La vuelta
al campo:
Que se está quedando solitario, sin reclamo, sin ayuda. Unos pocos y ancianos son los que quedan, y entre ellos algún arriesgado emprendedor, asechado por miedo ambiente por si toca una retama o corta un verol.
No existe profesión mejor. Ya que no tenemos mar, al menos nos queda la tierra (aunque vigilada por protegida, sin saberse por qué). Dar la vuelta a la isla y ver cómo hasta hace cuarenta años aún se la cultivaba, da pena y tristeza. Los surcos esperan.
Muchos han dejado sus cabras abandonadas, y ahora van a por ellas con balas. Seres humanos que no respetan los derechos de estos animales los más hermosos ejemplares.
Los hay que prefieren ponerse en la cola de Cáritas, antes que volver a su alpendre y a las vacas. El campo lugar para carreras, en lugar de sembraderas. No te dejan tocar escobón, ni zarza o retama, so pena de multa que te desarma.
De leyenda va quedando lo que fue historia y belleza. Vamos por el 2.012 y el sueño no llega, de ver volver a oír en el campo aquellos cantos. Se rompen los arados y otros aperos y te los hacen de juguetes en ferias por los pueblos.
Se rompe la tradición, y no hay promoción. Imagen somos en el mundo de vagos sin educación, que hemos dejado el trabajo por andar tumbados al sol como lagartos. Aunque la verdad es que por miedo a los de la medioambientalidad, está todo el mundo escondido de verdad.
Ya ganado no queda, ni fauna que ruido meta; ya solo se oye el silencio de las nubes y las estrellas. Ni la crisis hace que vuelvan, sino a las carreras; que pasan como tiro y dicen hacen turismo sin verlas.
Gracias al mundo que nos manda la comida, pero ha cambio nos jugamos la vida. El campo ya se borra de la memoria, y tan tranquilos los de la porra, que solo se acuerdan de él, para multar y llenarse las bolsas de los que quedan.
Algunos se han suicidado, por acoso y solo por volver y abrir camino a su tajo, murió ahogado sin plantar las papas, para los guisados. Hasta cárcel le dieron y por dignidad y reparo, se cambió de lado.
Se pierde la experiencia acumulada por siglos, y no se vuelve la vista al silo, donde: el trigo, el millo, el higo, el níspero, el vino, el cochino, el...
El Padre Báez.
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