Lo que se ha dejado atrás.
Andan con los cincuenta años de turismo, pero a costa de haber dejado atrás, la agricultura y la ganadería, las mismas, que nos han traído a la pobreza actual junto con el paro y el hambre, que les acompañan.
Desde entonces, el proceso lento –hasta el presente, donde se está dando las últimas boquiadas- de desconstrucción, de lo que durante siglos y siglos, se fue haciendo poco a poco.
Con ello, se acabó aquella paz, junto con sus valores, principios, virtudes, tradiciones, etc., metiéndonos en los problemas antes señalados y no los únicos. El gran tabaibal, ha perdido el camino, y lo malo es, que no vuelve a la senda dejada, aunque hay huellas claras que seguir.
En este medio siglo, se ha desaparecido lo que teníamos desde siempre, y para siempre nos valía; pero, nos lo cambiaron por unas aves de paso (el turismo), y ahora ni una cosa, ni la otra.
Ahora mismo, somos los más pobres del entorno europeo; no tenemos cultura, ni materia prima, ni trabajo, solo carnavales y fútbol; pero ni uno ni otro da comida, sino que nos distrae del hambre.
Tenemos la mejor tierra y el mejor clima del mundo, pero tenemos los peores políticos del planeta; tienen todo la basura protegida, y prohíben –y castiga al que desobedezca- tocar la tierra, tanto a animales, como a personas.
En otros tiempos, dimos de comer al mundo; ahora, el mudo nos manda la comida que nos arruina, y nos mata. De día en día se estropea más y más las condiciones de vida. La población, anda desconcertada.
La pobreza galopa y cada día es mayor el número de los que pasan hambre. El turismo, solo ha traído cemento, y el cemento –es muy duro- no se come. La pinocha, el fruto de los pinos –lo único que planta el kabido-, tampoco.
El ejército de miedo (o medio) ambiente, tiene por enemigo a todo campesino, ya se dedique a la agricultura o a la ganadería. Por tanto, no se explotan las posibilidades y riquezas de estas tierras, cada vez más en manos extranjeras.
Nuestra dependencia del exterior es total y absoluta; nada producimos, sino basura o desechos, y no tenemos ni basureros (vertederos); que por otra parte, todo eso se reciclaba cuando había sector primario.
La súper población inactiva, es –y va a ir a más- una fuente fuerte de conflictos. Los políticos, no escuchan al pueblo y llaman a eso “democracia”. Hay una gran desestabilidad.
No, no avanzamos; retrocedemos. Cada vez, hay menos seguridad. En educación, vamos a la cola. En alcohol y droga, en cabeza. Todavía quedan antiguos campesinos, pero no se les hace caso, como si no existieran.
Se ha cambiado perros por cabras; acebuches, por olivos; pinos, por castañeros..., en los campos, antes: campesinos; ahora, en el campo: ejecitos uniformados varios (del gobierno, del cabildo, bomberos [en lugar de ganados], etc.).
Si alguien tuviera la tentación de volver a la tierra, el medio (o miedo) ambiente del kabildo se lo prohíbe, lo castiga, lo multa, lo mete en la cárcel..., y algunos se suicidan ante persecución tan cruel e inhumana.
Parece no hay otra alternativa sino al de coger la maleta y salir; sin saber a dónde. Tenemos recursos naturales, y no nos los dejan ni tocar. Ellos, tampoco lo hacen.
Gobierna la corrupción, solo se ayuda a la familia, y a los amigos..., si esto no cambia es imprevisible el futuro, pero nada halagüeño. Se resquebraja la paz social, hay atisbos de violencia, de desesperación, de angustia...
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