La cruz de las tabaibas…
…, pero, éstas, no nos salvan; todo lo contrario. Con las tabaibas, ni
pan, ni agua. Nos matan. Cobijo son de serpientes, sin más. Y no nos apartan
serpientes, ni tabaibas. Todos los males juntos. Son nuestra desgracia. Ante
ellas, estamos indefensos. Muchos se han suicidado, por ellas. Esta tierra e
islas son de las tabaibas; nosotros, sobramos. El poder de las tabaibas, es
absoluto. Derraman su leche envenenando la tierra, e inutilizándola. Y este
pueblo pasando hambre, al no poder sacar de la tierra su comida. Las tabaibas,
impiden cualquier trabajo en su entorno; y ya, lo llenan todo. Son, una
maldición; de ahí, que las llame malditas. La tierra ya, no puede ser renovada.
Y no te roces una tabaiba por tus labios; sabrás entonces, lo que son amarguras
y fuego en la boca. Bien estarían lejos, en lugares inaccesibles, pero no en
tierras de cultivo y de pastoreo. Y, no se las pueden extirpar. ¡Lo pagarías
muy caro! Nadie te defenderá de multas y sanciones. Nadie nos libra de ellas. ¡Ya
puedes llorar y gemir! Nadie te salva. La isla y tierra, están llenas de ellas,
las tabaibas. Si las tocas, te manchas. Nadie escapa de su mal y consecuencias.
Vivimos rodeados de ellas. Son un azote. Nos hunden. No se puede caminar por el
campo. Todo invadido por ellas, las tabaibas. Ya no hay senderos. ¿Hasta cuándo
va a seguir esa protección innecesaria? ¿Hasta cuándo vamos a convivir con tabaibas,
sin poder tocarlas? ¿Hasta cuándo vamos a seguir pasando hambre por culpa de
las tabaibas? ¿Quién responde a estas preguntas? Las tabaibas nos pueden. Gran
necedad es tener cuatrillones de tabaibas y tenerlas protegidas. Son el espejo,
de una política corrompida. Es algo, sencillamente execrable. Se ha perdido la sensatez. Y, se mantienen en
la obstinación de mantenerlas (por el beneficio de multas y sanciones).
Machacan al pueblo, por las tabaibas…, las tabaibas, ¡vaya cruz!
Pedro”.
El Padre Báez.
Cierto, que correos como
éste (uno entre miles), anima a uno:
“Hola cura, sé no le servirá de mucho
decirle que comparto su sentimiento y que hay que seguir clamando; que si uno
despierta es uno más luchando por la dignidad de nuestra tierra, tierra
dominada por chorizos y sus tabaibas. Gracias cura por su esfuerzo continuado,
que verá recompensa, y será para bien de todos.
Un abrazo.
Pedro”.
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