POPURRÍ 594:
En el Año de la Fe (218): La fe cristiana no
es la relación reverencial hacia un Dios lejano y abstracto que desconocemos,
sino la adhesión a una Persona, verdadero hombre como nosotros y, a la vez,
verdadero Dios.
Mes de María.
18 de mayo.
En Ella: suelo y cielo.
Al habla el historiador (218):
A menos campo cultivado y menos animales de
pastoreo...
... más hambre y más paro. Verdad de
Perogrullo.
El
Padre Báez.
Se puede hacer mucho, para evitar hambre y
paro...
... pero solo piensan en turistas y en pinos
(plantar más).
El cabildo nos hunde cada vez más...
... razón más que suficiente, para que
desaparezca y solo haya un Gobierno (no dos).
Ya sabemos que los brazos que frenan
toda actividad en el sector primario...
... son miedoambiente y seprona (el cabildo).
No, no es cuestión de ayudas (dar el pez)...
... sino de volver al campo (dar la caña para
que se pesque).
Por otra parte, ni ajuntaymiento, ni
sindicato, ni partido político te da de comer...
... eso solo lo hace la Iglesia
(Cáritas).
Aunque no entiendo, el Cono Sur, lo pase tan
mal...
... con los huertos urbanos de El
Lasso. ¿O acaso no es suficiente? (es broma).
Ni los patios de recreo son para huertos
escolares...
... ni las aulas son comedores. Un
mundo al revés.
En el gran tabaibal, parece solo hay turismo
y playa...
... y no campesinos y tierras de
cultivo y pastoreo. Cabildo ciego.
Hay que proteger al grantabaibero...
... no al gran tabaibal, que ya lo
protege el campesino por su propio bien, como siempre lo hizo.
Lo primero para proteger el gran tabaibal,
es...
... prohibir las carreras o maratones por
toda la isla, que debe ser tenida para la agricultura y la ganadería, no para
que unos atletas la corran, llenándola de polvo y sudores.
La única bolsa de empleo, está por abrirse, y
es...
... el campo (el sector primario).
Se siguen preocupando más por las palmeras
(que no dan dátiles)...
... que por los castañeros y nogales
(que dan castañas y nueces).
Al menos tres partidos políticos de Telde,
piden...
... que el presidente del cabildo
dimita; un servidor, que desaparezca el cabildo. ¡Bueno al menos es algo!
Por otra parte, también sobran...
... los militares. Pues, ¡p´lo que
hacen! Si al menos cultivaran la tierra y tuvieran ganados, como que sí, pero
así, sin dar golpe, y ¿de qué nos defienden? ¡Y gastan, los que más, para nada!
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“... el fruto del Espíritu es:
amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad,
dominio de sí... (Lectura breve
de Vísperas [Ga.5]).
“... apaciguó la tormenta en suave
brisa, y enmudecieron las olas del mar. Se alegraron de aquella bonanza..., los
rectos lo ven y se alegran...” (Salmo
106).
“... me alegré muchísimo cuando
llegaron unos hermanos y nos hablaron de tu sinceridad, de cómo procedes en la
verdad...” (De la tercera carta de san
Juan).
“... Dios todopoderosos, concédenos
conservar siempre en nuestra vida y en nuestras costumbres la alegría de estas
fiestas de Pascuas que nos disponemos a clausurar...” (De la oración de Laudes).
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Muy oscuro está el campo:
O lo que es lo mismo, la isla. Me refiero al
gran tabaibal, en concreto; pero extensible a las otras islas tabaiberas. El
campo, lo llena todo, también las ciudades y pueblos, que con él limitan. El
campo, está presente en todas partes, se le ve, se prolonga, se expande, está
de fondo, y en primer plano. A él en excursión, por él de carreras, de él
nuestra procedencia. El campo, con muchos recovecos. El campo, en crisis. Hay
que revitalizarlo, si no... En él, hay trajín para todos; tuvo al mayor número
de profesionales (los campesinos), ahora venidos a menos, casi desaparecidos.
Es, una auténtica catástrofe, que los políticos y economistas, se niegan ver;
no la quieren conocer, ni mirar. Y en él, está la solución de todos los males
que padecemos: paro, hambre, crisis, producción, etc. Hay que revolucionar al
campo; no puede seguir muriendo, dormido, parado, quieto, intocado. Se ha
llenado el campo de reglas y normas, que nos han traído a las desgracias que
padecemos. Miedoambiente y el seprona (dígase el cabildo), le amarga la vida a todo campesino, al cien por cien.
Hemos llegado a esta situación, pero ha venido poco a poco, sin freno, y dejándola
entrar. Con lo felices que éramos cuando el campo producía, daba trabajo y
comida, pero..., estamos en la decisión de unos políticos que nos han traído a
esta situación, protegiendo y retirando al personal del campo, y sustituyéndolo
por uniformados, que nada hacen sino limpiarlo de personas, que hacen lo que
les vienen en ganas, sus caprichos, absurdos y ridículos, y parecen dioses
todopoderosos, que deciden sobre cualquier acción, valorándola en multas
elevadísimas, por nimiedades. La situación -por tanto- del campesino, es de
total indefensión. Nadie frena la acción de un poder dictatorial contra natura,
contra economía de subsistencia, contra todo el que trabaje en el campo. Le han
robado al campesino, el derecho al trabajo. Parece va a ser imposible recuperar
lo que había y éramos. Esto va hacia una hecatombe total. Los tentáculos de la
corrupción han alcanzado al campo y le da zarpazos de muerte (lleno de hierba
el campo, le compran hierba a cataluña, para que coman nuestras cabras y
ovejas). Los pocos ancianos que se pegan y apegan a la tierra, no pueden llevar
comida más allá de su propia mesa, y sin seguidores o continuadores. Cada vez,
hay más gente en el paro. Solo se enriquecen los de los gobiernos, con sus
negocios, comprando fuera lo que tenemos (o tendríamos dentro). Vergüenza es lo
que da –y también dolor- ver el campo lleno de maleza, y fijo plantando en él
basura improductiva y envenenadora como tabaibas y cardones, entre otros
ejemplares de la botánica, sin venir a cuento, y sin respetar la tradición y lo
propio de cada terreno y lugares. Nadie defiende el campo, ni a los campesinos.
Sobre el campo, a diario se pasea el abuso del seprona y del miedoambiente o
cabildo. Solo parece como si no hubiera más profesión que la de los militares
en mil formas distintas, pero que nada producen ninguno de ellos (¡y cuántos
paseándose por el campo, vigilando al campesino como si enemigo a abatir
fuera). La única posibilidad de trabajar en la agricultura, es salir al
extranjero, pues teniendo el campo a su alcance, no se lo dejan tocar a nadie,
¡ni pisar!. El campo, lo tenemos ahí arriba, dentro; pero no lo dejan salir, lo
tienen encorsetado, vigilado, controlado. Es un drama. Ya buey, no se ve ni
uno; corderos, menos. Lo que hay –poco- está encerrado (y comiendo hierba
traída de fuera de las islas, que les traen en contenedores y han de pagar muy
caro y que llenan la isla de plagas, de virus y semillas extrañas e invasoras).
El hombre del campo, no sabe hacer otra cosa, que cuidar del campo, y no le
permiten hacerlo, absolutamente nada. Ya todo en el campo es silencio, ¡ni a
los cuervos –que han desparecido- se les oye! No se mejora las condiciones del
campesino; todo le son trabas, negaciones, multas. El campesino, se refugia
-impotente- en su casa (como el ganado, encerrado). En lugar de premiar,
castigan y multan al que haga algo en el campo (ya sea agricultura, como
ganadería). Lo prioritario, como indican los términos “sector primario”, es en
realidad no el último, es que no existe. El campesino no trabaja, se dedica a
la nostalgia, cae en la depresión..., ¡eso ya no es vida! Se mueren. Porque ya
ni hablan. Tampoco cantan (¡menos!). Viven soñando. Se acaba lo autóctono. Lo
que comemos, es producido fuera, todo. Le han amargado la vida al campesino.
Los hay que ya solo esperan morirse, sin más, como en una cárcel, con rejas
invisibles, porque nada se puede tocar.
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