Tabaibales de Jinámar…
… así debió ser, cuando Valerón, cuya biografía ya terminé (ahora
pendiente a revisión, complementariedad de fotografías y otros aspecto de
cualquier obra literaria), digo en las variadas referencias a las tabaibas de
entre las 500 páginas, quiero subrayar -sin que nada sepa él con sus 84 años de
esta mi lucha contra tan dañina como mala planta-, él en los distintos relatos
que jironan su vida, hay uno, que me llamó la atención, entre otros que hace
referencia a las tabaibas de y en Jinámar en otro tiempo y que dice así, con
referencia a las perdices:
“…zonas como toda Jinámar…, de criaderos porque era de
tabaibales; este lomo aquí…”
Está más que claro que el
agua, que es una cita en la que se refiere a tiempos idos, y por tanto antes de
la actual poligonización, urbanización o población actual de Jinámar, sin cuya
desaparición de aquellos tabaibales, hoy Jinámar seguiría con tabaibas y no con
una muy digna y normal demografía, que hacen ser de las mejoras de la isla por
sus muy buenos vecinos, gente noble y venida a bien y a más, gracias precisamente
a la desaparición de lo que Valerón llama tabaibales, y que solo servía -entonces-
de refugio y criadero de perdices. Y es así, donde hayan tabaibas, no cabe la
gente, y para que esta pueda estar y ser, sobran las tabaibas, como vemos en la
auto cita del libro por aparecer en las estanterías, y que lleva(rá) por título
el ya sabido y conocido por “Tres
siglos, de la otra historia de Telde”, y como ven en adelanto, hay una cita
del protagonista -entre otras- de y sobre las tabaibas.
El Padre Báez.
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