¡Vaya usted a la playa, y...!
Que conoce uno más o menos la orografía de este desgraciada isla, paupérrima por mor del cabildo que ha terminado con la agricultura y la ganadería, y no tanto las calles y lugares cercanos de las playas, que duchándose uno todos los días jamás se me ocurre ir a esas masivas playas llenas de aceites y de grasas, y que tomando uno otros aires, poco sabe de lo que les voy a contar.
Pues, que como cualquier desgraciado grantabaibero, que en ruina y sin posibilidad alguna de poder ir más lejos y sin avión, sino sacando el viejo coche y quitándoselo de la comida echar combustible en el auto, para como gran lujo y día de placer ir a donde borreguilmente va Vicente, es decir a la playa, con todos y más.
Y, puesto que fue dado por teléfono, y mi desconocimiento preciso del lugar, y tal como lo entendí, este pobre –y digo pobre, con el valor literal de la palabra-, va con su familia al único lugar de placer que se puede permitir, es decir ir a la playa, y hacia allá, pál Sur que se encamina, o enfila la dirección; y claro, a la hora de elegir, se queda en la “Playa del Cochino”, que me matan y no sé dónde diablos queda eso, y si por lo del nombre huele bien; pues, que como es lógico imaginar, el protagonista de esta historia -repetida hasta con 15 familias más-, y porque uno primero lo hizo, y todos los 14 restantes demás, en perfecta hilera en calle ciega, pues si está enfocada hacia el mar, no puede tener salida por otras partes, digo que aparcado los coches, para dejados atrás los mismos, y olvidarse de trajines y otros líos, y meterse en el agua o tumbados al sol e intercalando uno y otro pasar el día, sin pensar en la triste y desagradable sorpresa que les aguardaban. Que antes de dejar los coches y cuantas pertenencias (bolso, comida, sombrilla, etc.), y quedando los autos o coches, no sé si pisando un poco la raya blanca o si pisando o/y la acera, pero quedando expedita para los pocos o casi nulos peatones por la misma, al regreso, se encuentran, con que los coches han desaparecido.
Sí, de los 15, no había quedado ni uno. Todos fueron llevados, no sé a dónde, pero sí que para sacarlos de allí o allá, había que abonar por conceptos de la dichosa grúa, 48,00 euros (redondeando, casi los 50); pero que la multa por la infracción pertinente, cada uno tendrá que abonar los 200,00 euros preceptivos de un estado represor, corrupto y abusador, que así se aprovecha, de unos desgraciados, que no tienen dinero para viajar, siquiera a otra isla, y variar, y se quedan en la suya, y encima van estos de la policía municipal o local (“¡loca!” de localidad), y le "jincan (hincan)" a cada uno de los susodichos (15) 248,00 (redondeando 250,00 euros) euros.
Mis amigos, que unas desgraciadas y pobres familias, vayan a pasar el día al Sur, al ajunta y miento turístico de mayor importancia de espakistania: Sanbartolomedetirajanatuntemaspalomas, y que te “premien” con esta broma, es como para cagarse en... (no sigo). Que tengamos una política recaudatoria, asesina, destrozadora, abusadora, que no contemple que no se molesta, que los coches están perfectamente aparcados, que pisando un poco lo que fuera, sobra ese estricto y fiel cumplimiento de una normativa inhumana, que se aprovecha de los pobres, que no se pueden permitir otro lujo, sino ir al Sur a esconderse en una playa hediendo (por el nombre al menos) y pasar el día, y que luego le saquen medio sueldo o más de lo que se gana para el mes, es de criminales, de rateros, de gente sin nombre.
Cierto que se pudo infringir una normativa, de la que no se sigue ningún mal mayor, ni corre riesgo de accidente mortal alguno, toda vez que en perfecta hilera, y creyendo los que se sumaban, sabiendo a los de delante era permisivo y sin mal alguno, dejaban sus coches, para que un avispado municipal, se llevara los coche -y multas aparte- llevarse redondo a las arcas del municipio más rico de la isla 3.700,00 euros, sin más golpe que el de enganchar coches, y darse 15 paseos en grúa, dinero sacado del hambre, de la miseria, del ahorro, y hasta de donde no hay, creyendo estos pobres grantabaiberos, son ricos turistas alemanes o ingleses, que se pueden gastar fortunas en dejarnos la isla hecha una mierda.
Injusto y abusivo trato a nuestro castigado pueblo por todos lados. Este pueblo de borregos paga y calla. Menos mal, uno de los afectados me lo dijo, me lo contó, porque de lo contrario, no hay medio de comunicación social alguno que se atreva a criticar al ajunta del cual esperan alguna publicidad, y no el cierre el grifo de una limosna, y vendidos al dinero, callen y no estén de parte del pueblo, sino de lo explotadores y abusadores, sin conciencia, que en lugar de: amonestar, avisar, corregir, explicar, dar una segunda oportunidad, etc., ¡no señor!, ¡aquí te pillo, aquí te clavo! y ¡paga mamón!
Esta es la desgraciada isla que tenemos; estos los desgraciados políticos que nos machacan, y los desgraciados y sufridos pagadores que cumplen “santamente” con leyes no divinas, que te llevan al infierno de la indignación, rabia, desesperación...
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