-¿El periódico?
-¡Eso es propaganda!
Sucedió, que este buen hombre, llamó a la emisora, ¡vamos tocó al timbre!, y toda vez que a las 8,30 todavía no hay nadie por allí, salvo un servidor, que para preparar mi diario programa de “¡Buenos días, Padre!” (Radio Aventura. Siglo 21 [FM 107.8]), repaso los periódicos por si hay algo digno de comentar..., que entra el buen hombre, sencillo, espontáneo, sincero..., ¡como es la gente de este pueblo!, que lo saludo, que charlamos sobre su temprana visita, le digo que espere, y que para que
no se quede solo en la antesala o mostrador, le digo me acompañe al estudio, al locutorio, donde le echo un vistazo al periódico a la par que seguimos hablando, cosa que hacemos, hasta que comentando un servidor, que el periódico (ya había visto el otro), no traía nada importante, ni digno de comentar, a lo que el bueno de este señor, va y me larga, la mejor definición, que jamás antes había escuchado de la prensa escrita, de este llamado medio de comunicación (y mira que uno, estudiante en Sevilla, de filosofía, recuerdo que viniendo de Córdoba a la ciudad de la Giralda, fuimos testigos de un accidente mortal –en el coche veníamos dos canarios, y dos andaluces- y fue el caso, que al día siguiente, en el recreo, uno de los sevillanos, de nombre como un servidor, contaba al resto de los compañeros el accidente que el día antes tanto nos había impactado, y en esto, que llega el otro canario –de Agüimes él- al grupo, y escuchando el relato de uno de los testigos del accidente, y sin saber se trataba de lo que juntos habíamos presenciado, y creyendo se trataba de otro accidente distinto, pregunta ingenuamente que dónde y cuándo había ocurrido lo que contaba, y extrañado le dijo: “pues, ¿no lo vimos ayer?”, a lo que el canario dijo: “¡Ya, mientes más que el periódico!”, pues nada se parecía a lo que los cuatro habíamos visto. Pero desde entonces, estudiante, me quedé con esa expresión (mientes, más que el periódico), pero, en esta ocasión...), volviendo al locutorio de la radio citada, el señor que me acompañaba, con referencia al periódico (tenía los dos que habitualmente leo a diario [a veces también, para estar bien informado El Día], va y me larga, con la mayor de la naturalidad, y convencidísimo, con aplomo y autoridad, lo de: “¡el periódico, no es sino propaganda!”.
Pues, por mi parte, no digo más, ni nada más comento. Lo dejo en lo dicho, sin más. Saque cada cual su propia conclusión. Ante la sabiduría popular, nada tengo que añadir o decir; en todo caso: ¡Así es (o “amén”)!
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