jueves, 2 de agosto de 2018

Dios, ¡la que se nos hecha encima!, por parte del cabildo...
 
Dios, ¡la que se nos hecha encima!, por parte del cabildo, que no conforme con robar terrenos, regalando a sus dueños árboles frutales (almendros, olivos, higueras, etc.), para una vez cedidos dejar secar cuanto en ellos plantaron, los sustituyen por pinos, lo cual equivale a la pérdida del terreno o propiedad, que pasa a tener y ser zona de árboles protegidos, con lo cual, ¡mi gozo en un pozo!, digo, que no conforme con esa estrategia de engañar a la gente del campo, ahora sale con cuatro millones de euros -y si hace falta hasta nueve millones de euros más-, para “comprar” -lo cual es un robar- fincas rústicas, y poco importan hayan sido -aunque abandonadas obligados por el mismo cabildo dada su política de persecución a toda agricultura y ganadería- fincas que fueron -y lo podían volver a ser- tierras de labradíos, tierras de pastos para el ganado, tierra eriales para el ganado igualmente, etc., es decir fincas productivas y dadoras de trabajo y comida, ahora reconvertidas en el solo y absoluto pinar en el que quiere el cabildo convertir la isla para venderla troceada, con el pino al lado del chalecito y piscina, a los turistas, con lo que: ¡adiós a la tradición y a la economía total de toda población mundial: la agricultura y la ganadería! Ante tal pretensión del cabildo, un servidor aconseja: Si es usted dueño de un terreno abandonado, no piense en la miseria que por metro cuadrado le va a dar el cabildo por lo que no tienen precio (no llegan a 0,50 euros el metro cuadrado [de ahí hacia abajo, lo que les parezca]), piense en sus hijos, en sus nietos, en sus biznietos, y en su descendencia, no los deje desheredado de lo que usted recibió de su padre, de su abuelo, de su bisabuelo, de su tatarabuelo..., y así, hacia atrás, hasta el siglo XV, cuando la conquista y consiguiente reparto en el que los suyos recibieron lo que es un tesoro, sin precio, pues la tierra, no se vende, menos se la regala al cabildo para desgraciarla de por vida con el estéril e incendiario pino. De ahí que insista: por favor no venda su terreno, su propiedad, su finca, su suelo, su bolsa de terreno, su patrimonio..., ¡lo suyo! Piense de entrada: la mentira es más que clara y evidente: nos hablan de reforestar, que quiere decir volver a plantar justo donde hay pasto -por ejemplo- y nunca hubo nada allí plantado, pues en lugar de decir vamos a forestar, nos engañan y mienten diciendo van a re-forestar. No dejemos en ruina y miseria a nuestro futuro, no castiguemos al futuro a comer pinocha o a emigrar fuera de su tierra, la tierra de aquellos valientes guanches de donde venimos y somos, para entregarla más tarde a extranjeros, por parte del cabildo. Un hombre sin tierra, es como un hombre sin alma; no te deshumanices, al fin los euros que te den, los gastas, y te quedas sin ellos y sin tu tierra. ¡Consérvala, aunque te la paguen a precio de oro! ¡Por Dios te/se lo pido!
 
El Padre Báez, Pbro. 02-08-18

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