La verdad amigos, que no sabe ya uno a quien pedir unan esfuerzos y voluntad, para limpiar los yacimientos de las dichosas y oxidantes planchas de hierro. Que la imagen que proyectamos al exterior es deprimente y de bochorno e incultura; que esto no beneficia al turismo –según dicen , el que nos va a sacar del paro y del hambre (¡yo creía, que eso lo conseguiría la agricultura y l a ganadería, pero...!)-, y tampoco redunda en la cultura de este cada vez más inculto pueblo (la última universidad de espakistania, y los peores alumnos de la misma).
Y, para colmo, tenemos una cantidad de directores, de cargos, de títulos, de encargados, de consejería, de personal, de gente, de..., que no dan un timbalazo al aire. Y es grave, que a nivel internacional, nada se sepa de la cultura guanche, que no aparece en congresos, en citas culturales, ni en actividad científica alguna (aquí estudian a las ballenas muertas y a los pájaros azules).
Es un deber de conciencia, proteger y defender nuestro patrimonio, porque pertenece al futuro, como al presente; y ponerlo al servicio de los ciudadanos y después del turismo también. Pasa, que nuestros yacimientos están sin puertas, y a pesar de ello están cerrados, cuando los millones de visitantes o turistas que por aquí pasan, ni se enteran y menos todavía los casi dos millones que somos descendientes de los guanches.
No se debe olvidar, esas estructuras guanches, son la expresión de nuestra cultura, ahí estamos enraizados (parece esto no interesa a espakistania), y hay que recordar siempre, que ahí está nuestra esencia, nuestra identidad. Y que se debe hacer algo, para que nuestro patrimonio sea conocido a nivel mundial.
Y cuando la crisis económica nos hace los más pobres de espakistania, raro es que -ciegos nuestros políticos-, no vean en la arqueología, la fuente que mana dinero, para salir de la miseria económica y cultural que padecemos. Creo, a pesar de ser “los más inteligentes del mundo” (confróntese Le Canarien: “Irán al mundo entero...”), falta imaginación, y sobran presupuestos para nuevas y más planchas de hierro.
El Padre Báez, que sin recursos multimillonarios, asegura saldríamos de esta situación, si desarrolláramos nuestra arqueología. A ver si se enteran.
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