¿Y nos las dan con queso el
cabildo?
¿Y nos las dan con queso el
cabildo? Con queso hecho con leche de tabaibas, porque con leche de
cabras que mata, como que no, pues que ahora, el cabildo que sufrimos o
padecemos va a formar filas con cuarenta aspirantes a ser agricultores, pero
viene con mentiras, porque a un agricultor se le forma poniéndolo al lado de un
agricultor, para que aprenda, pero no; los van a llevar durante un año a aulas,
a clases, a comerles el coco, a desviarlos, a liarlos, a engañarlos, y si no
vean, vean el plan en lo que consiste, a ver si al fin son agricultores o
plantadores de flores en jardines de orillas de carreteras (con algo de suerte o
enchufe), pero en paro. Pues que: no van a tocar el sector agrícola, sino la
posibilidad, no la realidad; dicen de perfeccionar la cosa agraria pero en
asuntos de gestión, burocracia, normativas y otras leches; saldrán del curso -de
un año de duración- en especialista de qué, que podrán –¿podrán?- o no conseguir
empleo –dicen literalmente-; dicen agricultura y se trata de jardinería,
apicultura, y la cosa ecológica, pero de agricultura-agricultura, ¡nada de nada!
Eso sí, cada alumno agrícola tendrá un tutor –que chupará del bote de 150.000,99
euros, que tiene la movida; los preparan para entrevistas por si algún
agricultor los contrata (¡están soñando, y jugando con los cuarenta aspirantes a
plantar flores), les informan sobre otros recursos si falla la agricultura, y
les explican lo del tejido empresarial (nada de coger una jose -hoz- o un arado
o azada); eso sí, les pondrán talleres, para buscar empleo, les enseñarán a usar
redes sociales (no de pesca), también les hablarán de legalidades y leyes,
normas y normativas de agricultura; ¡nada!, que van a seguir en el paro, pero
con un curso agrario, sin pisar terreno alguno, y sin haberse puesto al lado de
un agricultor, de entre los poquísimos que quedan aún plantado papas, coles o
lechugas, pues que como que todo viene de p´ fuera, ¿a qué viene sembrar trigo o
plantar millo, si es que ya ni vacas quedan, salvo las que tiran de carretas en
ofrendas de todos los santos y vírgenes habidas y por haber, con gentas más que
en Misas, o de arrastres con los que les joden las patas con curvas cogidas de
180 grados, a los pobres animalitos que pegan saltos de dolor al roce de las
cadenas con sus patas traseras, que acaban sangrando, sin que nadie defienda a
estas vacas y toros fuera de las plazas. Así, que -en serio- si usted quiere
tener la posibilidad –no la realidad- de un trabajo de jardinero, contratado por
el cabildo o algún ajunta y miento de la misma cuerda, haga el curso de 11 meses
–casi un año-, menos el mes de vacaciones, va a recibir la formación específica
para seguir en el paro, con un programa de actividad agraria, siempre que esté
usted desempleado, y quiera seguir en el desempleo, pero mientras usted se lo
cree y lo engañan como a un tonto. Pero ellos, los profesores –que no
agricultores experimentados-, ellos cobran, a costa de los 40 de Alí Babá y
los ladrones. Después el cabildo le ayudará a buscar empleo, no los emplea,
les ayuda, les informa y les asesora. ¡Qué
grande el cabildo que tenemos!, ¡viva el cabildo! ¡aplausos al cabildo!, el
mismo que prohíbe y multa toda acción agrícola en el campo, lo llena todo de
pinos y mata las cabras. Y ahora nos engaña diciéndonos va a formar a 40
agricultores. Debiera ser multado y encarcelado el cabildo por reírse del pueblo
y tomarle el pelo, ¡eso no se hace, hombre! Sean serios, de una vez, y defiendan
al agricultor, y permítanle volver a la tierra, sin multas y prohibiciones, y
ahora viene con cursos, ¿cursos de qué? ¡Qué cara tiene el cabildo,
Dios!
El Padre Báez, Pbro.
18-08-18
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