La otra, echa al personal a la calle; pero, en realidad, es que ya casi no hay pobres. Y ello, porque son tantos los barcos cruceros, que los turistas, nos dan de comer; cada turista que llega al puerto, baja con una bolsa de comida para los pobres; ahora, los pobres, no van por las parroquias o distintas casas de Cáritas, sino que van directamente al puerto, y reciben allí la ración de comida extranjera. Los turistas, nos van a sacar del hambre, de la crisis, y del paro. Las colas que antes iban a Cáritas, ahora se forman en el Puerto, esperando a los turistas caritativos, que bajan, con bolsas llenas, y repiten, para darnos de comer.
Aquí, tenemos agua, tierra, semillas, ancianos que conocen el oficio, pero no plantamos nada (salvo pinos y acebuches, que dan recina y aceite de la buena), no cuidamos animal alguno (¡qué asco!, "semos mu finos"), y esperamos, los turistas, nos traigan de su agricultura y de su ganadería, y nos den de comer. Y ellos, son los que van a resolver la economía política. Ya nosotros, salimos de la crisis, porque vuelven los barcos cruceros, y los turistas, son muy generosos, y vienen a matarnos el hambre. Es una gozada, verlos llegar, trayendo bolsas de comida, para los pobres; y una maravilla, ver a los pobres en fila, esperando a los barcos, y a que bajen los turistas buenos a darnos la comida regalada.
¡Oh, qué seríamos nosotros, sin el turismo! Nos moriríamos de hambre. Los ricos turistas de los cruceros, nos salvan de morir de hambre; son tan generosos, que son como templos o iglesias flotantes, que vienen a salvarnos, a darnos de comer. Ya sobran las Cáritas de los curas, que como somos laicistas, aconfesionales, ateos, indiferentes y pro-mahometanos y budistas, los nuevos "religiosos", comparten con nosotros sus riquezas. Ya casi, podemos vivir de brazos cruzados, porque los cruceristas, nos dan de comer. Gracias a ellos, ya no hay paro, y la crisis, se acabó en Canarias. Somos el objetivo mundial, y nos traen de comer de todas las partes del mundo, y gratis.
Nos regalan la comida, que ellos cultivan en sus países, nos traen el fruto de sus animales y de sus industrias. Nosotros, no tenemos sino que poner carita de pena, y extender la mano, y darles las gracias, con un gesto de veneración, casi adoración. Somos, los pobres pajaritos ("canarios" para más señas), a los que enjaulados -no nos dejan tocar la tierra el Miedo Ambiente, ni tener una cabra- que nos traen la comida, al pico (los padres pájaros turistas). ¡Qué bueno, y qué alegría, y cómo esperamos con avidez, llegue por la punta de la Isleta, el carnaval y los turistas con la bolsa de comida para los pobres! Toda la capital y gentes del interior, ¡p´al puerto!
Ya no hace falta ir a las grandes áreas comerciales; ya nos traen la comida, sin gastar nosotros dinero. Ahora, la salvación -alimenticia- ya está asegurada. Mientras vengan barcos con cruceristas -no confundir con cruciferistas- no nos morimos de hambre, y llenamos nuestras despensas, y tenemos de reservas, porque son tantos los barcos, y tantos los turistas ricos y buenos, que nos van a tupir a comida; algunos, hasta nos dan dinero, para pagar el agua, la luz, el teléfono, los disfraces de carnaval, el paseo para ver el campo verde y las presas rebosando, y ... ¡p´todo! ¡Qué suerte la nuestra!: tener turistas que nos evitan pasemos hambre y que todo el mundo coma y trabaje, y se acabe la crisis. Somos unos privilegiados de los dioses (no digo "Dios", sino "dioses"); es que somos ya panteístas.
Cáritas, va a cerrar sus puertas, porque los barcos hacen ahora, lo que antes hacían los cristianos (católicos, para más señas y precisión). Ahora, sí que se acaba con la Iglesia. Ya no hay razón de ser, ni de existir: ya se acabaron los pobres (bueno: pobres siguen habiendo, pero lo que pasa es que ya no pasan hambre, porque los turistas, a algunos, les traen hasta garrafas de agua; ¡vamos: de todo! Pues, que la salvación, nos viene por el mar (también por aviones, pero más por barcos). ¡Qué suerte la nuestra: vivimos sin trabajar la tierra, y sin ensuciarnos con el estiércol de los animales! ¡Que trabajen los turistas, y nos traigan sus réditos, y sus restos!
El Padre Báez, que sigue proponiendo se acabe el Miedo Ambiente, y dejen soltar el ganado y cultivar la tierra, como siempre se hizo; que los turistas (todo lo de más arriba es mentira), no nos matan el hambre, sino que si no trabajamos la tierra, entonces, sí que nos moriremos de hambre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario