Nada veo, por desgracia, la Universidad y el cabildo y a los que corresponden por cultura, historia, patrimonio y demás, se ocupen de la huella de los guanches. Nada veo hagan unos y otros, por recuperar y evitar la desaparición de cuanto nos dejaron, y que se borra y pierde con el tiempo. Nada veo se investigue al respecto, ni se trate de conservar lo que se tiene (o mal tenemos).
A pesar del peligro que supone la desaparición de yacimientos -por pequeños que sean-, no hay planes de recuperación y de mantener lo que tenemos. Y ello, a pesar del gran número de diversos yacimientos, que enriquecen nuestro acervo cultural y patrimonial. Tanto y tan distinto, que muestra un abanico enorme de variedad en cuanto a manifestaciones de nuestro arte primero.
Tenemos mucho y variado, pero no hay interés en conservar tanta diversidad y diferentes yacimientos, que están en el olvido y en la indiferencia, sin que la universidad ni la clase política muestren interés alguno ni en investigar, ni en conservar, dejado todo de sus manos como si de algo nimio se tratara, ni a ellos les tocara, siendo como es lo principal.
¿Por dónde y dónde los investigadores –entiéndase arqueólogos- y demás del ramo? ¿Dónde se publica –acaso- los estudios al respecto, o se muestra nuestra originalidad de restaurar con planchas de hierro, para su aprobado y aceptación? ¿Dónde ese listado de lugares en peligros de extinción o desaparición, o simple información sobre tanto material amenazado? ¿Cuándo el análisis científico, y los pasos dados de cara a actuaciones realizadas? ¿Dónde un plan para recuperar lo más urgente ante el deterioro de los mismos? ¿Quién exige a la administración cumpla con su deber al respecto (velar por el patrimonio arqueológico e histórico? ¿Dónde los análisis de los yacimientos encontrados y por aparecer? ¿...
Parece no interesa conocer nuestras huellas históricas, ni que se degrade lo que tenemos. Es mucho el trabajo por hacer –y nada se hace- ante tanto yacimientos y restos arqueológicos amenazados con la desaparición de los mismos. Hay que buscar y sumar cuanto está por aparecer. Hay mucho trabajo por hacer, y trabajo de campo (y no tanto de oficina y mesa –que también, en asuntos de laboratorio y demás-), para yacimiento por yacimiento, tener no una ficha, sino un dosier.
Pues dicho queda.
El Padre Báez, que observa asombrado, cómo desaparecen casas y lo que era un poblado y más...
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