ESCUELA DE LA CARIDAD: Respondo con
este correo a los cientos de ellos que he recibido, y dado su elevado número me
es imposible contestar uno por uno, así que en general, contesto a todos
aquellos que preocupados por mi silencio desde el 29 de junio al presente, que:
ello ha sido debido a una estancia en Madrid, exactamente en El Escorial, a
donde asistí a una Escuela de la Caridad, como cura acompañante de mi arciprestazgo,
y con voluntarios, coordinadores, delegados, etc., y el mismísimo Delegado Episcopal
de Cáritas Española, con Sociólogos, distintos sacerdotes, Profesores de
distintas Facultades de Teología, Rectores de otras tantas Facultades de
Teología, Decanos de otras Facultades también de Teología, Directores de
Cáritas de otros países, Redactores de prestigiosas Revistas (Razón y Fé, ETEA,
Corintios XIII; Revista 21, Mundo Negro, etc.), Doctores en distintas materias,
Directores de otros tantos departamentos de Cáritas, Periodistas, y un largo
etcétera, difícil de nombrar a tantos, hicimos estudio de otras tantas y distintas
materias afines a Cáritas, como fueron -aparte Mesas de Diálogos (en torno a la
Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium,
Miradas Esperanzadoras al Futuro de la Iglesia, etc.)- Conocer la Realidad,
Hacia una Iglesia Samaritana, La Antropología del Pobre, El Magisterio de la
Iglesia y Justicia Social, el Grito de los Pobres, La Comunidad que Escucha, El
discernimiento Cristiano, Criterios de discernimiento en Cáritas, La Comunidad
en Acción, etc., fueron días muy intensos de estudio, reflexión, diálogo, etc.,
y vueltos a casa, volvemos a las tabaibas, que para ponernos al día, ya que las
tengo fechadas, durante una semana, las vamos a recibir dobles:
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Con tantas tabaibas…
… el agricultor y ganadero, no pueden
ejercer su profesión, no pueden realizar sus responsabilidades. Por
tanto, la crisis, no va a remitir, mientras no les dejen libres cultivar y
tener animales, como siempre, sin más. De lo contrario, todo será muerte; solo
vivirán las tabaibas. Las nuevas “fincas” de cultivo entre coches y niños en
sus patios de recreo, no son sino un sucio y lamentable engañabobos; de ahí, no
come nadie. Los niños en las escuelas, y los ancianos entre urbes, solo juegan
a emular a campesinos, pero es una farsa, una burla, una estupidez. El futuro
está en el campo, y en que desaparezca la vigilancia y el control severo y
absoluto. No podemos cruzarnos de brazos, para que otros a miles de kilómetros
cultiven -en peores tierras y peor clima, y peor abonado- para nosotros. Cada
pueblo, debe cultivar lo propio para sí, sin esperar que lo hagan otros, para
nosotros. De no cambiar esto, la colonización no ha terminado, y nos siguen
sosteniendo. Se ha transformado el paisaje del campo: todo lleno de tabaibas y
basuras, con los únicos animales: los perros. Lo que comemos, cruza muchas
fronteras, con todo lo que ello conlleva (y no lo notifico, para no alargarme,
y para que mis lectores, también piensen algo, o un poco). Y ahora, dos términos
fuertes (pido disculpas al que no me entienda): se están cargando -estos
ladrones- la antropología, la sociología… y es que el sector primario
(agricultura y ganadería) debe primar, y debe impregnar toda la actividad
campesina, campestre o rústica. Hay que insertar la figura del campesino en el
centro de la sociedad, es lo primero (debe ser lo primero).
El Padre Báez.
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Un 00,01 % de tabaibas…
… nos tenemos que insertar en la agricultura y ganadería del pasado,
recuperar cuanto el cabildo nos ha quitado. Si bien incorporando cuanta
tecnología haya aparecido. No se comprende una sociedad sin el sector primario,
y es el único caso en el mundo, donde se prohíbe cultivar y tener animales
(salvo perros, muchos perros, y más perros, pero no cabras u ovejas, vacas o
cochinos). El campesino debe salir ya -los pocos que nos van quedando- a la
escena, al escenario de su actividad y desarrollo, sin miedo a los que hasta
ahora los persiguen y castigan, y se llene la isla (e islas), de cultivos y
ganaderías, que nos devuelva a la riqueza y libertad de medio siglo atrás (o
sesenta y pico de años). Con el sector primario activado tendremos comida y
trabajo de sobra, pero sobretodo: comida (¡y trabajo!). Lo esencial es el
campo, y el campesinado. Y es lo más necesario. Por eso, sueño con una
agricultura y ganadería sin tabaibas de por medio; sueño con que vuelvan las
costumbres y los aperos; sueño con madrugadas y recuperación de aquellas
palabras; sueño con cultivos y ganados y sin protección de basuras, como la
tabaiba; sueño con nuevos políticos que acepten la vida de sus abuelos y las
respeten; sueño, con el desarrollo;
sueño con una gran actividad campesina (agrícola y ganadera), y que con ella
vuelva la alegría, el descanso, la fiesta, la paz…, nunca seremos libres, sin
un sector primario que produzca lo que necesitamos para comer y poder trabajar,
anulando el paro. No saldremos de la pobreza, mientras no volvamos al campo. Al
campo lo veta y prohíbe, las tabaibas; éstas deben desaparecer en el 99,99 %,
con un 00,01 % es suficiente (¡y sobran!, y no el 100 % que tenemos).
El Padre Báez.
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