Guarida de RATAS:
El título de este comentario no es de un servidor, sino que lo hago mío. Recibí un correo, que así lo dice, y que por mi parte simplemente lo amplío. Me gusta porque sabido es, que las ratas lo comen o devoran, destrozan y acaban con todo, y encima –buen retrato- se esconden, y ocultan, para hacer daño, andan al acecho, y atacan a traición. Me parece imposible comparar mejor la labor del kabildo y su miedo ambiente. Pero antes, lean, lean lo que alguien me dice (o dice):
“guarida de ratas
Consejería de miedo sin ambiente, y que se destine el presupuesto de esa guarida de ratas, a los agricultores que están agonizando a causa de la sequía, ¿es que tienen que desaparecer los pocos que quedan, para que luego vayamos al grano...???
¿Cómo es posible que esos que hablan de independentismo, no empiecen a barrer por su casa?, pues el primer paso sería romper el insularismo colonial y exigir la inmediata disolución de todos los kabildos.
Exigir la reforma de la ley electoral de Canarias, para que un voto en el Hierro o en La Gomera tenga el mismo valor que el Tamarant o Lanzarote...
Exigir que se suspenda la R. I. C. para acabar con el fraude fiscal y que hay dinero para invertir en agricultura, fuera el R. E. A., ni un céntimo más para los mercaderes”
Por supuesto, obvio los párrafos 2º, 3º y 4º, y me quedo con el primero (no que no esté de acuerdo con ellos y su contenido, sino que para no salirme de la línea que sigo y que traigo desde siempre, me voy a centrar, en lo que considero es prioritario):
“Consejería de miedo sin ambiente, y que se destine el presupuesto de esa guarida de ratas, a los agricultores que están agonizando a causa de la sequía, ¿es que tienen que desaparecer los pocos que quedan, para que luego vayamos al grano...???”
Me es grato, asuman la consideración real del medio ambiente, al cual el pueblo, le tiene mucho miedo, y de ahí el cambio de denominación, de una consejería que en lugar de ayudar, está colaborando en terminar con el sector primario, al perseguirlo de día y noche, un día y otro, y así fijo de forma tal, que ya se cuentan sus crímenes (indirectos), al suicidarse muchos de los acosados, por sus multas y sanciones, faltos de toda justicia y fruto de un abuso mayúsculo sin parangón, y sin que haya motivo para ello (con la de billones –y es un ejemplo- y billones de retamas que hay, y que nada aportan [en otro tiempo, para estiércol]), ¿hay una explicación, que por cortar unas ramas, que estorban al paso por un camino, te pongan 5.999,01 euros de multa?).
Que hayan presupuesto, para perseguir, castigar, vigilar e impedir cualquier acción tradicional y mundial (cultivar y cuidar del ganado), es algo que no se concibe en una cabeza bien amueblada, ya que una consejería que no apoya al sector del cual debe ocuparse y favorecerlo, ayudando, colaborando, aconsejando, explicando, etc., cobre para reprimir y extinguir, no es de justicia, sino de demencia, de locura o esquizofrenia. Los que en esa consejería cobran, no deben percibir ni un céntimo de euros, dado que su “trabajo” consiste en acabar con lo que deben promover y defender. No merecen sueldo alguno, sino el despido inmediato, y la desaparición de eso, y de quien lo ampara (el kabildo).
Lo, de la agricultura (y ganadería) que agoniza, es tanto como decir, está en las últimas, y va a ser imposible, perdido el eslabón, pueda tener continuación, o revitalización. El sector primario, prácticamente ya está desaparecido. Lo que queda, es residual y testimonial, y allí donde quede un residuo, es el objetivo donde el miedo ambiente tiene puesto sus ojos, y libreta de sanciones. Pues de ello y ellos vive ese colectivo, y toda vez que la crisis hace que algunos vuelvan al campo, se están forrando, y llenando las arcas, al pillarlos desprevenidos e ignorantes de una legislación medioambiental absurda y asesina o criminal (por los resultados, ya demasiados), están al acecho y caza de cualquier despistado, para castigarlo aún más en su pobreza y desgracia, con nuevas multas.
Lo de la sequía, en eso no estoy de acuerdo, pues por más agua que lloviera y tuviéramos, la cosa no iba a cambiar. La agricultura, no es cosa del agua, sino del miedo al medio ambiente, que la entorpece y no deja plantar, ni limpiar, ni arreglar, ni vallar, ni reparar una pared, ni pasar una acequia, ni hacer un arrimo, etc. ¡Es, que no te dejan hacer nada de nada!; ¡todo lo que hagas es motivo de sanción! Pienso que al amable autor del escrito, se le pasó ese detalle, y conociéndolo sé que está obsesionado por el agua, como si no le bastara la del tiempo, pues pretende regar en agosto, con agua a precio de regalo, y así, así no, que también hay agricultura de secano, pero es que no te dejan trabajar en ninguna.
Lo de desaparecer, está más que claro, clarísimo; ya no se ve, ni por equivocación –salvo con mucho miedo y pagando multa- a alguno en los menesteres del campo (agricultura y ganadería), que no esté pensando en cerrar su “negocio”, del cual viven los que no dan golpe ni los dejan dar. Se acaba o termina la profesión más bendita y bonita; la de siempre, desde que el mundo es mundo, y se acaba, porque quien tiene la obligación de ampararla, en lugar de llevar a los quién sea a ver una explotación, pastor o finca alguna, lo desvía a una granja simbólica y ridícula –la propia o del kabildo-, con la que tratan de engañar mostrando lo que hacen, que no deja de ser una minucia o una gota de agua en un mar inmenso, es decir nada. Cuando lo que queda aún, porque se resisten, le dan palos de muerte con sanciones y multas, que no cesan, pues viven y cobran de eso.
¿Y a qué grano se va a ir, cuando ya no queden testigos de una sabiduría que se pierde con la muerte de los ancianos, sin que el cabildo ni nadie se ocupe de preservar, retener y aprovechara tanta cultura? Luego, habrá que empezar de cero, empezar a descubrir, sin llegar a acertar, cómo, cuándo cuánto, qué, de qué manera o modo, etc., etc. Se está perdiendo el enganche de varias generaciones que se cortaron en su día por el cemento, el turismo, el miedo ambiente, el kabildo, y la laguna ya es casi insalvable. Cierto, que queda un resto, pero ya sin fuerzas, y al borde de la muerte, con lo que ya, poco o nada pueden enseñar. Eso sí, dan muchos cursos, cursillos, charlas, etc., pero, “¡leche cacharro!”, que decía el otro.
El Padre Báez.
Nota, puesto que me piden esto, esto haré, pues me cuesta poco, en lugar de pisar la tecla de la “c”, lo haga a la letra “k”:
Buenos días Fernando:
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