No tener sector primario, es rarísimo:
Pues, ¿no tenemos el mejor clima del mundo y la mejor tierra del planeta? Si fuera de otros este pueblo, ¿no profundizarían en la agricultura y ganadería para dar de comer al mundo todo?
Prefieren tenernos parados y quietos, con todo protegido, para que no se toque el campo, ni en lo más mínimo y depender así del mundo. No se explica la universidaddelaspalmasdelgrantabaibal y otras entidades, nada digan de esto.
Hace 50 años, echaron candados al campo, y después de medio siglo siguen sin abrirlo; andan buscando y trayendo comida de fuera, cuando tendríamos hasta de sobra, para dar y repartir, si nos dejaran volver a lo que siempre se hizo: cuidar del campo (ganadería y agricultura, ambas prohibidas y acabadas).
La cultura del campo, desaparece, con la generación de ancianos con 80 y más años, que se mueren. Trabajo que aquí se hizo durante siglos, y para los clásicos fuimos las afortunadas por los frutos (hoy, nada de nada).
Hoy en el campo, queda un residuo testimonial y simbólico, lleno de miedo y asombro, ante multas hasta por querer coger las papas o levantar una pared caída, nada digamos si alguien osa abrir un camino cerrado por la maleza o basura (en decir del campesino “basura”, es todo lo que tienen protegido).
No se explica cómo autoridades y gobernantes, mantienen este estado de cosas, y que es imposible oír de sus palabras los términos “agricultura” o “ganadería”, cuales inexistentes y desaparecidas, y tanto que le aplican los conceptos de “sector primario” al turismo, que poco a poco nos abandona, y ni siquiera con ello, reaccionan activando el campo (salvo los de deporte, con los que entretienen al personal).
Aumentan las enfermedades, más allá de las físicas; las del espíritu, como son la depresión, la angustia, el miedo, etc. Nadie trabaja, y el campo espera manos y sudores. Otros, trabajan para nosotros, inactivos y quietos. Y no se ve asomar ningún proyecto de volver al campo, por parte de la clase dirigente (que debe tener en las importaciones, grandes pellizcos para ellos).
Si contempla usted el paisaje, da hasta pena, ver todo vacío, todo asilvestrado, las retamas y tabaibas colonizando la isla, y el kabildo plantando solo pinos, porque quiere la isla sea como en 1402 la tenían los guanches (si Madeiras hiciera lo mismo, sobrarían los maderenses).
El trabajo se acumula, y va a ser casi imposible recuperar lo que los pinos y la maleza se está comiendo, esterilizando la isla y volviéndola en un desierto verde. El daño, ya casi es irreparable. La isla, no estaba diseñada, para plantar pinos en cercados y terrenos de pastoreo. Los guanches, y todos los que vinieron después, vivieron de la tierra y de los animales.
Pero, ¿por qué no se vuelve a la agricultura y ganadería? Antes habría que reparar el daño. Los caminos han desaparecido. La gente se suicida ante el acoso por parte de miedo ambiente (kabildo). Hay que reparar el daño. La gente –lo repito- se suicida ante el acoso por parte de miedo ambiente (kabildo). Ya ni nos dejan subsistir o sobrevivir, cuando es problema de supervivencia. La gente sufre hambre y paro. Pasa el tiempo, y sigue enquistado el no a la vuelta al campo (todo protegido).
Mientras, el miedo ambiente (o el kabildo), no desaparezca, no hay solución al problema. El avance de la maleza es abrumadora. Nadie puede pararla, a riesgo de elevadísimas multas. La mejor cabra genética, la suelta, hay permiso para pegarle un tiro, con rifle o escopeta. La vaca del país anda casi desaparecida. Se persigue a pastores y agricultores.
Ninguna acción en el campo, queda sin su correspondiente sanción o multa, de forma rápida, omnímoda, y sin posibilidad de escaparte legalmente. Ha desaparecido como consecuencia la rica fauna y hasta la flora desaparece al ir contra el ciclo natural desde siempre de propagación, con intervenciones absurdas y ridículas como reparar la herida de un árbol, o poner bebederos artificiales a unos pájaros inteligentísimos que saben esa agua es en exclusiva para ellos (¡de eso se ocupan!). Prefieren pájaros a cabras. Prefieren escobones a olivos.
Hay que volver atrás en el tiempo. Recuperar aquella juventud sana. Hay que corregir desviaciones. La agricultura y la ganadería han acompañado siempre al hombre. Debemos evolucionar; no regresar, y parar. Hay que arar, y dejarse de pájaros pinzones. Dependemos del exterior en un muy elevado por encima del más del 90 %, y esto, esto no es normal, ni se ajusta a principios. Es mucho lo que hemos perdido, aún en el aspecto relacional, y trascendental, al embrutecernos y alejarnos de la naturaleza.
Por todo ello, son muchos los que buscan su lugar en el mundo fuera de donde nacieron, por prohibirles realizar lo que desde siempre hicieron nuestros mayores y se sigue haciendo en todo el mundo. Hay que regresar pronto a la tierra. No podemos seguir así por muchos años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario