Ayagaure y tabaibas…
…, no, no me refiero a lo que geográficamente se refiere la primera
parte del título de este -uno más, ¡y lo que te rondaré morena- de este
monotema tabaibero, sino a una firma no sé si empresarial, constructiva o qué,
que aparece como firma, apoyo, responsable, y tampoco sé qué, que está en la
desembocadura del Barranco de Jinámar, y ello entre dos áreas comerciales que
dijeron iban dar puesto de trabajo a 5.000 jóvenes de Jinámar y no pasan de 3,
que empalizando el lugar y haciendo una fortaleza medio sumergida o subterránea
y que recrea el puente sobre un río inexistente, y ello entre yacimientos
aborígenes y una planta kunkeliana o algo parecido, digo que en empalizada de
palos encementados, y con puertas oxidadas y minúsculas según diseño de algún
prestigioso artista y que nada cierra ni impide, y que hasta cuesta adivinar lo
que es, digo, que en zona tan extravagantemente moderna y futurista, donde han
corrido los millones sin que nadie o naide sepa de qué se trata, y ya palos recortados
a medio metro o cosa así y en doble fila por dentro y por fuera de
serpenteantes paseos que parecen dirigirse a la mar cagada, por lo de
deposición o emisión de detritos y otras pestes, digo, que en enclave extraño,
de dudosa entrada y peor salida, le han dado a los decoradores cabildicio
-¡supongo!- adornar y reverdecer dicha zona fantasmagória (de donde deduzco,
alguien necesitando un palo, fue y lo cortó, dejando a ras el resto a la altura
de la valla de cemento), plantar de plantas el lugar, pero ¡he ahí la gran
ocurrencia!, ninguna planta más emblemática (por supuesto que no olivos o en su
defecto para ser en su día injertados acebuches), digo ajardinaron dicha zona,
con goros bien confeccionados y con riego mangueril de goteo o afín, repito plantaron
todo dicho entorno, no de la kunkeli o similar, sino de…, todo, todo..., de
tabaibas.
El Padre Báez.
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