Vivir con las tabaibas…
… las personas aquí, no valemos nada; valen las
tabaibas. Aquí, vivir de la tierra es imposible, viven las tabaibas. Este, es el
lugar del mundo con mayor número de tabaibas. Toda la tierra es, para las
tabaibas. No se planta nada de comer, solo tabaibas. Solo viven bien, las
tabaibas. Otras plantas no nacen. La isla cambió. Toda la tierra, está ocupada
por la sola tabaiba, sin más. A las tabaibas, hay que respetarlas. Subir o
entrar a la isla, es verlo todo lleno de tabaibas. Ya, es algo que impresiona.
Vas y llegas a lo alto, o te vas por el sur, o por cualquier parte o lado, y
todo-todo está de tabaiba. Somos los más pobres. Ya no queda sitio en el campo,
para la gente. El único sitio que hay para estar, es en las periferias de las
poblaciones o capital, pero el campo se ha entregado a la tabaiba, y ésta lo
llena todo. En la isla, solo vive bien, las tabaibas. Si alguien las toca, se
les cae el pelo (por la multa o sanción; ¡le puede salir hasta cárcel!). Antes,
la isla era para los isleños; ahora, para las tabaibas. Las tabaibas, si te
descuidas, te dejan ciego. La gente sufre mucho; las tabaibas viven muy bien.
Hay tabaibas por todos los lados o allá a donde vayas. Son como el aire, están
por todas partes, y ya son irrespirables. Intocables. Las tabaibas, las
tabaibas, como si fueran humanas; nosotros, nos estamos quedando como árboles,
árboles secos. Aquí, en el Tabaibal, en el Gran Tabaibal, vivimos con las
tabaibas. Las tabaibas son parte de la familia. Allá a donde vayas por la isla,
te las vas a encontrar. Nosotros, por haber nacido aquí, tenemos que convivir
con las tabaibas, y eso significa vivir en unas condiciones de hambre, por más leche que tengan las
tabaibas. La tabaiba, forma parte de la esencia de la isla (e islas). Somos
tabaiberos. Nos han hecho tabaiberos. Se trata del pantabaiberismo. Estamos en
la tabaibocentralidad.
El Padre Báez.
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La injusta tabaiba…
… profundiza el hambre en la isla (e islas), al ocupar
el terreno, que se necesita para el cultivo. Cada vez hay más hambre en esta
isla (e islas). Que no se cultive, y que crezcan a sus anchas las tabaibas, sin
freno, y que no dejen cultivar por culpa de ellas, es algo que choca y no hay
mente normal que lo comprenda. Aquí, ni habría nadie parado, y nadie pasaría
hambre, si el cabildo dejara cultivar a la gente, y no les pusieran multas, por
arrancar plantas protegidas, como la del caso que nos ocupa y tantas otras
afines. No es de recibo, en el reparto de la tierra, las tabaibas se lleven la
mayor y mejor parte, en lo que ya no cabe la igualdad en cuanto se desnivela la
balanza de la justicia a favor de una planta con preferencia a las personas, lo
cual es algo bastante claro como que no es justo, se prime y ayude y favorezca
una planta antes que a los habitantes de una isla (e islas), que necesita la
tierra para el cultivo y se le prohíbe y castiga si lo hace si con ello
perjudica o daña a las tabaibas, que deben enseñorearse a sus anchas y gusto en
el terreno que en otro tiempo daba comida y ahora solo leche amarga de tabaiba.
De la tierra debe salir nuestro pan (el gofio [del trigo y millo]), y otros
recursos, y contrariamente nada sale y nadie trabaja en la tierra, por miedo a
castigos (multas y sanciones), al estar protegida la maleza, que nada nos da, ni
en nada nos favorece. La solución al paro y al hambre, pasa por el cultivo de la
tierra, llena de tabaibas, robando otros cultivos y el trabajo. De ahí, que es
urgente la necesidad de volver a la tierra, sin trabas, sin obstáculos, sin
respeto a la tabaiba. Que los hombres tenemos los mismos derechos -¡y más!-, que
la tabaiba de sobrevivir y vivir en la isla (e islas). Si de compartir la tierra
entre los humanos y la flora, sea la mayor parte para los hombres, y menos para
la misma flora, por razones no de igualdad, sino de superioridad. Que amarguras
ya nos da la vida, como para que esté al acecho la tabaiba para aumentárnosla.
Pues de nada nos sirve ser los más ricos en tabaibas, si a la par somos los más
pobres del planeta, que teniendo el mejor clima y la mejor tierra, solo se
beneficia de ello, una planta que solo nos envenena.
El Padre Báez.
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