Tabaibas, entre Temisas y
Santa Lucía…
… algo así como a mitad entre ambas localidades, ya saliendo de lo
bajo de Temisas, y en lo alto y llaneando, es cuestión, de tener un buen todo
terreno, o un viejo Toyota, de los de hace treinta o más años, y para más
detalle, una ranchera, y desviándose de la ruta señalada, y al margen
izquierdo, es cosa de bajar por donde nadie pasa, y el último ni se sabe
cuándo, la pista de tierra, no es transitable, ¡ni mucho menos!, por lo
accidentado, estrecho, piedras, baches, etc. pero atrevido y con buen coche,
alto y de los de antes, y dispuesto a zarandearse en el mismo y cual si por mar
picada y de fuerte oleaje se bajara, se puede llegar hasta la presa que se ve
cuando se viene desde Ansite y aledaños hacia Agüimes por la carretera de los
Cuchillos, a donde irremediablemente y molidos como un saco de papas, se llega a
donde explanada, corral de cabras, y ya en carretera normal, dejando atrás el
reino más puro y autentico de las tabaibas, pero con la particularidad siguiente:
ruta accidentada por la orografía del terreno, laderas, barrancos,
barranquillos, lomas, tesos, pero abundando los bajos, desniveles, y todo ello
con los clásicos bocados o cercados que previamente limpiados de las piedras
que hacen de paredes, dejando a veces tiras de hasta un metro o algo más de
ancho por lo que de largo se pudo según la morfología del terreno, es el
testigo de lo que debiera ser ruta turística y etnográfica, para que se deduzca
el trabajo duro de nuestros antepasados, que convirtieron un pedregal en
tierras fértiles donde en otros tiempos, aún recientes, crecía la siembra que
les precedían los más diversos granos, pero sobretodo trigo, cebada, centeno,
etc. hoy todos aquellos sudores, esfuerzos y fatigas, para que en lugar de
granos, leche de tabaiba por todos ellos, con las viciosas tabaibas, en su
libertad más plena cual insulto, burla y cachondeo contra aquellos -difuntos
ya- que dejaron toda una construcción de arquitectura tradicional y
costumbristas, donde se salpican los pesebres de animales y lugares de estancia
de unos y otros. Todo se lo carga la maldita tabaiba, que ignora aquellas
tierras invadidas y colonizadas por ellas, no fueron hechas para ellas, más que
ladronas, protegidas en lista de plantas a no dañar…
Sencillamente: ¡indignante! Si aquellos hombres y niños -también
mujeres- resucitaran…, y vieran en lo que ha quedado sus anhelos, sueños y
esperanzas, se volverían a morir del susto y sorpresa. Donde ellos granos, los
políticos de ahora ¡leche de tabaiba!
El Padre Báez.
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