viernes, 5 de octubre de 2012

Cabras...

Cabras amenazadas:

Mamíferos que se han adaptado al medio, y son la imagen más bella de la isla, si se las soltaran. Tienen una inteligencia y memoria prodigiosa. Ellas, limpian el campo de maleza y de hierbas, transportan el polen y la semilla y son las mejores reforestadoras y guardianas de la flora autóctona y toda. Víctimas del olvido de los políticos, estos animales corren grave peligro de desaparecer.

Desde que abrí los ojos a la memoria, lo primero que recuerdo es jugar con los baifitos; su balar me es tan familiar, que me parece la mejor música; y si era para mi padre su dios (no digo Dios), para mí, su hijo, son lo mejor que me enseñó: a amarlas, quererlas, defenderlas, alimentarlas con lo mejor, proporcionarle agua y sol. ¡Oh, aquellas chozas y pesebres! La leche, el queso, la carne, el estiércol...

Las había por todas partes, y no había familia sin ellas. Se decía, eran las vacas del pobre. Las había: rucias, harduas, mochas, murgas, bermejas, etc. Para ellas, lo mejor de todo: sementera, millo, pitas, tuneras, ramos de todo, escobones, hojas de todo, lechugones, cerrajas, teheras, retal, azucareras, cerrillos, etc.

La isla, sin ellas, ya no es lo mismo; son lo mejor de nuestra Historia, fueron la economía. Habría que conservarlas; y sin embargo, las están enviando a Venezuela, al Senegal..., las están desapareciendo, y no hay queso como el del tabaibal dado el clima y la tierra, a pesar de comer comida de fuera, y tenerlas de año en año a la sombra.

Perros, se pueden tener hasta en las casas y alcobas de dormir; pero a las pobres cabras, tiene que estar retiradas casi un kilómetro de donde haya alguien viviendo, cuando en otros tiempos con-vivían pared con pared con las casas; y por las calles, de puerta en puerta, se vendía su leche, dejando las cagarrutas por las aceras. Y hasta en las azoteas las tenía muchísimas familias. Con ellas, no habría hambre posible. Pues las echan a otros continentes y nos pasará como con el tomate y marruecos.

Las nuestras, dicen los científicos, son las mejores del mundo. Están amenazadas (si un cazador ve una asilvestrada –los mejores ejemplares- las puede matar); las de explotaciones, se enferman por falta de sol y por comidas y piensos extraños, en lugar del pasto que no te lo dejan ni tocar (protegido).

Es tal la capacidad de alimentarse, que en Fuerteventura –fui testigo en el año 1980- comían polvo o tierra. En verdad, comen el musgo invisible de las piedras. Parece comen tierra. Se reproducen si están bien cuidadas dando hasta seis crías en un parto; algunas veces, cinco; normal, cuatro y tres casi siempre; rara que de dos, y casi ninguna, una.

Con ellas en su ambiente –sin el medio ambiente- imposible hubiera incendios; con ellas, sobran bomberos y helicóptero o hidroaviones. Su mundo ideal son los riscos, es el hábitat preferido. Sin ellas, la leche, como dijera un niño preguntado de dónde venía dijo que de Asturias. Sabido es, que son muchos los incapaces de ordeñarla por no saber. Su estiércol, es el mejor del mundo (ecológico cien por cien).

Habría que conservarlas, y multiplicarlas; no deben desaparecer. En los últimos años, han descendido grandemente el número de las mismas, y cada vez hay menos (acosan a los pobres pastores; el lugar donde se hace el queso ha de ser como un quirófano, y la pastora vestida de enfermera, con guantes, cofia, uniforme, etc. ¡es, una pasada! Y nada digamos de la visita del veterinario, seprona, medio ambiente, etc. Los acosan y aburren. Los multan sin consideración, no les dejan hacer, ni tocar nada; los vigilan, cuales si fueran delincuentes...

A pesar del servicio que prestan, están amenazadas, desaparecen, descienden. Ya las superan en número los perros; los que en otro tiempo, estaban en función de los ganados (incluidas las cabras); ahora sin ellas, están gordos y obesos, y los hay que ni pueden caminar de solo estar echados. ¡Qué distinto el inteligente perro de los pastores, que guían y cuidan del rebaño!

¿Qué pensar de un gobierno, que no las citan, ni por casualidad, y no hay programa político alguno, que las contemplen? Nada se hace en orden a conservarlas. Solo, las cuatro que quedan las exhiben en las fiestas, cual número que llena los actos, y las mira con asombro el populacho.
Se salvan pardelas y tortugas, pájaros azules y gatos, pero no a la productiva cabra, que inseparable de nuestros antepasados, caminaron a la par por el decurso de los siglos.

Cuando en 1402, llegaron los normandos a estas islas, las encontraron con los guanches, ya que los romanos las introdujeron en cada embarcación de canarii, para que sobrevivieran, y hasta se vestían de sus pieles y amortajaban a sus muertos con ellas. Eran su sustento y mayor y mejor profesión: pastores (incluido el Guanarteme).

Nunca una cabra hirió a nadie; nunca ataca al hombre. Es un animal pacífico, humilde, hermoso, etc. En Amurga, N..., el único pastor que quedaba por el contorno, me contó que en su infancia compartía pastos, con hasta catorce pastores más; ahora, él, multado por matar según uso y costumbre un baifo, denunciado por un mal vecino, deja el ganado porque la multa es algo tan demasiadamente grande que vendió las cabras, para odre hacer frente a la sanción (debía haber llevado el baifo a sacrificar, según no sé dónde, qué y cómo). Lo cierto, que la última vez que fui por las Cazoletas, no vi rastro alguno de dicho pastor y ganado (ambos desaparecidos). Información llegada, me dice dejó el rebaño, por la multa tan enorme y que para pagar, tuvo que vender el ganado todo, y así y todo no cubrió con ello la multa con el dinero de su ex-rebaño, y tuvo que buscarlo por otro lado entre familia y amigos (no supera los cuarenta años, y uno más al paro, y al hambre).

Así es, cómo se acaba con la profesión más antigua, que nos llegó de mano de los guanches, y se ha mantenido hasta nuestros días, en los que están desapareciendo, por episodios como los contados y otros, como el tenerla a base de granos, pastos y piensos traídos de fuera, porque no les dejan probar absolutamente nada de lo que esta tierra, tan abundantemente produce como alimento para ellas. Con su desaparición se puede predecir una autentica desgracia y una ruina medioambiental. Las autoridades, deben implicarse en su defensa y expansión. Muchas familias saldrían del paro y del hambre con ellas. Hay que conservar las cabras, y frenar su lenta y continua disminución. De lo contrario, ¿qué es eso de la biodiversidad, si no?

Cierto, que algunos intentan, con poco éxito el volver a las cabras, por mor del cabildo que tiene desplegado un auténtico ejército –llamado medio ambiente, y ayudado por el seprona- que los persigue y castiga, salvo que las tengan escondidas, pero que a la larga siempre hay quien delate a estos animales, o ellas mismas, por sus balidos y presencia; les caen encima como plaga, y ¡multa que te pego! Antes, las marcas en las orejas; ahora, unas bolas de aceros en sus panzas...

No hay programa de educación alguno, que contemple la formación de pastores y la educación del cómo cuidar de ellas; aunque sobra clases y profesores, mientras quede algún anciano con sus dos cabritas, porque con su taza de leche y gofio, y acondutado con el queso, hay salud, longevidad y acción.

No, la cabra no es noticia; a pesar de obtener de ellas –las nuestras- los mejores galardones o premios por su fruto –el queso- a nivel mundial, pues ¡ni por esas, reaccionan a favor de su defensa! Las tenemos en peligro de extinción, y no se recupera la cabaña cáprica o caprina, sino que se la persigue. Ellas, nos dan trabajo, comida, paisaje...

El Padre Báez.

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