(296): ESTUDIANTES DE ARQUEOLOGÍA
Ya se, que si hay algo inadecuado, es precisamente, mandar a trabajar a un estudiante -salvo excepciones- a trabajar en verano, en periodo estival, o en verano; pero no es el caso, sino que precisamente, porque están de vacaciones, es por lo que pudieran hacer algún trabajo de arqueología, que al fin y al cabo, les es propio,y están en lo de ellos.
Pero, ¿y estudiantes de arqueología?, ¿cuántos?, ¿dónde?, ¿quiénes? Nuestra comunidad tabaibera tiene de todos, pero ¿también estudiantes de arqueología?, ¿dónde, que no se les ven por ningún lado? Pero ya pudieran existir, para ellos, no faltarían iniciativas. Por ejemplo, creo, que nada le gustaría más a un estudiante de medicinas, que hacer prácticas, y digamos esto de cualquier profesión.
Pues, ¿y por qué no -por ejemplo- que aprovechen el largo y caluroso verano, un par de meses, en hacer algún trabajo, tipo excavación, investigación, exploración, restauración, etc.?, ¿por que no una ayuda o colaboración en alguna tarea afín o propia del gremio y profesión que estudian, como ejercicio y como práctica?
Tanto el Museo, como la Universidad, el cabildo, el gobierno, etc., debieran aprovechar esa fuerza parada en verano, y hacer que las vacaciones, sean más divertidas y eficaces, haciendo aquello que les gusta y beneficiando al patrimonio, siempre que hayan profesores que supervisen y vigilen dichos trabajos, que en todo caso, sería ya un estímulo profesional para unos y otros, sin más paga o cobro, que el auto-beneficio de profundizar y ensayar en lo que pueden hacer después profesionalmente.
De esta manera, los estudiantes de arqueología -si es que existen-, además de pasar un verano diferente, pueden encontrar, o intentar buscar piezas, que puedan enriquecerlos a ellos culturalmente y al patrimonio en el aumento de sus bienes. De esta manera, las puertas se les abren con más facilidad, a los que se dedicarán a ello de por vida y por vocación.
¡Cuantos poblados se pudieran limpiar, cuantos yacimientos por excavar, cuanto material por aflorar, y todo ello de manos de los futuros profesionales, que con gran satisfacción, haría las prácticas de su carrera estudios! Se pudieran formar equipos o grupos; que continúen en trabajos abandonados o dejado a medio o sin iniciar; y al tiempo que siguen en lo que les es propio, podrán ensayar métodos, y hacer comprobaciones y demostraciones, por parte de profesores y alumnos.
Trabajos, que les van a capacitar más y mejor en sus aprendizajes, en una profesión donde la práctica el fundamental, y más que aulas, hace falta pisar terrenos, yacimientos, lugares arqueológicos, etc.
El Padre Báez, que aprovecharía el verano, con los estudiantes (o aficionados [o voluntarios]), para ocuparlos en lo que después va a ser sus trabajos o menester, siempre que sean guiados, por profesionales experimentados, y donde vayan poniendo en práctica lo leído en libros o explicado en las pizarras, y así poder avanzar en la arqueología, que vive el letargo de un a larguísimo verano que no acaba...
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