Y creo, que lo tiene más que fácil, pues algunos, no es que dejen huellas y haya que hacer averiguaciones, y pesquisas, seguimientos y otras acciones propias de descubrir delincuentes, es que te dejan la dirección, con nombres y apellidos, calle, número, y letras; también el teléfono, y la fecha del delito: me refiero, a los que superponen a los grabados, sus garabatos, firmas, mensajes, iniciales, amores, etc., ¿y no es un delito tipificado?, ¿a qué esperan para actuar?, ¿es que hay permisividad, para los delitos contra el patrimonio?, ¿no se arresta aquí a nadie?
Otro delito es, ya esto no es tan fácil, pero..., también lo es: retener piezas de arqueología, y ¿a qué casa va usted, que no tengan un trofeo guanche, en vitrina, sobre el televisor, o en el despacho?, ¿no se llama eso expolio? Hablo, pues, más que de presuntos autores de delitos, contra el patrimonio histórico, e insto a la policía judicial y a la nacional, y a todas, que extiendan su radio de acción, e imiten a otros en otros lares.
¡Claro, que si no cumplen órdenes, pues, ¡estas tenemos! Más claro: que ya es hora, se comience a detener a presuntos delitos contra los yacimientos (entiéndase contra la arqueología [o patrimonio]), y ello, por la receptación –¡me salió bonito, ¿no?- al ser descubiertas distintas piezas, en distintos domicilios, sin que esa posesión haya sido legal, ya que puede haber sido objeto de expoliar diferentes yacimientos.
A ver qué día, leemos algo en periódico alguno, escuchamos o vemos un comunicado policial, informando acerca de alguna investigación al respecto, que como fruto de la misma, hayan registrado, y hayan imputado a distintos ciudadanos, por el delito contra el patrimonio arqueológico, (sin olvidar a los grafiteros, del comienzo).
¡Cuántas sorpresas por aparecer, si se llevara a cabo operaciones como las señaladas!; seguro que debe andar por ahí: cerámicas, pintaderas, figuras, huesos, tejidos, objetos líticos, obsidiana, etc., etc. ¡Seguro, hay mucho material por intervenir, muchos bienes, en manos privadas!
No se puede ni debe tener el patrimonio disperso, sino que hay que analizarlo, catalogarlo, estudiarlo...
El Padre Báez, que insta en esta ocasión, a la policía, para que investiguen y traten de averiguar, dónde se tienen piezas arqueológicas, procedentes de expolios, robos o hurtos...
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