Ahora que están los almendros en flor, y forman el mejor ramo de flores que jamás nadie haya hecho, basta subir a Tejeda, pasar por Ayacata (Hoya Cata, en decir de los pastores), venir por Tirajana, regresar por Valsequillo, llegar a Artenara, mejor si por Lomo Magullo arriba, atraviesa por La Breña y Cazadores, nos encontramos con este espectáculo de la naturaleza. Un auténtico regalo, de lo que es el retrato de Dios. Sí, porque El mismo lo ha dicho, y lo puede confrontar el amable lector, si coge la Biblia y la abre por el capítulo uno del Profeta Jeremías, en donde él mismo nos cuenta su vocación, y cómo Dios se le identifica con los almendros: “...así soy yo... (como la rama del almendro en flor)”, le dijo Dios a Jeremías.
Sucedió, que Dios –en la Biblia se lee Yahveh- llamó a Jeremías -como a cada uno de nosotros-, desde el vientre materno, y desde allí, ya nos ama (¡y antes!). Y antes de nacer, ya Dios nos tiene consagrados (como a Jeremías), al que le dice: “te hice profeta de las naciones –entiéndase: pueblo, barrio, lugar de trabajo, ambiente familiar, amigos, etc.-“. A lo que Jeremías responde –como nosotros -poniendo disculpas-, que si no estoy preparado, que si no se, que si esto o lo otro..., y en concreto Jeremías , le dice: “...soy muy joven, no se hablar...”. Y Dios (Yahveh) le dijo: “... no digas eso; irás a donde te mande, dirás lo que te diga, y no tengas miedo, que te doy mi palabra, estoy contigo...”. Y, después de tocarle los labios -con su mano-, Dios le añadió: “he puesto mis palabras en tu boca... te doy autoridad..., para que extirpes, destruyas, pierdas, derroques, reconstruyas y plantes”. Pero, después le vuelve Dios a hablar y le pregunta: “¿qué estás viendo, Jeremías?” Y este le contesta: “¡una rama de almendro!”. Y le dijo Dios: “has visto bien. Yo soy así, velador de mi palabra para cumplirla”.
Hasta aquí el relato de la vocación de Jeremías, si bien con alguna libertad, para abreviar y aclarar el texto, pero fiel en lo fundamental. Y nos quedamos con esa primera parte, de la última frase de Dios a Jeremías: “así soy yo (como la rama en flor del almendro)”. Y es posible, que en un mundo que ha dejado de ser agrícola, y la vida se nos ha urbanizado bastante, no caigamos en la cuenta, en la que sí cayó Jeremías, que entendió, lo que para nosotros pudiera ser a simple vista algo desconcertante, pues: ¿cómo va a ser Dios como una rama de almendro en flor? Pues está muy claro: sí, como la flor del almendro es la primera de las flores al ir por delante de todas las otras flores, que esperan a la primavera para florecer; la del almendro se adelanta y florece en invierno; es decir va por delante. Así es Dios, que va por delante de nosotros, abriendonos camino, guiándonos, ayudándonos, etc. Por eso, debemos obedecer el mandato de Dios, que nos envía (repásese el texto y consúltese la Biblia en la cita dada [Jer. 1, 1-11]).
De tal forma y manera, que de algún modo, nos encontramos con Dios, si salimos estos días al campo, y nos tropezamos con los almendros en flor. No lo olvides: Dios es así, va por delante de ti (como la flor del almendro que va por delante de todas las flores).
El Padre Báez, por si sales de paseo al campo, medites en este texto, y reflexiones acerca de cómo Dios, va por delante de ti. Motivo de alegría y seguridad.
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