Tabaiba prieta…
… cual ubre a punto de reventar o chorreando -goteando leche- así es
la rama, tallo o/y flor de la tabaiba, que generosa, te oferta su maléfico
veneno, con tan solo rozarte con ella o tocarla. Si esto haces comprobarás, que
de inmediato afloran gotas por toda esa dicha zona tocada o rozada, que salpica
y gotea, ahora sí chorreado tronco abajo la leche blanca y espesa de la
tabaiba, que cargada, y prieta de leche, espera dar generosa y abundantemente
su cosecha o producción, pero que aquí se la desprecia, y no se la utiliza para
nada, teniendo como debe tener propiedades mil por descubrir. Lamentable tanta
pérdida de lo que la naturaleza nos ha proveído, y que política, universitaria,
económicamente, nada de ella se obtenga, a pesar de tener reprimido ese enorme
caudal de leche, que en minúsculas gotitas aflora o asoma al menor toque como
queda dicho más arriba. Que no es producto costoso de obtener o de sacar como
sucede con la almendra de su cáscara, que necesita dura piedra o martillo, con fuerte golpe para romper el
impedimento que nos lleva al fruto; que tratándose de la tabaiba, sobra
artilugio alguno cual pudiera ser hacha, machete o cuchillo, que a la más
mínima presión, o el simple roce al caminar entre ellas, enseguida te muestra
lo que corre por sus interiores, que de inmediato asoma como curiosa a ver
quién pasa y a quién oferta la engañosa leche envenenada. Así es, nuestra protegidísima
y abundantísima tabaiba: lechosa o lechera, pero sin queso que de ella se haga,
ni tomada con café se pueda hacer. Leche, mala leche, que -por ahora- de nada
nos sirve, y nos pudiera volver millonarios, si industria alguna la lanzara,
por ver.
El Padre Báez.
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