Tabaibas o campesinos…
… porque es que son términos incompatibles. Antes había
verduras y frutas de aquí. Ahora del campo, ya, ¡nada! Nadie trabaja en el
campo. Se cuidaba la tierra, y ésta nos daba la comida. Ahora, ¡ni animales! Ya
no se trabaja en el campo. La tierra ya no produce. Mueren los ancianos; multan a
los que quedan. Los jóvenes huyen. No hay continuidad. Ya no es rentable seguir
en faenas del campo. Hombres hábiles, parados y teniendo tierras y alpendres. Se
acaba lo rural. Migración a poblaciones y capital. Una tímida y amenazada
vuelta, de gente que desconoce la cultura del agro, al ser capitalinos y sin
continuidad en lo del campo. Solo quedan en el campo ancianos; sus nietos
estudiaron para no volver. El campo ya no es sostenible. En el campo la
presencia represora y recaudatoria del cabildo que multa por todo y por nada.
Hay miedo, mucho miedo: pánico a gente uniformada que lo pasea a diario y a
todas horas vigilando. Enfermedades psicológicas y físicas. Nos matan con veneno
que entra con lo que nos traen para alimentarnos desde fuera. Nos envenenan.
Aumentan los cánceres. Desaparece la agricultura y la ganadería propia. Ya no se
trabaja la tierra, ni en la tierra. Se
multiplican las grandes áreas comerciales del mundo, en un minúsculo
archipiélago atlántico, con productos foráneos. Difícilmente se ven surcos
plantado de algo que a duras penas sale adelante. A ello hay que sumarle el
acoso y las trabas cabildicias. Surge un nuevo campesinado: niños en huertos
escolares y urbanistas en medio de humos y gases de coches. Y llaman a eso
ecológico. Los que vuelven, no se enteran. Pero ya sabemos: han
optado por las tabaibas y éstas, lo impiden todo. Todo a su favor y en su
defensa.
El Padre Báez.
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Las tabaibas nos
precipitan…
… las tabaibas son un peligro. Son una nueva erupción.
Nadie protesta. Las tabaibas nos reprimen. Han matado a más de uno (varios ya).
Miles de multas por su culpa. Nos ganan la guerra. Nadie sale ya a trabajar en
el campo. Caminamos hacia la tragedia. Hay grupos armados en el campo,
controlando todo movimiento, por pequeño que sea. Revientan cualquier intento de
vuelta al pasado agrícola o ganadero. Reina el miedo y la inseguridad. Escasean
los alimentos en la mejor tierra y clima del mundo. Hay contundencias en las
multas a pobres que intentan volver al ayer, en lo suyo. Todo prohibido. Aumenta
el paro, el hambre, la miseria… Se expulsa al campesino del campo. El cabildo no
quiere saber nada de agricultura y ganadería (nos engaña con su granja y sus
cursillos). Se rechaza cualquier petición para volver al agro. Siempre se
deniega toda solicitud para algo, sea lo que sea. El campo padece una ola de
violencia cabildicia. No se respetan los años, ni la tradición. Ondea la
violencia. Gran desafío el de las tabaibas. Las tabaibas nos llenan de
inseguridad. Son motivo de violencia social. Violentamente imponen la defensa de
la basura frente a lo que nos alimentaría sin dependencia exterior alguna. Se
agrava la crisis, a pesar de los reiterados y constantes avisos en su contra. Se
agravan los problemas del hambre y del trabajo (tanto monta, monta tanto). Por
miedo, nadie protesta. Nadie se manifiesta (por miedo). Y es un derecho, pero…
los agentes de medioambiente, se extralimitan. Las consecuencias son
lamentables, y son irreparables. Arremeten contra los campesinos. No hay diálogo
posible…
El Padre Báez.
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