¡Así era el canario!;
¡así es el tabaibero!
Pongámonos cincuenta años atrás; pero podemos verlo desde hace seiscientos años, o más. Éramos protagonistas. Al presente, sufrimos la crisis mayor que se conozca. Si se hiciera la película de nuestra historia, no habría personaje que superar al nuestro. No hay cultura, que haya engendrado a nadie mejor. La cita está en Le Canarien (1402). Pienso, esa imagen se desconoce. Nadie con mayor luz, nadie más ricos; nadie con tradiciones mejores...
La arqueología, es testigo de ello y la memoria oral. Habría que deshacer el camino andado, y no encontraríamos elegancia mayor (la cita –repito- está en Le Canarien [1402]). Canarias entonces, se negó comer de Castilla, durante un siglo. ¡Eso es resistencia! Pero, vengamos. Mantienen en misterio los hechos, solo conocemos retazos. Ruidos y furia (rabia y odios). Aquellos rubios morenos; los portugueses. Sevilla. Doramas... ¡y mucho secreto!
Estamos en crisis (no me refiero a la económica). Tenemos crisis histórica (¡y otras!). No nos han contado nuestra historia (nos lo han quitado todo, todo [¡hasta las raíces!]). Hemos quedado, sin esencia. Y ese es nuestro verdadero drama. No progresamos. Somos buenos de carácter. Antes, tan belicosos; y ahora, no damos pasos. Vemos fútbol, y nos disfrazamos de máscaras (¿cabe mayor ridiculización y desprestigio?).
Pensando en el futuro, lo que fuimos, ¿de qué vale? No hay trabajo. Esto, no es vida. No hay proyectos. Pasa el tiempo. Todo ha cambiado. Lo de hoy, no se parece nada a ayer. ¡Tanto se ha cambiado! Y no para mejor. No se tiene conciencia de ser lo que somos (o fuimos). No sabemos quiénes somos. Bastaría mirar al pasado, a nuestra infancia. No hay felicidad. Habría que pensar más en el pasado...
En el mundo, somos un conflicto. Nos hemos quedado sin alma. Nuestra vida, no tiene salidas (a no ser que rompamos amarras). Estamos en lucha (por sobrevivir). No hay trabajo. Solo nos queda la socarronería. Somos una caricatura de lo que fuimos. Hemos perdido el humor, tan necesario. No hay vuelos.
No buscamos. Hemos perdido profundidad; desconocemos lo que nos aguarda. Se acabó el respeto. Se ha perdido la tradición. Y somos los herederos de la mejor historia. No somos conscientes del legado que mal nos lo conservan y destrozan. Nos han conquistado y seguimos conquistados. Sin educación. No se piensa; nos piensan (piensan por nosotros). No defendemos el sector primario...
El Padre Báez.
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