Por el Barranco de...
... la Mina abajo, dejando atrás Antona y antes de llegar a Utiaca; o entrando desde Utiaca, barranco arriba, a mano derecha conocí hace unos años, por medio del hijo de los dueños, un trozo de terreno, que aunque en ladera, tenía sus cercados, con trastones, y empinado acceso, hasta donde los mejores higos, las mejores ciruelas, los mejores tunos, y..., ha pasado el tiempo.
Voy a comprar el pan, y me saluda un tío de dicho muchacho entonces –ahora ya casado-, y por tanto hermano de uno de los cónyuges dueños de dicho terreno –ya no sé si heredado o comprado, como resultado de una vida entregada a la carpintería-, que viene y me cuenta, al contarle un servidor de la actividad de medio ambiente y el seprona, y repasando –juntos- de paso la situación social, política, económica, etc., que va y me espeta:
“¡Pues mi hermana y cuñado, tienen unas tierras en Utiaca –y le interrumpo, para decirle las conozco y que estuve en su día allí, con el que es su sobrino...- y va y me dice, lo que me ha dejado de piedra, que: “¡... aquello se ha llenada de tal manera de cañas y zarzas, que es materialmente imposible acceder o entrar en dicha “finca”, y que medio ambiente no le da permiso, para limpiar esa entrada, quitado zarzas y cañas, que impiden el paso!”
Con lo que –añade un servidor- esas frutas, se caen al suelo, sin poderla ir a recoger, o coger; toda vez, que no se puede entrar; no dan permiso para limpiar la entada a la misma; aquello, quedará asilvestrado; desaparecerán los cercados; las cañas invaden la tierra; y las zarzas, harán impenetrable la entrada; con lo que este pobre matrimonio, dueño de lo que pudiera ser la fruta del tiempo en su mesa, no puede beneficiarse de ella, porque teniendo y siendo dueño de aquel vergel –que lo conocí en su día como dije más arriba- es como si nada tuviera.
Y ello, porque te castigan y multan –y andan al acecho a ver si cortas cañas y zarzas (también algunas pitas)-, para castigarte por ir a lo tuyo y aprovechar la cosecha de lo que sea. Recuerdo, había otros árboles frutales (perales, durazneros, almendreros, etc.), pues todo eso nos lo traen de fuera, que es mejor, y más barato; que lo nuestro, caído al suelo, ya no beneficia ni a la fauna inexistente, porque que uno sepa, los gatos asilvestrados, comen pájaros, pero no fruta.
Pues esto, es lo que hay; porque si les cuento este caso, créanme –como Dios que está en los Cielos- casos como este conozco no cientos, sino miles. Y, curioso, nadie te hace en televisión alguna un reportaje, ningún periódico se hace eco de esto, y es que según tengo entendido, todo aquello, que pueda molestar al cabildo (medio ambiente), o al seprona (gobierno), no te lo publican, porque les retirarían la sustanciosa publicidad que periódicamente hacen a páginas totales a todo color y repetida la publicidad.
El Padre Báez.
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