Antes del tabaibal…
… en estas islas -en esta isla- desde siempre se sembró y se plantó
diferentes cultivos; últimamente solo crece a su gusto y sin freno las
tabaibas. Ya no se apoya a la agricultura en general, ni siquiera la familiar;
se la persigue y castiga, siendo ya vital acudir a ella. Y es que en la misma
progresión de la tabaiba todopoderosa que se expande, decrece la tierra, cada
vez más escasa, y esperando la sorpresa de la llegada de la tabaiba a la mínima
tierra que queda, para que no quede después ninguna. Ya no es posible
sobrevivir con la agricultura, devorada por la tabaiba, nada hay que hacer,
sino respetarla. Las tabaibas, han ido ganando el terreno antes dedicado al
cultivo, y ello frente a la complacencia de los gobiernos, que permiten este
despojo a las familias de sus tierras, para favorecer el devorador avance de
las tabaibas, sin más. Las tabaibas, pues, han despojado a los campesinos de
sus propiedades. Y legislación hay, que favorecen antes a las tabaibas, que a
las pobres familias dueñas de un cacho de tierra, el mismo que las tabaibas se
lo han robado. Y engatusados con el balón-cesto ahora, y el fútbol de siempre,
no hay movilización posible de la población, que desconoce este estado de
cosas. Se pierde la cultura (agricultura),
y la tradición. Ya no hay herederos ni propietarios, la dueña absoluta es la
tabaiba y quienes las sostienen. El éxodo del campo, es constante y masivo, en
él no se puede vivir, no te dejan vivir. Vive la tabaiba, las tabaibas. Crece
el desempleo. Los poderes públicos preservan los intereses de las tabaibas,
frente al de los campesinos. Se usa de la tierra y a la tierra, sin escuchar al
campesino, sino a “técnicos”. Los políticos, no escuchan a los agricultores
(todavía un consejero -hace un par de meses- defendía la plantación de pinos,
en Caideros de Gáldar, diciéndole a los lugareños, que los pinos traen agua; y
nadie le hizo caer en la cuenta al dicho, que las presas están vacías, no
corren los barrancos, y han desaparecido los manantiales, y es un ejemplo).
El Padre Báez.
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