Si bosques, incendios:
Todo esto que planta el cabildo y gesplán, que si pinos, que si laurisilva, que si cardones y acebuches, y que si nuestros abuelos resucitaran se echarían manos a las cabezas y dirían pero “¿se han vuelto locos?” No es así como vimos la isla nosotros cuando éramos niños. La isla arde, y seguirá ardiendo, pues se le pone la materia, y no hay que buscar culpables, pues están o está a la vista. El verano no es culpable sino el gobierno y cabildo que mantienen todo emboscado.
La gente pierde casas, ganados y medios de vida, mientras se les prohíbe a los campesinos y ganaderos ejercer sus profesiones, como siempre se ha hecho; sino que replegados por el seprona, el medio ambiente, el cabildo, el gobierno, viven dejando asilvestrar la isla, que es así, como se convierte en un polvorín, a punto de estallar, más allá del calor reinante o altas temperaturas en el termómetro.
Ya es hora de no prestar atención a los medios de comunicación, ni a los políticos, sino que al no tener una agricultura y una ganadería para un millón de tabaiberos y otro tantos residentes y extraños, esto va a seguir ardiendo, ya que no tenemos autonomía ni libertad de luchar por nuestros garbanzos, porque los que mandan tienen otros planes. Los mercados europeos nos abastecen de todo y ellos cobran por ese mercadeo, y anulan el propio, protegiendo todo, para que nada se toque. Y la maleza crece, crece, y se multiplica y se llena todo de ella.
El pobre tabaibero, asombrado, al que se le ha metido el miedo en el cuerpo, nada dice, nada hace, nada reclama, de nada protesta..., y en esta situación, somos marionetas cuyos hilos otros mueven desde espakistania, y a los que se han entregado a ellos en un sometimiento rastrero, sin soñar en una independencia que nos daría libertad y riqueza.
Nada les afecta a ellos, que los pobres canaritos –como canta José Vélez-, cada año tengan que sufrir las consecuencias de un fuego, que a ellos no les alcanza (gobierno, cabildo, ajuntas y mientos, ejércitos todos y más). Lloran los que ven cómo arden lo suyo, casas y animales, pero les siguen emboscando la isla, y no les dejan plantar ni tener un animal, que sería la erradicación de los incendios. Luego, hay gente interesada en este estado de cosas.
Antes, cuando había agricultura y ganadería no ardía nada, sino pequeños conatos, que de inmediato se apagaban sin mayor trascendencia, porque todo estaba limpio (labor de animales y de hombres en el medio). Nada podía arder, porque nada había que ardiera. Lo que hoy se come los incendios, es lo que se comían los animales. Todo se limpiaba como comida y cama de los animales. Por ningún lado se veía rastrojo de nada, porque todo se segaba y limpiaba. La tierra era para dar comida (frutas, hortalizas, leche, queso, etc.), y no para turistas y residentes, para construcciones de chalets y hoteles. La tierra, era de la gente del campo, sus dueños, que obtenían de ellas huevos, vino y de todo para vivir e intercambiar y vender lo que producían. Ahora nada; todo, viene de fuera.
Pero este romántico e idílico modo de vida, no gustaban a la política central; y la local aceptó planeamientos venidos de fuera, que iban contra este modo de vida campestre y rústico donde la alegría, la paz, el bien..., porque cobrar por lo importado era más beneficioso para los enemigos del campo, que comenzaron a venderlo a turistas y al cabildo, para anular y cerrar toda posibilidad agrícola y ganadera, y así especular con el bien mayor, que es la tierra.
Pero ha pasado el tiempo, y de aquellos polvos, estos incendios. Y siguen campando el seprona y el medio ambiente a su aire, es decir el cabildo y el gobierno, que no deja tocar la tierra. Siguen los mismos, los de siempre, los que nos han traído a esta situación, y no afloran los que echen a estos que nos desgracian, sirviendo al poder de fuera como hacen los Sorias, y otros.
Mientras no se ayude a la agricultura y a la ganadería, sobran hidroaviones y otras prevenciones. La sabiduría de un rústico pastor, te dice, que “las escobas del campo, son las ovejas”, que lo van barriendo o limpiando, sin más. Algo tan sencillo, como favorecer el pastoreo y no ponerles trabas mil y una, y tenemos el fin de los incendios, y si como complemento se tiene en cuanta no plantar lo que solo tiene como misión arder (los pinos). Sabido es, que los castañeros no arden, ni con gasolina que se les echen, y precisamente es lo que no plantan, con nogales que sí atraen el agua.
Si todos los parado, se volvieran al campo, con la libertad de seguir la maestría y pedagogía de los pocos ancianos que quedan, no solo tendríamos el fin de los incendios, sino garantizada la salida de la crisis; pero mientras nos gobiernen extraños o afines a ellos por prebendas y engaños, con miedo a la independencia y sometidos a la dependencia, vamos a seguir igual o peor. Piénsese, no hay un solo ajunta y miento, que se roce por lo que aquí va quedando más que claro, sino que como cotorras, repiten lo de: turismo, turismo, turismo...
Y pensar, la labor agrícola y la transformación de un medio hostil a la labranza, ha sido admiración mundial y ejemplo en universidades de primera, y que venido ahora a menos, nada produzcamos sino fuego. Modelo y ejemplo fuimos para el mundo y ahora somos pena y sorpresa ante una desertización y emboscamiento que solo da luz en incendios que claman la solidaridad y llenan espacios en los medios de comunicación mundiales. Pensar, que hasta tres cosechas en el año se sacaba en otros tiempos, y ahora la tierra no alimenta a nadie (ni personas, ni animales).
Todavía se puede oír ese pasodoble, que trata a Canarias como un vergel, propio de un pasado, que debe y tiene que volver, o nos volvemos desierto y ruina, desolación y cenizas, muerte y abandono. Todo por una política fiel a quien nos atenaza y somete, destruyendo la identidad, la tradición, la sabiduría de siglos...
¡Cuántos dineros gastados en plantar cardones y acebuches, en pinos y tabaibas!, engañando a espakistania y a europa, en reforestaciones inútiles que ni han prendido y son testigos los billones de forros negros de plásticos de plantaciones que no han pegado, porque se plantaba en riscos y toscas, sin respetar el medio idóneo para cada planta, pero que solo era un cumplir, y gastar, sin que eso redundara en absolutamente nada, cuando se pudo hacer maravillas.
Que toda actividad “agrícola” es dar cursillos de jardinería y limpiezas de una finca en medio año y sesenta trabajadores molestándose sin hacer otra cosa que charlar y escondidos sin hacer nada, cobrar sin haber producido nada, hasta agotar las subvenciones, ayudas y dineros para algo inútil. ¡Oh, si contara casos y citara cosas! La única ganadería que se fomenta es la de perros, que nos invaden por todas partes y horas.
¿Cómo es posible hayan y estén los terrenos en su inmensa mayoría, todos estériles y baldíos, sin que algo produzca sino materia ígnea? Por qué no están todas las tierras en cultivo? ¿Por qué no te dejan limpiar un camino, y te multan y castigan con cárcel por ello? ¿Cómo es que hay gente parada, que cobra sin hacer nada?
¿Por qué el medio ambiente o cabildo, gesplán y gobierno solo planta pinos gallegos?, ¿por qué no se arrancan todos esos pinos, y se les sustituyen por árboles frutales? ¿Por qué no plantan olivos en lugar de pinos y retamas? ¿Para qué queremos esos bosques que nada producen sino fuego? Precisamente este estado de cosas ha propiciado la desaparición de una rica flora y fauna que ha desaparecido totalmente, y solo queda de forma residual y testimonial y a punto de la extinción.
Creen, que con camiones, helicópteros y rancheras, coches y motos van a prevenir los incendios, sin darse cuenta que las humildes y sencillas cabras, acabarían con ellos a la par que irían abonando, aflojando la tierra, comiendo lo que arde y machacando y migajando con las pezuñas la maleza. Se da la paradoja: si plantas algo, debe ser para los conejos, porque no te dejan vallar lo plantado para protegerlo, favoreciendo así la alimentación de los roedores, antes que la de los humanos.
Se pueden prever los incendios: La tierra “robada” por el cabildo vuelva a sus dueños; plántese higueras, castañeros, almendreros, nogales, manzaneros, olivos, etc., etc., en lugar de pinos, pinos, y pinos; foméntese la cabaña ganadera; ábrase el campo a los parados; solo se use el estiércol animal; no se riegue con agua del mar, que mata la tierra...
Pero, habría que acabar antes, con los enemigos de todo esto, que son la clase gobernante a todos los niveles, de dentro y de fuera, y que se luche por una independencia, que nos haría posible llevar a cabo cuanto precede. Seríamos libres y ricos. De seguir así, nada cambiará y vamos a seguir teniendo incendios. Espakistania, no nos va a cambiar, sino a seguir igual y a peor.
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