viernes, 25 de julio de 2014

¡aire!

La tabaiba asfixia la isla…
 
“… te establezco… para arrancar y arrasar, para destruir y demoler, para… plantar…” Jer. 1, 1. 4-10
 
… la isla ha sido abandonada a las tabaibas. Nos hemos quedado sin agricultura. Tampoco tenemos ganadería. Solo tenemos y nos quedan tabaibas. Todo ello, gracias a la política del cabildo. Aunque detrás está Bruselas, que apoya lo que el cabildo quiere. Y así además de ultraperiféricos, somos los más atrasados. Se acabaron los sectores en agricultura. El cultivo cede el paso a las tabaibas. Ya, nada producimos (sino leche de tabaiba, ¡ya se hiciera zumo de ella!). Hemos pasado de dar de comer, a que nos den de comer. No hay gobierno que nos defiendan de las tabaibas; más bien, gobiernan a favor de las tabaibas. Las defienden, amparan y protegen (por los beneficios de multas que por ellas perciben). No, no se ve en el horizonte, futuro halagüeño alguno. Las ayudas han perjudicado todo esto. La única ayuda es que no multen y dejen trabajar, sin trabas, sin normas, sin vigilancia. Explotación agrícola y ganadera, no se ven por ningún lado. Solo se extiende por doquier la fatídica tabaiba. El campo, solo produce parados. Imposible la masa se de cuenta del problema, pues la tiene bien entretenida con los goles y las cestas (de balón). El campo se vacía; se llena de tabaibas. Nada te dejan hacer en la tierra (por más que sea de tu propiedad). La tierra daba comida y trabajo; ahora, paro y hambre. Nada exportamos, todo lo importamos. Sí, la cosa más que de drama es de tragedia (¡las hay que han costado vidas!). Si los que hicieron cultivable las tierras resucitaran, se volverían a morir del susto al ver en tabaibal lo que ellos trabajaron a sudor de sangre y de sol a sol. Y los hay, QUE FUERA DEL CAMPO, NO SABEN HACER OTRA COSA. Hay dolor. Tristeza. Pena. Nostalgia…
 
El Padre Báez.
 
--------------------------------------------------------------
 
Si es usted comerciante, médico, albañil, o lo que sea, por no nombrar otras, y más profesiones, y si está en paro, cosa cada vez en mayor cantidad y en camino sin brotes ni luz, debiera recuperar las viejas raíces de donde procedemos o venimos, aunque no tengamos memoria de ellas, pero están ahí, en el subconsciente, no lo dude. Usted, que proviene del campo, como todos, al cien por cien, tiene raíces campestres o campesinas, y ello desde sus padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos y así retrocediendo desde los siglos anteriores a la conquista cuando y donde nuestros padres guanches, otra cosa no hacían sino ganadería y agricultura; pero, volvamos a la agricultura, esas raíces aletargadas o dormidas que debemos despertar, y volver a ese pasado oculto en nuestros genes, genes agrícolas o/y ganaderos. Pues, ¿no heredó usted, un cacho tierra?, ¿no tiene usted un huerto, cercado, finca, loma, trastón, ladera, etc. donde plantar algo -y que no sea basura o maleza-? Y esta crisis, que se alarga y crece sin parar, y que no va a ir a menos, ¿no le lleva a usted, buen hombre de Dios, a plantar algo? O, ¿acaso espera usted que lo hagan otros fuera, por y para usted, mientras usted aquí, de brazos cruzados discutiendo de fútbol o de carnaval?, ¿es que espera usted, todo-todo se lo traigan de los cinco continentes del mundo, teniendo como tenemos la mejor tierra del mundo y el mejor clima del mundo? O, ¿no se imagina usted, pobre hombre de Dios -aunque no sea creyente, y lo de pobre, va en el sentido más real de la palabra o término- digo, que: no se imagina usted el ahorro que supone, el que usted cultive sus propias verduras u hortalizas, y vivir de lo que planta sin tener que ir a comprarlo? Claro, está el tema de que usted no tenga tierra, pero, ¿tampoco tiene azotea, patio, balcón o pasillo donde poner unos cacharros con tierra? De paso, usted comerá sano, y hasta se puede curar de más de una enfermedad física, y hasta psicológica -como la depresión y otras-. Y hasta con un poco de suerte, usted, podrá vender sus excedentes a la vecindad o amigos, también a su familia, y a cualquiera que se le cruce en el camino. Al margen de la comercialización o venta de sus productos o cosecha, ya usted y su familia come sano, ¡que no es poco!, al comer de lo que usted cultiva, a conciencia sin veneno y basuras con aguas residuales y desaladas. Así que, sáquele partido a la crisis. Y repito, ¿no es lo que le propongo, lo que usted vio hacer a sus mayores, es decir a sus abuelos y tal vez a sus padres? Usted, puede volver a la agricultura, de donde venimos; que de cierto-cierto, le va a dar de comer y de paso, le hará ahorrar un montón, al tiempo que trabaja, y ejercita su cuerpo en paro o quietud, viendo fútbol sin más o pensando en el disfraz del carnaval. ¿No se da cuenta, que le falta la calidad a lo que come, al venir todo-todo de fuera, de peores tierras, con peores climas?; y con -¡Dios sabe qué riegos y venenos!-, sí, repito: ¡Dios sabe con qué químicas, y abonos! Cambie pues de oficio o tenga oficio; no siga de mendigo merodeando parroquias para que le den de comer, desde la fe de otros pobres. ¡Pase a ser autónomo!, es decir, coma y viva por sí mismo, por usted mismo, sin depender de la Iglesia -que siempre estará ahí para socorrerle con la bolsa de comida pertinente-, pero, por favor, ¿va a estar así toda su vida? Hágase autosuficiente, sobreviva con el sudor de su frente y coma lo que coseche con sus propias manos. Si como presumo, está en paro, ¿a qué espera?; ¿a que le caiga el gordo? ¡No!, flaco, muy flaco va a caer, usted y los suyos, al no poder comer sino lo poco -y cada vez menos- que podrá comer comprando lo que usted puede cultivar. Lo que come de fuera, aparte costarle cada vez más, cada vez es también más malo, come usted caro y malo. Haga pues su huerto en su propia casa. ¿No es una salida de la crisis? Eso sí, no use usted herbicidas, ni otros venenos. No hace falta sea o tenga grandes fincas, ni mayores terrenos, basta como se hacía antes, en un cajón de tomates, y aunque use algo plástico que los sustituya. Una cosa sí que es más que segura: con las verduras, usted ya tiene un sueldo –aunque no cobre nada, pero ya gana, al no tener que ir a comprarlas. Les sugiero, plante: lechugas, tomates., espinacas, coles, acelgas, rábanos, alcachofas, millo, cebollas, pimientos, etc., etc. Eso sí, repito: sin pesticidas. Por todo ello, usted, no se marche (¿y a dónde?), que aquí, sí que hay trabajo, mucho trabajo, muchísimo trabajo; tenemos mucha tierra baldía, en secano, en barbecho ya años, mucha tierra por cultivar. Y nada le digo de sustituir su perro por una cabra, ¡cómo iba a cambiar -con el mismo gasto- su vida!, ésta le da leche, carne, queso, estiércol, etc., y el otro solo mierda y ladridos, babas y jadeos. Pero, de ganadería tal vez hablemos otro día. Y, para acabar por hoy, un consejo más: coma hortalizas crudas todas las más que pueda, como puede ser la batata, guisantes, habas, etc. Pues bien, le resumo: autoproduzca para comer, salga del paro, sea autónomo, mejore su vida y la de los suyos. Y, una última idea más: Cáritas en Telde, tiene un proyecto de huerto ecológico, al cual puede inscribirse, donde puede participar, y formarse en agricultura ecológica y así poder pasar a trabajar en una finca, y de paso hasta hacer yoga. Para ello, les doy un teléfono, el de la capataz, llamada Noe, (de Noemí): 670.240.002 Repito: 670.240.002
 
El Padre Báez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario