La complicidad de las
tabaibas…
“… os conduje a un país de huertos para que comieseis sus
buenos frutos, pero entrasteis y profanasteis mi tierra, hicisteis abominable mi
heredad…” Jer. 2, 1-3.7-8.12-13
“… hace brotar hierba
en los montes, para los que sirven al hombre; que da su alimento al ganado y a
las crías de cuervos que graznan…” (Salmo 146).
… estamos en la era de la dictadura-democrática. Es,
ciertamente, una situación muy compleja en el archipiélago: que no se frenen, y
se retroceda con las tabaibas. Pero, ¿acaso están ciegos, y no ven su potencial
amenaza? ¿No es esto dura y pura represión, que prohíbe al campesino actuar en
lo que le es propio (ganadería y agricultura)? Hay leyes contra el campesino,
que suspende y limita los derechos del campesino (no se le deja tocar la tierra,
ni tener animales). Todo son dificultades para el paupérrimo campesino, que
además tiene que pagar de continuo multas, por ataques o daños a las intocables
y divinas tabaibas. Ejércitos persiguen fijo cualquier acción de todo campesino.
No se enseña la rica y sabia tradición desde los guanches, y no se abre el
campo. Perdemos valores. Crecen los desfavorecidos. Desaparece la gran labor de
nuestros ancestros o antepasados; todo en ruina. Todo lleno de maleza
acompañando a la señora y dueña tabaiba. Antes, el centro era el campo; ahora,
más allá de la ultraperiferia. Labor la de otros tiempos, que ha desaparecido.
Ahora, la tabaiba lo desborda absolutamente todo. Teníamos para exportar de
todo; ahora, lo importamos todo. Se palpa la tensión, que no pasa de ahí, y
enferma a todos. El campo -y sus familias- se ha desestructurado, por culpa de
la protección a la tabaiba. Los campesinos huyen y se refugian en sus antiguas
alpendres temiendo la visita para ser multarlos por parte de los ejércitos del
cabildo que los controlan y vigilan fijo. Una vez multados, ya no tienen
escapatoria posible según una montaña de leyes con sus artículos, números y
párrafos. Impacta el sufrimiento de esta pobre gente ex-campesina en el campo.
Ya es necesario el atendimiento psicológico (que no se les presta, y los lleva
al suicidio silenciado). El campo está desfavorecido. Acceder a ciertos lugares,
ya es imposible por la maleza que borra caminos de siglos. Y a pesar de todo, el
campo, no se levanta (el campesinado). Grandes dificultades vive el campesino,
vive amenazado permanentemente. El campesino, está desprotegido. Se desconoce la
realidad del campo, ante el gran silencio de la administración y los medios de
comunicación, que callan vergonzosamente. ¿Jóvenes en el campo?, ¡ni uno! Se ha
roto la continuidad, la formación verdadera (de padre a hijos y el abuelo de por
medio). El campo tiene infinidad de problemas, pero ninguna solución, ¡al
contrario!: más palos, y palos de muerte. Y de él viene la vida (la comida). El
campo necesita ayuda, y le ponen multas. Mientras, las tabaibas, protegidas (y
multas por atentar contra ellas, o dar muerte a alguna, a pesar de los
cuatrillones de ellas, [¡si no hay más!]).
“... así es, la cesta de la
compra de frutas y verduras frescas y otros alimentos está el doble que en
muchos sitios peninsulares.
El Padre Báez.
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Por mi parte, nada añado; simplemente, lea y vea lo que
me envía alguien cuando lee mis comentarios:
La cosa es que ya no es ESPAÑA..., son los
nuevos caciques politiqueros y sus funcionarios para chupar tasas de entrada, y
los importadores de siempre forrarse... Y MANTENER UNIFORME y plano EL PAISAJE
AGRO-SOCIAL RURAL (TABAIBAS como Vd. dice...) y a comer cemento, O
PETRÓLEO...”
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