Si una imagen, vale más que mil palabras, como dice el refrán, pocas veces se pudo aplicar mejor, que a la campaña última de Manos Unidas, que en cartel con fondo amarillo -mi color- y en negro, nos presentaba un árbol, con su follaje o ramaje muy abundante, pero, con un tronco y raíces, sustituidos por un tenedor. Debajo, el lema en un círculo: "Contra el hambre, defiende la Tierra". Campaña ésta, por motivo de su 50 aniversario.
Pero, volvamos al dibujo: árbol-tenedor. Le parece a un servidor, que dicho anuncio en cartelería inmensa, que lució en orillas de carreteras, a la entrada y salida de las grandes poblaciones, era un mensaje subliminal a políticos y a agricultores, para que colaboraran con la campaña, plantando un árbol, pero árbol frutal, y por tanto, que dé comida.
Y a mí, que me lo expliquen: ¿qué comida da un acebuche, una tabaiba, un pino, un acebiño, etc.? Entonces, ¿por qué nos llenan la isla de árboles estériles o vacíos de comida?, ¿acaso comemos la sombra que solo dan?
¡Que bueno, que recordando la pasada campaña contra el hambre, una institución de medio siglo, con implante en el mundo, y prestigio más que reconocido, a quien corresponda (al cabildo y demás), hagan caso y comiencen a arrancar los árboles -como dice el Evangelio: "... el árbol que no da fruto, se le arranca...", y en su lugar se plante árboles-tenedores, o árboles-comida.
Toda vez, que un servidor, tiene en su mesa, un calendario (justa cuando el año ya acaba) de esos llamados de bolsillo, sobre la mesa, es algo, que tengo profundamente metido en mi mente. Hoy, les hago partícipes, para que vean, que esa manía de un servidor de que no se plante pinos sino árboles frutales, está -además- avalada, por este organismo o institución.
Pero, ¡vamos, que es de pura lógica! No vamos a tener toda la isla convertida en un parque-jardín, con árboles no frutales, sino que la tierra nos debe alimentar, a no ser que se prefiera, que sean otros, los que planten frutas, para traérnosla, y a qué precio y cómo cosechadas, no sabemos cómo, ni... cuando tenemos el mejor clima y la mejor tierra del mundo, como lo demuestra la misma historia y antiguos nombre de las islas (paraíso, hespérides, afortunadas, edén, etc.; ahora: secarral -como dice Don José Rodríguez, del periódico "EL DÍA"-, desierto, desgracia, matorral, etc.).
El Padre Báez, que entra en el año 2011, con esta ilusión y deseo. Y ojalá, mis amigos, aboguen con un servidor, para que los árboles nos den de comer (y arranquen los que no dan comida).
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