3.301,00 €
por el taco.
27 días para alegar y perder. La máquina empieza, y repite y repite y caes en la trampa. Y paga (en pesetas medio millón), y todo por un simple olvido, de quien está más preocupado por la crisis, que pierde venta, que en cumplir unas normas que cumple pero que en un simple descuido, aquel policía de tráfico, llorón, que le contaba que no lo iba a denunciar, sino que tenía que dar parte, y mientras le contaba al pobre desgraciado que iba a clavar, que él –el policía- tenía dos hijos drogadictos, que bla, bla, bla, pero que fue a tiro hecho, no le pidió otra documentación, ni otros papeles, sino que le pidió, directamente y ex profeso, por el disco del taco de mierda ese, que aquí, no es sino para recaudar.
Pues que este pobre machacado y ya casi arruinado, mantiene su tiendita de la que vive y cada vez vende menos, que tiene su camioneta, para el uso exclusivo de ir al mercalaspalmasdegrancanaria a surtirse de la mercancía necesaria –cada vez menos- y ponerse todo el santo día detrás del mostrador, para tirar parte de lo que compra -frutas y otros productos- que se les vence por caducidad o se les pudre, sin haberlos vendido, y por tanto perdiendo, que le llega la carta del cabildo, con la receta que abre este comentario (3.301,00 euros), por no llevar el taco a la hora, día y lugar –como si en la puerta del transporte no estuviera bien claro-, y ello, con su único recorrido en días alternos del merca ya dicho, hasta su pequeña tienda en el campo, pero en las medianías de la isla.
Se alegraba, como venganza cuando dice ve arder la isla, para que estos cabrones aprendan, que no dejan vivir, sino desgraciando a uno, por una bobada, sin misericordia y de forma y manera abusiva, sin consideración humanitaria alguna, sino con un legalismo que va más allá de la trasgresión de algo absurdo y sin sentido, al menos en este caso, que llevándolo, simplemente, no lo registraba, por un descuido, exigiendo que cualquier desgraciado de este desgraciado territorio, viva más pendiente a normas, leyes, preceptos, reglas, boletines, y que engorden desde sus pobrezas a estos gansos, que cobran sumas desorbitadas, por naderías.
Por supuesto, no comparto la alegría por lo de los incendios, y más bien creo lo dijo como forma de desahogo, y a nivel privado, sin que sea él un pirómano, que se entiende psicológicamente piense que castiguen al que me castiga. Fue –creo- una reacción de quien está hundido, por no tener otro remedio que gastar en el pago de una multa, el dinero que no tiene y que tiene que pagar sea como sea, porque de lo contrario, se pueden cobrar estos cabrones con el pequeño negocio o con el maldito camión, culpable de la multa, porque de tener y llevar un burro a comprar en el merca, no le hubiera pasado tal desgracia, porque si un desgraciado que cobra nada, ¿puede pagar lo que no gana ni tiene?
Estos son los abusos, que solo genera enemigos a un cabildo que en lugar de ayudar a todo aquel que se gane la vida fuera de su negocio cabildicio, donde viven sin hacer nada una caterva de gansos que cobran sin dar un puto golpe a los que se les paga gracias a estas sustanciosas multas que ponen a pobres desgraciados que se ganan malamente la vida, y que no tienen sino pérdidas de clientes por la crisis, y que a punto están de cerrar el “negocio”, y viene el cabildo en connivencia con la policía de tráfico o guardia de tráfico, a acabar de rematar la economía y vida de los que a duras penas, van escapando. 3.301,00 euros, por lo del taco, que no decía de dónde a dónde iba.
¿A dónde iba? ¡Al coño su madre! ¿No vio que la camionetilla llevaba unas cebollas, papas, tomates, lechugas –todo traído de pá fuera, porque aquí, el cabildo ha comprado o robado las tierras de esta tierra, para plantar pinos, retamas, acebuches, etc.? Es que el desgraciado policía asesino éste, no le interesó ver si era cierto se trataba de un pobre comerciante –a no ser que lo viera escrito en la camionetilla- y ver que era cierto venía del merca y que iba al mini comerciocillo, para sin piedad, y abusando del uniforme, contando sus propias desgracias, desgraciar a otro, para igualarlo a sí mismo. Y ello, con el cuento –que también dicen los del medio ambiente- no te denuncio, sino que doy parte (¡para que te denuncien!). Encima habría que darle las gracias por no denunciarte el agente, y porque solo ellos, dan parte.
¿Acaso no saben estos uniformados, lo que pasa o sucede después de ellos “dar parte”? Quedan como buenos y amigos, y hasta se te confiesan en sus intimidades familiares, para que te lo creas, a la par que te están clavando un puñal trapero por detrás, que te deja tieso. Ahora comprendo por qué algunos de los que se suicidan lo hacen. De entrada no te dan cifras sino de los que mueren en accidentes en las carreteras al final de puentes, o de vacaciones, pero no los que por culpa de ellos, se tiran a estanques, puentes, o un tiro en la boca, por no poder hacer otra cosa sino dejar en las conciencias de estos sin almas, que solo viven para –como gatos cazando ratones- recaudar, para que un gobierno doble (autonómico y cabildicio) corruptos hasta los dientes, vivan a costa de paupérrimos desgraciados, que intentan vivir con honradez, y no los dejan, porque algunos, para pagar la multa, tienen que vender de lo que vivían, y así se quitan la vida. Por eso lo de “asesinos”, de más arriba. 3.301,00 euros por lo del taco, no llevarlo al día. Y que yo sepa, este es un caso, pero ¿y cuántos más, desgraciados?
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