¡Pobre San Francisco de Asís, qué lejos estaba él, el pobrecillo -así llamado- cuando contempló, en el primer Belén que se hizo, lleno de amor, considerando la humanización de Dios, que pasando ocho siglos, de lo que él hizo oración, meditación, contemplación, otros vendrían -pasando el tiempo- sin fe, desde el mayor de los laicismos, con toda indiferencia religiosa, y con ataques a la doctrina y enseñanza de Ese Niño Dios, lo iban a utilizar -los Belenes- para vender más, y hasta para ser utilizados como compra votos, por parte de políticos corruptos -precisamente los que en el ranking del CIS, barometrea a la sociedad y sus gentes y ponen por debajo de la Iglesia a la clase gobernante y a la clase política-, pena da, la utilización por parte de comerciantes sin escrúpulos y por parte de los que atacan directa, frontal y constantemente a la Iglesia, que utilicen como gancho algo tan espiritual como es un Belén (la reproducción en imágenes del acontecimiento junto con la Pascua, mayor de la historia y humanidad).
Y así, vemos -yo no voy a verlos- en grandes áreas comerciales, donde eclesiásticos hay, que se prestan al juego sucio de prostituir lo sagrada -al dejarse utilizar por el Comercio-; belenes en plazas públicas, reclamos de una “buena acción ayuntamentil” del lugar, que regala a sus pobres ciudadanos el dulce ejemplo de pobreza, de aquella familia -la que ellos destrozan- formada por José-María-Jesús, con sus abuelos (del Niño) Joaquín y Ana, con sus primos (Santiago y otros), con sus parientes (Juan), con sus tíos (Zacarías e Isabel), familias ejemplares -y de distinto sexos-. Pena, que estos Belenes, algunos hechos para premios y concursos, y cada vez menos judíos y palestinos, para ser “belenes canarios”, con calados y cachorros; pena, de Belenes, en escaparates, y en la propuesta de los periódicos, que atacan a diario a la Iglesia, y te venden las figuritas un año, y otro también. ¡Qué pena, que el Belén, no sea respetado (ahora me acuerdo que la Guardia Civil, entró en una Iglesia, y multó al cura –aquí en Gran Canaria-, porque en el Belén habían no se si unos helechos o culantrillo protegido); Belenes perseguidos, espiados, controlados, con casas canarias, calles y el Roque Nublo, cada vez, más lejos de la realidad, y más como promoción turística y reproducción de puertos, costas y otras chorradas! ¡Pena de Belenes, que no se esconden, como cosa privada, de culto familiar, en torno al cual se reza, canta y alaba -como los ángeles- al Señor! Pena de Belenes, por todas partes, como si fuera de consumo a “tutti fruti”! ¡Belenes, que son un insulto, según los veas cómo y dónde! Belenes, que son una vergüenza, y un insulto a la fe. Si Jesús se encarnara en más de cuatro de estos Belenes -salvo a los humildes Belenes caseros, según la tradición más sana y religiosa- se echaría fuera del pesebre -que a lo mejor, nació en una casa, como todo hijo de vecino (“semejante en todo a nosotros, menos en el pecado”, que dice las Sagradas Escrituras)- y se echaría a correr como un loco, pues citando una película: “¿Qué hace una Persona -(¡Dios!),- como Tú, en un lugar como éste?”. Si al menos fuera fuente de conversión, para cambio de actitud, como signo de aceptación de su doctrina y cuerpo (la Iglesia), como que uno, hasta lo vería bien, pero: ¿hago un Belén, para que lo vean los otros, para concursar, para atraer compradores, para ganar votos, para exhibir arte propio, para…, y después estos belenistas, no te celebran la Eucaristía, ni la Misa del Gallo, ni otra al día siguiente, ni la víspera, ni ninguna todo el año, y si te descuidas, te insultan y persiguen por ser católico-cristiano y seguidor de la Iglesia (el Cuerpo de ese Niño)? Pero, ¿a qué juegan?, ¿qué está pasando? ¿Cabe hipocresía mayor?, ¿es esto coherencia?, ¿a qué viene esa proliferación periodística y televisiva de mostrarnos unos belenes que se hacen desde dos meses antes del Nacimiento de Jesús? Y en ello, tanto Casas Religiosas, como profanas, Casas Consistoriales, como casas ordinarias, Casas Comerciales, como cualquier casa. Y no, no cree un servidor, esto esté bien.
Un servidor, tiene en una repisa, encima de una estantería baja de libros, permanentemente un (mi) Belén todo el año. No ocupa mucho, pero me sirve, para de vez en cuando echarle una “mirada”, y más allá de pastores o pescadores, pozos y palmeras, me fijo en ese Chiquillo, centro de miradas de sus padres (José y María -y discúlpenme no diga María y José-, que el padre, aunque adoptivo, merece un respeto, que en asuntos legales, como si fuera el padre carnal, y esto siempre fue así, si nos quitamos de encima un feminismo enfermizo y trasnochado, que está cambiando todo, pero…, sigamos con el Belén). Mejor, terminemos con el belenismo profano; no aceptemos la corrupción de lo religioso (los islámicos, no permitirían el uso y abuso de Mahoma, en una utilización profana de su figura cumbre, después de Alá) y su utilización para fines crematísticos y otros. No está bien, se use lo religioso, como reclamo para nada (¡y todo!), a no ser que sea desde la misma Iglesia, la única que podrá hacer buen uso de lo que para ella es más que central, su gran tesoro, sacado por estos desalmados a la periferia y ultraperiferia de lo religioso.
Y aunque tengo más argumentos, no quiero cansar al amable lector; así que lo dejo, pero sigo por dentro y en secreto.
El Padre Báez, que pasa de esos belenes, que nada me dicen sino que me insultan. En mi (casa y) parroquia, lo(s) tengo debajo del altar, más sencillo(s), pero en su verdadero puesto.
PD1.- Haga un Belén, en su corazón, y reciba allí, dentro de sí, al Niño Jesús; que Dios, se hace hombre, para acercarnos más a Él (que así sea, que quiere decir “amén”).
PD2.- Y no felicite a nadie el Nacimiento (Navidad), sin que antes no haya nacido el Niño. Una vez, nacido. ¡¡Feliz Navidad -(que quiere decir: “Nacimiento”)!!
PD3.-… (Esta, la dejo, para que ud. diga lo que quiera, ¡vamos atrévase! Y, si tiene argumentos, lléveme la contraria).
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