Si la tabaiba te llega a los
ojos…
… sería un milagro no te quedes ciego. ¿Es eso lo que pretende el
cabildo? Por lo pronto, ya lo ha conseguido, que “ciego” este pueblo, no vea la
verdad de la tabaiba protegida. Ese ha sido un proceso fácil. Dos son los tipos
de ceguera: la real, la de la leche en los ojos; y la otra, la ceguera mental
que impide a la población, vea la razón de esta protección a las tabaibas. Está
claro, hace falta luz, luz para la primera, y luz para la segunda; la primera,
deviene; la segunda no llega. El itinerario de la segunda, es más lento, tal
vez esté ya hasta fosilizado, y sea incurable: ceguera sin curación posible
(¡tal ha sido el lavado de cerebro!), pues nada ni nadie acerca al pueblo la
luz que le haga ver claro. El primer paso sería, empezar a ver la realidad, a
la luz de la razón. Y es que, como decía nuestro San Agustín: “una vez sanados los ojos, ¿qué podemos
tener de mas valor, hermanos?” Se alegran y gozan los que ven la luz, que
ha sido hecha, y refulge desde el cielo o la que procede de una vela o
eléctrica. Pero, ¡qué desgraciados los que no pueden verla! Ciegos nos han
traído, sin posibilidad de ver; ningún medio de comunicación social trata el
tema; no se ve, ni nos muestran la realidad; debemos salir de la ceguera; nos
ahogan y deslumbran con el balón cesto (¡), y con el carnaval constante, nos
meten ruidos que nos impiden ver la auténtica iluminación. Jesús untó saliva en
los ojos, y le impuso las manos a un ciego, y éste vio; pero para nosotros, no
hay colirio para tantos ciegos. A nosotros, ¿quién nos cura?, ¿cuándo vamos a
ver con claridad? Este pueblo, tarda en llegar a la madurez para ver claro,
solo unos pocos, ven a media, pero callan por miedo.
El Padre Báez.
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