Lo del cabildo es, que no tiene
nombre...
... y ello, porque cuando en estas pobres y desgraciadas
islas, el hambre se pasea ampliamente, y va de aumento de día en día a más y
más, dada la desaparición de la agricultura y de la ganadería,
y cada día más
por ello se acercan a las sacristías de nuestras Iglesias de creyentes en Dios y
de amor al pobre necesitado, a pedirnos algo con lo que matar el hambre, va y
viene el cabildo matacabras, sin sensibilidad alguna para estos muertos de
hambre, y en lugar de ponerles una cabra, para que maten el hambre y puedan
desayunar lechita caliente, recién ordeñada, y hasta hacerse unos quesitos de
vez en cuando, digo, en lugar de regalarles a los pobrecitos de Dios (perdón a
los ateos por citar a Dios en el que ellos no creen y un servidor y muchos
billones sí, también, digo), que estos su preferidos, los pobres, en lugar de
poder comer algo de carne, el cabildo se la da a los cuervos -que no existen-, o
las dejan se pudran tiroteadas por rifles andaluces, que son expertos en
dejarlas accidentadas, y por tanto sufriendo hasta que mueren, con lo que de
paso se cargan la ley de no hacer sufrir o de mal trato a los animales, que
cuando el hambre nos sube por las patas arriba, en lugar de la caña (la cabra)
le dan el pez (leche), que sería la cabra, sino que mal nacidos y sin entrañas,
les matan las cabras, y las dejan tiradas en barrancos, laderas, riscos,
montañas, etc.
El Padre Báez, que en cuanto antecede, no entiende nada,
porque es que no hay sino que ser unos cabrones, una manada de cabrones, unos
hijos de malas madres, para matar a las indefensas y ricas cabras, con las que
se acabaría el hambre y el paro. Algo tan sencillo, pero por planes ocultos de
exterminar ganados y cultivos, hacen que a la tierra no se vuelva, ni nadie se
pueda regresar a sus huertos, no sea le pase, lo que a este feligrés mío, que me
contó el último Domingo antes de Misa (a las 12,00 horas), que por limpiar un
terrenito donde plantar un saco de papas, y por arrancar previamente -limpiando
el terreno-, unas retamas, la cosa le salió -sin poder- por 3.000,00 euros (tres
mil euros, que pagó religiosamente, para pagar en sueldos a zánganos). Así que,
no te dejan tocar ni tu propia tierra, y si lo haces, ya ves el paquete que te
echan encima (o encimba). Nada de esto, hay nadie en el mundo que lo
entienda.
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Éste es el correo de un muy
buen amigo y profesor:
Recuerdo muchos comentarios
sobre isleteros, oriundos de los pueblos del norte que trabajaban en el muelle,
llevándose consigo sus animales, costumbres...
Me ha gustado mucho verte
reír más y bromear en tu último programa, aunque ciertas verdades te saquen de
tus casillas, creo que tu sano corazón debes seguir mimándolo.
Considero importante que
eduques en contenido, posiblemente mucho más de lo que crees, pero también es
importante atender que el cuidado que haces en el material difundido cada vez es
más interesante. No obstante, tira un día hacia la costa: muelles, pesca de
bajura... será un serio revulsivo reivindicativo para el sector. Lo sugiero
humildemente.
Un
abrazo.
C.
N.
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Y ésta fue mi respuesta:
Gracias por tu correo C.N. y
los ánimos que das. Gracias de nuevo. Sobre el programa de la pesca o del mar,
estamos en ello: ya hemos contactado con los pescadores de San Cristóbal, y a
ver si embarcamos con ellos y comentamos entre otros asuntos lo de esos peces en
gallineros en la mar alimentados con piensos, y por supuesto la problemática
pesquera. ¡Ya me pudieras ayudar con algunas preguntas a hacer o temas a tocar!,
pues no es mi fuerte y me gustaría acertar. Pues en ello estamos. En tres
semanas grabamos lo dicho: sobre la pesca. Un fuerte y cordial saludo para tu
mujer e hijas. P.D.- ¿En qué quedó lo de las cabras en tu ayuntamiento? ¿No pide
tu mujer se trate en el pleno?
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“... de mar a mar...”
(salmo
71).
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