Estaba la isla llena de
animales...
... y los veía
usted por todas partes: vacas, becerros, yeguas, burros, mulos, cabras,
ovejas..., ahora da usted una vuelta por la isla y no ve nada, y los pocos
rebaños que quedan en manos de ancianos, y con muchísimas menos cabezas, y así
el que en otro tiempo tuvo hasta 200, ahora no llegan a 20. Son las
consecuencias de un cabildo que acaba poco a poco con la ganadería, e igual pasa
con la agricultura.
Ahora están en el monocultivo de turistas, que nos dejan la
mierda que cagan y poco más. Es, a lo que nos ha traído un cabildo que no prima
el sector primario, sino que lo ahorca y asfixia, reventando al que se resiste,
hasta que cansado y multado, abandona, justo lo que pretenden o buscan, para
entregar al solo turismo la isla toda y entera. Que el turismo no es economía
sino para cuatro listos, que un millón de personas se paran cada día más y a
menos comida y dignidad, con mayor dependencia de la Iglesia o de su Cáritas,
que cada vez -al ser cada vez más los pedigüeños que crea el cabildo- tocan a
menos, hasta que el grifo solo gotee, o se cierre, porque si damos de comer
desde la fe, en la medida que crecen los ateos, van a ir de culo los pobres
mendicantes, toda la sociedad, en general. Si no se defiende la supervivencia
del sector primario, estamos más que jodidos, hundidos. Y pensar exportábamos y
éramos ricos, y no había nadie en paro, gracias a la agricultura y a la
ganadería de años atrás, ¡y no tantos! La agricultura como la ganadería, es
decir el sector primario, de puto culo, y ello a pesar de consejeros,
presidentes, comisiones, y demás chusma. De agricultura y la ganadería es que el
cabildo ni la cita, está muerta (y mata las pocas cabras que nos quedan). El
monocultivo del turismo, nos lleva a un fracaso mortal, de tierras y personas.
El sector primario, no puede, no se debe sustituir por nada. La única salida
posible de donde estamos, es volver al sector primario (o primero), pero sin los
libros y mil trabas que te ponen para todo. Otra posibilidad no hay, y esperamos
estamos para volver al arado, cuando no al tractor, a la vaquita, cuando no la
cabra. Hasta el paisaje se llenaría de vida, de romanticismo, de acción y
dinamismo; volvería la alegría, la salud, el gozo, la paz (aunque nadie después
siga o se entere del fútbol). Hay que volver a la raíz de la riqueza o de la
economía, de la independencia alimentaria y de tanto y tanto, que es la tierra y
los animales (ambas fueron puestas al
hombre desde la Creación, para que trabajara y viviera). Cuando hasta hace un
cuarto de siglo, todo el mundo trabajaba y había esplendor, todo eso se
precipitó, se vino abajo, y ni producción ni nada, sino tierras y alpendres
abandonadas. Testimonial y residual queda algo, pero con mucha presión y miedo,
por persecución, normativas, multas, etc.
El Padre Báez, que no descubre nada nuevo, sino que
repite con otras palabras, siempre lo mismo, si bien siempre con matices nuevos,
para no ser copia de lo mismo igual, que en el fondo lo es, pero no en la forma,
a ver si con esta diversificación, poco a poco se entera el cabildo, porque
siempre estaremos a tiempo de regresar o volver a lo que siempre se tuvo y se
debe tener, porque mientras eso no suceda, vamos a segur como los cangrejos,
caminando p´trás. (y pido disculpas a Paco
Martel, por no saber abreviar, cosa que él hace muy bien, pero..., cada uno es,
como es).
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Una carta de un seguidor de Tenerife, que
dice:
Buenos
días:
Soy un
seguidor de usted, desde la isla de Tenerife. En la emisora local de Manuel
Artiles, tuve la suerte y el placer de encontrarlo a usted, caminando cual cabra
por esos riscos agrestes que forman nuestras islas. Y desde entonces, no he
parado de bajar sus programas de youtube y verlos con suma
atención.
Quería
hacerle partícipe de la enorme labor que hace usted y la emisora de Gran
Canaria, en defensa de las cabras. Y me emocioné al poder verle, el último día,
en el programa Tagoror Rojo. Es emocionante ver a seis personas sentados como si
fueran guanches, debatiendo por las pobres cabras. En unos tiempos que corren,
en que se han perdido los valores, es impresionante, ver cómo se preocupan de
esos pobres animales, que son masacrados, y que sin duda, dan la vida,
simplemente, viviendo. Qué curioso, simplemente viviendo, y tal vez, habría que
decir, que haciendo la casi imposible misión de vivir.
Quisiera
confesarle que soy un ferviente seguidor suyo y que comparto su andar de
búsqueda, de recordar esa identidad guanche. No hay libros, no hay apenas
sitios, donde recopilar información de yacimientos arqueológicos. Le confieso
que, he buscado en mi isla este tipo de sitios y no hay nada. Es muy difícil dar
con ellos, y con los pocos que he dado, le confieso, ha sido por el boca a boca,
de oído a oído, y casi siempre de alguna persona mayor, que una vez ganada su
confianza, se explaya y te comenta sobre la ubicación de algún lugar. No hace
mucho, e inspirado en sus programas, me fui con mi señora y mi niño, de pateo
por esos andurriales de Anaga, y fui en busca de un lugar en un picacho, donde
hay muchísimas cazoletas. Allí, hicimos una ofrenda a Acorán, de leche, como tal
vez, en su día, hace cientos de años hicieran aquellos nobles guanches. Me sentí
fabulosamente bien, lleno de energía. Y todo, gracias a
usted.
Me
gustaría que si es posible, me indicara dónde puedo adquirir sus libros. Porque
cuando habla de arquitectura guanche, estoy viendo sus explicaciones como un
niño con la boca abierta.
Y por
último, ya no le doy más la lata, cuando venga por Tenerife, haga un programa de
una cueva que hay en El Tablero, la llaman cueva de Santa Catalina. Allí hubo un
enterramiento, que el gran Diego Cuscoy tiene documentada, y en la pared de la
cueva hay una imagen "pintada" de forma sobrenatural, dicen los lugareños, es
curioso cuanto menos y usted seguro que sabe sacar partido a dicha cueva. Abajo,
un poco más abajo, hay un barranco que está lleno de grabados y cuevas, tanto
sepulcrales como de habitación.
Es usted
un puntal, como se dice por aquí. Simpleza y rectitud es lo que hace de usted un
aguerrido guanche de hoy.
Hagámonos todos como el Padre
Báez y algo cambiará en esta Tierra Canarii.
Un
abrazo:
Domingo
González Pacheco, desde la isla de "en frente".
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“... enséñame, Señor, tu
camino,
para que siga tu verdad;
mantén mi corazón entero
en el temor de
tu nombre...” (salmo
85).
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