Cuatro tabaibas…
… cuatro desgracias; pues, que va y se le nacen, en un descuido, en su
terreno, que en barbecho daba descanso a la tierra, pensando en la alterna y ya
próxima sembrada o plantación y para
colmo de males y sorpresa, encuentra cuando se dispone a soñar con el fruto
por venir, he aquí su gozo en un pozo, toda vez, que ni tres ni cinco sino
cuatro tabaibas desafiantes, arrogantes, soberbias, pletóricas de lecha amarga,
reta a achicado y miedoso dueño terrenal, que asustado huye y asombrado se
esconde, por no caer en la tentación que le haría pagar sustanciosa multa, o
aguardarle cárcel, si dañara a intrusas tan poderosas, y que no en tres cruces
cual calvario, sino en cuatro, cuatro tabaibas de lo suyo se habían adueñado, y
derrotado y hundido, deprimido y desorientado, va y viene y cual paño de
lágrimas me cuenta su desgracia: en lo suyo, donde pensaba en cosecha y todo ya
preparado, aperos, estiércol y semillas, cuando se encuentra este tesoro
cabildicio, y que si lo ven, que si lo denuncian, que si se las tienen
fotografiadas, que si esto, que si lo otro, que si a sus vecinos y parientes,
que si a todo el mundo, que si a él, que…, que…, mi consejo fue: “¡ni te
atrevas!”, a no ser que quieras correr la misma suerte de tantos otros
desgraciados. Pues hasta aquí mi triste y real comentario; mejor, información,
suceso o acaecido, que como ustedes verán, refleja una situación que pueden
multiplicar por cuanto quieran y se quedarán cortos, pues sabido es que
inmisericordes andan quienes aterran más que asustan porque si usted toca una tabaiba,
te desgracian, no es ya que te desgracien la vista, ropa o piel, es que alcanza
a tu bolsillo, y si no pagas, se cobran con tus bienes y todo, porque sin
plantarlas, por semillas que vuelan o saltan, en lo tuyo, en lo suyo, se nacieron
-en este caso- cuatro tabaibas.
El Padre Báez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario