POPURRÍ 587:
En el Año de la Fe (211): La Fe de
nuestros pueblos y comunidades.
Mes de María.
11 de mayo.
Ella, la humilde esclava.
Al habla el historiador (211):
¿Y usted...
... no llora la muerte de Landa, q. e. p. d.?
¿Y cuándo nos quedemos sin cintura...
...
podrán seguir ajustando?
¿A qué espera a comprarse...
... una bicicleta? Supongo, que ya
tiene perro, ¿no?
¿Acaso no justifican los ejércitos su
existencia...
... jugando a guerras?
¿Qué no sabe usted, lo que fue a hacer
Colón...
... detrás de una palmera?; ¡pero,
hombre, imagine, imagine...!
Me imagino, usted habrá ya comprado el equipo
completo...
... para echarse a correr por el campo.
Tenga cuidado no sea que espante algún pájaro azul.
¿Y por qué proyectan nuevos hoteles, si ya no
vienen turistas?...
... ¡se están cargando la isla! ¡Dios mío!
¿Y si no hubiera petróleo?...
... ¡el caso es, que lo saben!; pero...
marean la perdiz.
¿Cuándo vamos a desaparecer el cabildo...
... y así recuperar el sector primario?
¿No saben ustedes que como no sieguen la
hierba...
... este año, puede ser un infierno esto?
Si se volviera al campo...
... desaparecería el paro; pero antes hay que
desaparecer al miedoambiente y al seprona. Y Roma no se ganó en una hora.
Al menos, nos queda el fútbol...
... el que no se consuela, es porque no
quiere.
¿No se enteró usted de la muerte...
... de otro chacalote? ¡Fuerte desgracia,
usted; fuerte desgracia!
Si un joven se va fuera, no es que se fuguen
los cerebros...
... es que buscan oportunidades de
trabajar. ¿Y eso qué es?
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“... tú que, por medio de pastores
santos y eximios, has hecho resplandecer de modo admirable a tu Iglesia, haz
que los cristianos se alegren siempre de ese resplandor...” (De las preces de Vísperas).
“... me alegre con la alegría de
tu pueblo, y me gloríe con tu heredad...” (Salmo 105).
“... pedid y recibiréis, para que
vuestra alegría sea completa...” (Del
santo Evangelio según San Juan).
“... tus acciones, Señor, son mi
alegría, y mi júbilo, las obras de tus manos...” (Salmo 91).
“... el justo se alegra con el
Señor, se refugia en él, y se felicitan los rectos de corazón...” (Salmo 63).
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Últimos años en el campo:
Ya me gustaría ser un buen reportero, y
mostrarles cómo se vive en el campo; un campo en guerra contra el cabildo.
Exactamente, contra el miedoambiente y el seprona. Los campesinos, están
cansados de tanta muerte, de tanta vigilancia, de tanto drama. Sobrevivir en
medio de esta más que triple guerra, no es nada fácil. Es, vivir en la
contradicción, en el horror y en el caos. Son muchos, los que viven después de
haber intentado el suicidio; pero al fin se arrepienten, aunque han estado a
punto de hacerlo. Y es, o sería el último viaje. Ya es grave, tropezar con las
botas de uniformados, vayas por donde vayas, y vengas por donde vengas. Con
botas militares y gafas negras, ocultando la mirada, y cambiando de cara, por
si se los encontrara de paisano, escapar de tanta venganza y odio acumulado.
Siempre hay unos anteojos que te acechan, un helicóptero que te fotografía, un
vecino que te denuncia para igualarte a él. Y te caen, como las moscas a la
miel. Pero, ¡tranquilo!; no hay rebelión alguna, tampoco revolución, por más
heridas que den al campo y al campesinado; por más, que gravemente tengan al
personal, que está atado, encerrado, encarcelado. El campo, desierto de
campesinos, lleno de uniformados. El campesino, arrinconado. Nadie se opone;
todos tragan, y callan. Algunos, huyen, se van, se marchan, se rinden. El
cabildo solo alumbra oscuridad, persecución, prohibición. Ya sin economía, sin
comercio, sin política, sin cultura (agri-cultura). Son
unos fanáticos, que no dan el brazo a torcer; al contrario, cada vez aprietan
más la tuerca. Hay miedo, mucho miedo y hasta terror. Es de locura
(esquizofrenia). Nadie se atreve ni arriesga a plantar nada, no se hurga la
tierra, para nada; eso sería delito, arrancar alguna hierba –todas- protegida.
Es, como vivir en un infierno; eso ya no es vida. Son violentos, y abusan del
uniforme; vienen con leyes, decretos, normas, boletines, etc., etc. El
campesino es ninguneado, parado, aquietado, subyugado. No se le respeta, por
más años tengan de vida. ¡Cuántas cosas –tradiciones- perdidas en el campo
estos últimos años! ¿Volverá alguna vez a resurgir, tanto perdido?, ¿será
posible? Ya, no será lo mismo, ni igual; ni parecido (y no mejor, seguro). El
campo se borra, se está despidiendo. Hay que decirle: ¡adiós, adiós! Ojalá se
regrese al campo, y no para cuando ya sea demasiado tarde. Entonces, habría pan
en las mesas, y la familia unida. De lo contrario, una cultura de varios
siglos, se pierde; sin que nada avance, sino todo lo contrario: regresemos a
épocas cavernales, primitivas, exploradores de lo desconocido y por aprender, sin
que haya quien enseñe tradiciones, costumbres, sabiduría, experiencias, etc.
Desaparece la Historia. No hay periodismo ni investigación crítica. La política
esta ciega. Se acaba todo lo bueno: espiritualidad, principios, valores,
obediencia, respeto, etc. Estamos a las puertas de un drama sin precedente.
Perdemos lo mejor de la gente (naturalidad, hospitalidad, sencillez, etc.).
Desaparece tanto, todo. Y no se debate el asunto, callan cobardes; lo
silencian, como si nada pasara, y va a pasar de todo. Y, cuando el campo se
despide; un servidor, quisiera darle la bienllegada o la no retirada.
El Padre Báez.
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