domingo, 15 de mayo de 2011

(246): POLICÍA ARQUEOLÓGICA

   

    Y cree uno, que así como la policía está especializada, según sectores, droga, crímenes, seguridad, etc., debiera haber también un nuevo grupo, dedicados a la cuestión arqueológica, y así detectar los ataques vandálicos al patrimonio, y seguir la pista, dado que en casos de grabados, les dan el trabajo hecho, ya que dejan la firma, fecha, origen autor, acompañantes, etc., y se siga la pena señalada por las leyes de la arqueología.  

    Otro de los cometidos de dicha sección de la policía –la policía arqueológica- debiera ser rescatar ese patrimonio, que hurtado de los yacimientos, campean en domicilios particulares como colecciones privadas, y que son del común, por pertenecer al patrimonio, cuyo dueño es el pueblo todo, y no unos privilegiados, que retienen y tienen piezas de valor incalculable.

    A tal fin, ¡cuánta cerámica, huesos, tejidos, etc., que debieran estar en Museos, adornan vitrinas, mesas y otros muebles de quienes sin conciencia, retienen lo que no es de ellos, por más que los hayan encontrado, o se hayan valido de cualquier método para tenerlos (objetos y piezas de los guanches).

    Ningún ciudadano, por muy cualificados que sea, debe tener o retener nada del patrimonio, porque –además- es que es un delito. Toda pieza encontrada, recibida, o comparada, debe ser entregada al patrimonio; de no sr así, la nueva policía, trabaje por la devolución y sanción correspondiente.    

    El valor de las piezas, es que no hay valor, porque supera todo valor, por más que no sea sino un trozo de cerámica, que desde el carbono 14, y otros parámetros, puede arrojar la información impensada al presente o en el futuro. Todo ese material debe ser incautado, rescatado. Muchas de estas piezas, esperan el peritaje pertinente, para saber de su valor e importancia (indudable siempre, al cien por cien).

    Piénsese, estamos hablando de piezas, que pueden rondar en trescientos años antes, y mil quinientos después de nuestro Señor Jesucristo. Son muchos los años, y más la luz, que esas piezas pueden arrojar sobre el puzle de nuestra Historia. Se debe pues, capturar a cuantos cometen el delito de tener piezas del patrimonio arqueológico e histórico de los guanches (y otras y otros).

    Que la cultura ha de ser de todos; nuestra cultura, no debe estar fraccionada y retenida; son muchos los enigmas por descubrir, y hacen falta todas las piezas y más, para completar lagunas y huecos, y puede que cualquier pieza, sea un capítulo importantísimo en esta Historia por completar.      

    El padre Báez, que esta ocasión, piensa en una policía arqueológica, que investigue, dónde se guarda cerámica y otras piezas, que anden fuera de sitio y en manos extrañas, dado que no es de nadie y es de todos.

 

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