La tabaiba asfixia la isla…
“… te establezco… para
arrancar y arrasar, para destruir y demoler, para… plantar…” Jer. 1, 1.
4-10
… la isla ha sido abandonada a las tabaibas. Nos hemos
quedado sin agricultura. Tampoco tenemos ganadería. Solo tenemos y nos quedan
tabaibas. Todo ello, gracias a la política del cabildo. Aunque detrás está
Bruselas, que apoya lo que el cabildo quiere. Y así además de ultraperiféricos,
somos los más atrasados. Se acabaron los sectores en agricultura. El cultivo
cede el paso a las tabaibas. Ya, nada producimos (sino leche de tabaiba, ¡ya se
hiciera zumo de ella!). Hemos pasado de dar de comer, a que nos den de comer. No
hay gobierno que nos defiendan de las tabaibas; más bien, gobiernan a favor de
las tabaibas. Las defienden, amparan y protegen (por los beneficios de multas
que por ellas perciben). No, no se ve en el horizonte, futuro halagüeño alguno.
Las ayudas han perjudicado todo esto. La única ayuda es que no multen y dejen
trabajar, sin trabas, sin normas, sin vigilancia. Explotación agrícola y
ganadera, no se ven por ningún lado. Solo se extiende por doquier la fatídica
tabaiba. El campo, solo produce parados. Imposible la masa se de cuenta del
problema, pues la tiene bien entretenida con los goles y las cestas (de balón).
El campo se vacía; se llena de tabaibas. Nada te dejan hacer en la tierra (por
más que sea de tu propiedad). La tierra daba comida y trabajo; ahora, paro y
hambre. Nada exportamos, todo lo importamos. Sí, la cosa más que de drama es de
tragedia (¡las hay que han costado vidas!). Si los que hicieron cultivable las
tierras resucitaran, se volverían a morir del susto al ver en tabaibal lo que
ellos trabajaron a sudor de sangre y de sol a sol. Y los hay, QUE FUERA DEL
CAMPO, NO SABEN HACER OTRA COSA. Hay dolor. Tristeza. Pena.
Nostalgia…
El Padre Báez.
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Si es usted
comerciante, médico,
albañil, o lo que sea, por no nombrar otras, y más profesiones, y si está en
paro, cosa cada vez en mayor cantidad y en camino sin brotes ni luz, debiera
recuperar las viejas raíces de donde procedemos o venimos, aunque no tengamos
memoria de ellas, pero están ahí, en el subconsciente, no lo dude. Usted, que
proviene del campo, como todos, al cien por cien, tiene raíces campestres o
campesinas, y ello desde sus padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos y así
retrocediendo desde los siglos anteriores a la conquista cuando y donde nuestros
padres guanches, otra cosa no hacían sino ganadería y agricultura; pero,
volvamos a la agricultura, esas raíces aletargadas o dormidas que debemos
despertar, y volver a ese pasado oculto en nuestros genes, genes agrícolas o/y
ganaderos. Pues, ¿no heredó usted, un cacho tierra?, ¿no tiene usted un huerto,
cercado, finca, loma, trastón, ladera, etc. donde plantar algo -y que no sea
basura o maleza-? Y esta crisis, que se alarga y crece sin parar, y que no va a
ir a menos, ¿no le lleva a usted, buen hombre de Dios, a plantar algo? O, ¿acaso
espera usted que lo hagan otros fuera, por y para usted, mientras usted aquí, de
brazos cruzados discutiendo de fútbol o de carnaval?, ¿es que espera usted,
todo-todo se lo traigan de los cinco continentes del mundo, teniendo como
tenemos la mejor tierra del mundo y el mejor clima del mundo? O, ¿no se imagina
usted, pobre hombre de Dios -aunque no sea creyente, y lo de pobre, va en el
sentido más real de la palabra o término- digo, que: no se imagina usted el
ahorro que supone, el que usted cultive sus propias verduras u hortalizas, y
vivir de lo que planta sin tener que ir a comprarlo? Claro, está el tema de que
usted no tenga tierra, pero, ¿tampoco tiene azotea, patio, balcón o pasillo
donde poner unos cacharros con tierra? De paso, usted comerá sano, y hasta se
puede curar de más de una enfermedad física, y hasta psicológica -como la
depresión y otras-. Y hasta con un poco de suerte, usted, podrá vender sus
excedentes a la vecindad o amigos, también a su familia, y a cualquiera que se
le cruce en el camino. Al margen de la comercialización o venta de sus productos
o cosecha, ya usted y su familia come sano, ¡que no es poco!, al comer de lo que
usted cultiva, a conciencia sin veneno y basuras con aguas residuales y
desaladas. Así que, sáquele partido a la crisis. Y repito, ¿no es lo que le
propongo, lo que usted vio hacer a sus mayores, es decir a sus abuelos y tal vez
a sus padres? Usted, puede volver a la agricultura, de donde venimos; que de
cierto-cierto, le va a dar de comer y de paso, le hará ahorrar un montón, al
tiempo que trabaja, y ejercita su cuerpo en paro o quietud, viendo fútbol sin
más o pensando en el disfraz del carnaval. ¿No se da cuenta, que le falta la
calidad a lo que come, al venir todo-todo de fuera, de peores tierras, con
peores climas?; y con -¡Dios sabe qué riegos y venenos!-, sí, repito: ¡Dios sabe
con qué químicas, y abonos! Cambie pues de oficio o tenga oficio; no siga de
mendigo merodeando parroquias para que le den de comer, desde la fe de otros
pobres. ¡Pase a ser autónomo!, es decir, coma y viva por sí mismo, por usted
mismo, sin depender de la Iglesia -que siempre estará ahí para socorrerle con la
bolsa de comida pertinente-, pero, por favor, ¿va a estar así toda su vida?
Hágase autosuficiente, sobreviva con el sudor de su frente y coma lo que coseche
con sus propias manos. Si como presumo, está en paro, ¿a qué espera?; ¿a que le
caiga el gordo? ¡No!, flaco, muy flaco va a caer, usted y los suyos, al no poder
comer sino lo poco -y cada vez menos- que podrá comer comprando lo que usted
puede cultivar. Lo que come de fuera, aparte costarle cada vez más, cada vez es
también más malo, come usted caro y malo. Haga pues su huerto en su propia casa.
¿No es una salida de la crisis? Eso sí, no use usted herbicidas, ni otros
venenos. No hace falta sea o tenga grandes fincas, ni mayores terrenos, basta
como se hacía antes, en un cajón de tomates, y aunque use algo plástico que los
sustituya. Una cosa sí que es más que segura: con las verduras, usted ya tiene
un sueldo –aunque no cobre nada, pero ya gana, al no tener que ir a comprarlas.
Les sugiero, plante: lechugas, tomates., espinacas, coles, acelgas, rábanos,
alcachofas, millo, cebollas, pimientos, etc., etc. Eso sí, repito: sin
pesticidas. Por todo ello, usted, no se marche (¿y a dónde?), que aquí, sí que
hay trabajo, mucho trabajo, muchísimo trabajo; tenemos mucha tierra baldía, en
secano, en barbecho ya años, mucha tierra por cultivar. Y nada le digo de
sustituir su perro por una cabra, ¡cómo iba a cambiar -con el mismo gasto- su
vida!, ésta le da leche, carne, queso, estiércol, etc., y el otro solo mierda y
ladridos, babas y jadeos. Pero, de ganadería tal vez hablemos otro día. Y, para
acabar por hoy, un consejo más: coma hortalizas crudas todas las más que pueda,
como puede ser la batata, guisantes, habas, etc. Pues bien, le resumo:
autoproduzca para comer, salga del paro, sea autónomo, mejore su vida y la de
los suyos. Y, una última idea más: Cáritas en Telde, tiene un proyecto de huerto
ecológico, al cual puede inscribirse, donde puede participar, y formarse en
agricultura ecológica y así poder pasar a trabajar en una finca, y de paso hasta
hacer yoga. Para ello, les doy un teléfono, el de la capataz, llamada Noe, (de
Noemí): 670.240.002 Repito: 670.240.002
El
Padre Báez.
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