sábado, 4 de agosto de 2018

Cierto y verdad es, y no hace falta ser catedrático de arqueología...
 
Cierto y verdad es, y no hace falta ser catedrático de arqueología, para decir simplezas y verdades a medias, como la que sigue, sobre el origen de los cannariis, que no es otro -en un segundo momento- que el de haber pertenecido a razas bereberes, y que Roma ante la belicosidad de los mismos –la misma que demostraron aquí durante ese siglo casi de conquista-, que fueron o eran irreducibles, y no como los indios, que permitieron a españoles y a otros entrar como Mateo por su casa; y vuelvo a los bereberes, venidos a canarios, que antes de pasar y estar en el norte de África, bajaron o vinieron del norte de Europa, que no solo huían del frío, sino que querían subirse al carro del tiempo y la cultura romana, y así de bárbaro a bereber no existe diferencia salvo la pronunciación del primer término (bárbaro), por el segundo, que significa lo mismo (bereber). Pues quede claro de una vez nuestra procedencia, y si alguien quiere verlo más nítido, no tiene sino que verlo en la genética, pues a pesar del tiempo, ésta es imborrable, y se manifiesta en el genotipo y hasta en el fenotipo, es decir en nuestro comportamiento y nuestro físico, que así lo delata bien a las claras, pues cada vez nos acercamos más a la pureza de los guanches, los encontramos: rubios, de tez blanca, ojos claros (azules o verdes), todo ello delatando nuestra procedencia u origen, pues aún siendo cierto venimos de África, ésta fue la parada o estación segunda, pues el origen es de mucho más arriba, y esto ni se dice ni se sabe, y ya va siendo hora, tengamos claras nuestras raíces, simplemente por y para vivir en la verdad histórica. Es decir, diciendo bereber, estamos traduciendo y diciendo bárbaro, que es o son los mismos términos. Todavía un ejemplo para verlo mejor, es como quien bajando de Tejeda a Las Palmas de Gran Canaria, se dice viene o bajó de San Mateo, justo donde paró para repostar, y una vez hecha la reposición (tanto la del coche como la personal), partió de allí, pero venía de mucho más atrás. O lo que es lo mismo: una afirmación que incluye otra sin ser citada. Pues dicho queda, y a ver si poco a poco esto se dice, se habla y se escribe, de tal forma que nos movamos siempre en la verdad histórica y no -repito- en medias verdades (que son mentiras, precisamente por ello).
 
El Padre Báez, Pbro. 04-08-18

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