AF3:
Y dijimos, recordando algo de lo dicho al principio (Af1), que la gran aportación de África al cristianismo universal (o catolicismo), fue precisamente el monacato, donde en el retiro, dedicados a la contemplación surgió la ascética más elevada de la Historia de la Iglesia, y ello en plena naturaleza. Sobresalió este género de vida consagrada en el Alto Egipto -a ver quien duda de la conexión de los canarii con Egipto-, en torno a la gran ciudad de Tebas. Para quien quiera profundizar en este tema, le recomiendo consulte y lea el libro de John Baur: “2.000 años de cristianismo en África”, donde dice que el monje Pacomio, albergó a 9.000 monjes, a los que enseñó un oficio, a leer y a escribir, ya con el lema “oración y trabajo”. ¿Ningún canarii pasó por allí?
Pero, demos un salto en la Historia: los cristianos de África, tuvieron que hacer frente a las persecuciones, y en ello la fortaleza de la fe que tenían. De ahí, tantos santos, como los que tiene la Historia de la Iglesia en África. Pero esto ocurre ya desde el principio o antes del cristianismo, pues la provincia Cirenaica -aparte del cireneo que ayudó a a llevar a Jesús la cruz- fueron muchos los del lugar, los primerísimos cristianos, y entre ellos muchos fueron testigos de Pentecostés. Y muchos se hicieron cristianos, entre otros un famoso Lucio, que ayudó en la fundación de la Iglesia en Antioquía.
Todavía, no hemos nombrado al gran Tertuliano, que nacido en Cartago, a mitad del siglo II, y que murió en el 240, con sus muchos escritos demostró, que en África existía una numerosísima comunidad cristiana (les ahorro texto, para no cansar, y es lo que he hecho siempre: simplificar, porque de lo contrario, les llevaría muy lejos, pero dejo eso para eruditos y de forma personal [que no me olvido, escribo para el gran público]). Y así durante el reinado de Cómodo (180-192) sufren martirio los primeros cristianos africanos. Doce de ellos, son precisamente de la ciudad de Escila, al norte de África, pues se negaron ofrecer sacrifico a los dioses, y no renegaron de su fe cristiana (los llevaron a Cartago, presos ante el procónsul Vigelio Saturnino).
(Dando saltos): Cuando el emperador Septenio Severo (193-211), la persecución en el norte de África fue furiosa como pocas, y entre las martirizadas están las ilustres santas Perpetua y Felicidad, entre otros mártires; dicha persecución alcanzó a las provincias de Numida y Mauritania,e incluso llegó al Egipto meridional. El antes citado Tertuliano, habla de “millares de cristianos” que sufrieron la dicha persecución.
El Padre Báez, que se ocupa de una verdad de Perogrullo, que por silenciada y desconocida, no por ello es menos cierta, como lo prueban los datos que van saliendo y la inmensidad de ellos por salir: ¡tiempo al tiempo!, que vamos despacio, pero firmes.
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