La tabaiba, superior en
dignidad, respecto al hombre…
… que el principio: la naturaleza está al servicio del hombre, y no
éste a la otra, emana desde la Creación. Aquí, contrariamente, la tabaiba tiene
a su servicio a toda la comunidad autonómica, región, archipiélago o como se la
quiera llamar. Grave, que el hombre haya perdido dignidad ante una planta, que
se lo usurpa y le gana, y así las cosas, el hombre sometido a la tabaiba, vive
para protegerla, respetarla, y amarla. Bajo, baja, muy bajo ha caído la
condición humana en este territorio, donde el hombre no cuenta, y ante la tabaiba
ya puede -como ha pasado, y está pasando y pasará- perder la vida, pero no la
protección de la tabaiba; aquí, el desprotegido, es el hombre, todo hombre, los
hombres, los que en otro tiempo -y según quiénes- eran, es y son los dueños de
la creación, y por tanto de la naturaleza, menos aquí en donde la dueña es la
tabaiba que somete al hombre y lo doblega a un respeto desmedido -porque pienso-,
que un respeto normal y general a la naturaleza, es hasta un deber -pero sin
pasarse-, no es de recibo, ni hay en ello lógica alguna, salvo la que tantas
veces ya, hemos dicho: la recaudatoria, a cuyo fin se la protege, para poder
multar y cobrar a costa de matar física y moral, espiritual y real al hombre
que se pase con ella, al pretender abrir un camino o pretender sembrar en lo
suyo algo, cosa imposibles de hacer ambas, si de por medio se ha establecido la
tabaiba. Tabaiba, que ha puesto en segundo orden y detrás de ella al hombre de
estas ínsulas, destinadas a solo estar con color verde, la tabaiba grisácea y
amarillosa, si está en floración.
El Padre Báez.
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