Preparados para más
tabaibas…
… es la mayor producción que tenemos. Tierras
preparadas, ahora destinadas al monocultivo tabaibero. El cabildo ayuda a su
expansión defendiéndolas cuales si fueran plantas sagradas. No se apoya a la
agricultura, sino a la flora tabaiberil. Por todas partes que vayas, te las
encuentras. Se amplía su número y proliferación. Sí, aumentan considerablemente
el número, ya casi infinito de tabaibas, y siguen protegidas, sin más. ¡Por la
“leche” que dan (multas que cobra el cabildo)! Y, ¡como se desarrollan las
malditas! Crecen con furor. Lo llenan todo. Arrollan. Pocos son ya los lugares
sin la formación de tabaibales espesos. El campo y toda la isla ya, es el campo
de refugio de las tabaibas todas. Las tabaibas arrasan la isla (las islas). Las
tabaibas nos atacan por todas partes. La población sufre callada la violencia de
las tabaibas que lo devoran todo, sin dejar espacio para nada, que no sea solo
ellas. Los campesinos viven con el mayor miedo absoluto. Los campesinos, se
refugian en sus casas; sus cuevas y alpendres vacías, también sus tierras,
llenas de tabaibas (y sin poder librarse de ellas, salvo multas si lo intentan o
lo hacen). Siempre son castigados, descubiertos y multados. Los hay que se
suicidan ante este panorama, y sobrecoge el silencio al respecto de Medios de
comunicación, organismos, asociaciones, institución, la peor universidad de
españa, colectivos,…, etc., por miedo a represalias y retirada de publicidad y
“ayudas”. Las tabaibas tienen el paso libre a toda propiedad, por más privada
que sea. No es posible vivir, con tabaibas. Pastores ya no hay; las ovejas no
comen tabaibas, y si las comieran multarían a los pastores, por permitir sus
ovejas coman una planta protegida. Kilómetros de tabaibas, sin otra flora que
les compitan. Nos prepararon, para que aceptemos todas las tabaibas y más, por
más que este pueblo sufra hambre y paro, por no poder cultivar la tierra y
guardar animales. Solo tabaibas, sin más.
El Padre Báez.
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Las tabaibas destruyen la isla (e
islas)…
… cada vez más se expanden y se dilatan por el
territorio la dichosa planta, sin freno alguno (por los pingües dineros que el
cabildo cobra por multas por ellas). El proceso de su crecimiento es imparable,
y ello como si de ellas dependiera algún mercado o beneficio alguno aportara a
la sociedad (salvo el negocio redondo de quien ya hemos dicho). Nada les importa
la crisis nos tengan en paro y pasando hambre, cuando con la desaparición de las
tabaibas habría trabajo y comida. De esta forma favorecen a las grandes
multinacionales, que hacen su agosto (todo el año), a costa de nuestra pobreza y
nos hacen totalmente dependientes.
No cabe desarrollo posible, cuando la tabaiba ha
devorado todo el territorio, y protegida, nada se puede hacer, porque por el
menor daño, la multa es descomunal; te espera la cárcel o la soga (¡ya me
entienden!, ¿no?). Nada se puede hacer, y para ello montañas de leyes con sus
artículos, párrafos y letras o números, con fechas con barras de por medio, para
marear a un santo. El campo está judicializado. Ya no queda espacio para un saco
de papas. Millo no se planta y se habla del gofio, ¿canario?, ¡mentira! Ya
hicieran harina de las tabaibas y a ver quién se comía ese pan (o “gofio”). El
campo ha sido robado a sus legítimos dueños o propietario, que ha pasado
totalmente al cabildo, puesto que dueño y señor de lo tuyo, nada puedes hacer en
él. Tienes la titularidad, pero no te dejan tocar la tierra, ni tener un animal
en ella. La comida toda nos viene de fuera. Nada producimos (salvo leche de
tabaibas, pero, ¡con ella no se hace queso, ni se toma!) Las tabaibas se siguen
extendiendo, se multiplican, lo llena y copa todo, sin utilización alguna. No
dan marcha atrás; no van a devolver la tierra a sus dueños, ¡no! Nada cabe
hacer. ¡Ya es triste! Nos han ganado la batalla. El pueblo, no tiene (drogado
con el fútbol, y ahora recientemente con el balón cesto) conciencia del mal
tabaibero o tabaiberil; nadie ataca a la tabaiba (los Medios para no perder la
publicidad, y los campesinos por miedo a represalias). Todos callan. Nadie
ataca. Se cargan y desaparecen siglos de cultura agraria y
ganadera…
El Padre Báez.
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