Dios, ¡la que se nos hecha
encima!, por parte del cabildo...
Dios, ¡la que se nos hecha
encima!, por parte del cabildo, que no conforme con robar terrenos,
regalando a sus dueños árboles frutales (almendros, olivos, higueras, etc.),
para una vez cedidos dejar secar cuanto en ellos plantaron, los sustituyen por
pinos, lo cual equivale a la pérdida del terreno o propiedad, que pasa a tener y
ser zona de árboles protegidos, con lo cual, ¡mi gozo en un pozo!, digo, que no
conforme con esa estrategia de engañar a la gente del campo, ahora sale con
cuatro millones de euros -y si hace falta hasta nueve millones de euros más-,
para “comprar” -lo cual es un robar- fincas rústicas, y poco importan hayan sido
-aunque abandonadas obligados por el mismo cabildo dada su política de
persecución a toda agricultura y ganadería- fincas que fueron -y lo podían
volver a ser- tierras de labradíos, tierras de pastos para el ganado, tierra
eriales para el ganado igualmente, etc., es decir fincas productivas y dadoras
de trabajo y comida, ahora reconvertidas en el solo y absoluto pinar en el que
quiere el cabildo convertir la isla para venderla troceada, con el pino al lado
del chalecito y piscina, a los turistas, con lo que: ¡adiós a la tradición y a
la economía total de toda población mundial: la agricultura y la ganadería! Ante
tal pretensión del cabildo, un servidor aconseja: Si es usted dueño de un
terreno abandonado, no piense en la miseria que por metro cuadrado le va a dar
el cabildo por lo que no tienen precio (no llegan a 0,50 euros el metro cuadrado
[de ahí hacia abajo, lo que les parezca]), piense en sus hijos, en sus nietos,
en sus biznietos, y en su descendencia, no los deje desheredado de lo que usted
recibió de su padre, de su abuelo, de su bisabuelo, de su tatarabuelo..., y así,
hacia atrás, hasta el siglo XV, cuando la conquista y consiguiente reparto en el
que los suyos recibieron lo que es un tesoro, sin precio, pues la tierra, no se
vende, menos se la regala al cabildo para desgraciarla de por vida con el
estéril e incendiario pino. De ahí que insista: por favor no venda su terreno,
su propiedad, su finca, su suelo, su bolsa de terreno, su patrimonio..., ¡lo
suyo! Piense de entrada: la mentira es más que clara y evidente: nos hablan de
reforestar, que quiere decir volver a plantar justo
donde hay pasto -por ejemplo- y nunca hubo nada allí plantado, pues
en lugar de decir vamos a forestar, nos engañan y mienten diciendo
van a re-forestar. No dejemos en ruina y miseria a nuestro futuro,
no castiguemos al futuro a comer pinocha o a emigrar fuera de su tierra, la
tierra de aquellos valientes guanches de donde venimos y somos, para entregarla
más tarde a extranjeros, por parte del cabildo. Un hombre sin tierra, es como un
hombre sin alma; no te deshumanices, al fin los euros que te den, los gastas, y
te quedas sin ellos y sin tu tierra. ¡Consérvala, aunque te la paguen a precio
de oro! ¡Por Dios te/se lo pido!
El Padre Báez, Pbro.
02-08-18
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