba, me cuenta: -“¡Ese bermegal (talla), tiene 101 años; mi padre llenó
una cesta de tunos, la llevó a vender a Telde, le dieron dos pesetas, y con ese
dinero en 1912, lo compró!” La otra nota, sucedió esta misma mañana (23 de
mayo del 2013), cuando yendo al Obispado para el asiento en el libro de
Bautismo de un feligrés, me encuentro con Don Juan Ramírez, presbítero, de
Marzagán él, y en la calle, donde nos paramos a hablar de la Sima de Jinámar y
otras historias, y va y me cuenta –entre otras cosas-, que: “¡Jinámar era el
único lugar del mundo, donde hasta la hierba daba plátanos!” Preguntado por un
servidor, al hermano sacerdote (él con su clérigman, y un servidor de
amarillo), que cómo era eso, va y me dice: “¡los trabajadores, cortaban los
racimos de plátanos, los escondía entre la hierba, luego, salían con haces de
hierba, para comida de sus cabras, y ésta (la hierba), camuflaba el racimo que
iba dentro!” Con lo que queda la astucia de entonces, y las necesidades, y
cómo: tunos por un lado, y plátanos por el otro, nos habla de un pasado, donde
la tierra daba de comer, y se vivía de ella. Y como éstas, tantas y tantas, que
habría para publicar muchos libros. Es tanto, que no cabe en un simple y breve
comentario, y es a diario, que al hablar con los mayores, te cuentan cosas como
las de Juan Caballero, que se va a casar, y con un pico se va a aquel risco, y
comienza a picar y hace su cueva-casa, donde vive con esposa e hijos; cuevas
que más que cuevas, parecen palacio dentro de las entrañas de la tierra, y en
donde en días de fríos están tibios, y frescos en los calores del verano. Pero,
esto no son sino tres datos de poca importancia. Queda, por contar, las
oraciones de Silverito, que antes de recitármelas, va y me dice: “¡creo, que
éstas no se las sabe ni ha oído usted nunca!”; y así fue; que por parte de
Don Juan Ramírez, queda para otro lugar lo de la Sima de Jinámar (eso, no cabe
aquí). Y así, respectivamente con cada uno de estos héroes del pasado, testigos
de un ayer, que forman parte anónima de nuestra Historia por escribir. Por hoy,
para que las saboree, les dejo ya. Recuerden: una cesta de tuno por un bermegal
(una talla); y en Jinámar, hasta la hierba daba plátanos.
El Padre Báez.
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