Las tabaibas nos colapsan…
… y llenan de miedo al pobre campesino, que por su culpa, no pueden
tocar el campo. Es, como si al campesino, le rondara la muerte; ya no encuentra
caminos por donde andar, las tabaibas los obstruyen todos; además se comen
cercados, fincas, cadenas, etc. Pero el verdadero camino, que es el trabajo, la
agricultura, la ganadería, éste está vetado, cerrado, prohibido, porque a la
todopoderosa tabaiba, no se la puede apartar de ningún sitio, y ella ya lo copa
todo. Ha desaparecido la sonrisa y la alegría en el campo, en la isla. Es
imposible entender el planteamiento del cabildo y su defensa de una planta
dañina y maléfica, sin más provecho, sino el de las sanciones y multas. Y, si
este es nuestro presente, ¿qué futuro nos aguarda o espera? Solo tenemos la
incertidumbre. Pero es evidente la paralización del campo. No se puede entender
esta situación calamitosa a la que nos ha traído la tabaiba, y que no se la
desproteja, para poder hacer lo que siempre se hizo: trabajar en la tierra, sin
más con cultivo y ganados. Y lo grave y peor de todo, es que no se vislumbra
una solución y salida de este caos. El campesino es el más pobre, de entre los
pobres; ni siquiera asiste a Cáritas, le da vergüenza y algo saca de la tierra
hasta sin cultivo, pero pasa hambre. El hombre del campo, es reprimido;
obligado a no hacer nada, salvo a riesgo cierto y seguro de una multa. Varios
para-ejércitos lo vigilan; algo así como una guerra soterrada, pero real. Si te
mueves te tiro (te multo). Movimiento social alguno, con una población
amedrentada, es imposible, irrealizable; ¡tanto es el miedo! El campo se
empobrece cada vez más, a la par que las tabaibas se extienden más y más, sin
freno y sin corte alguno. El campo se despuebla de campesinos, y se puebla de tabaibas.
Esto, no se entiende, ni hay lógica alguna en este planteamiento absurdo y
demente. Los campesinos, se quedan sin tierra, invadidas por las tabaibas…
El Padre Báez.
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Uno del cabildo me confesó (no sacramentalmente), lo
que sigue. Por supuesto, no lo voy a descubrir, ¡faltaría más!:
“… yo saqué de campo una vez a un francés, que nos vendía los goros de
plástico y también tocó una tabaiba amarga. Al rato de restregó el ojo y
el pobre las pasó canutas, a pesar de ponerle agua abundante…”
¿X?
Otro me comenta lo que
sigue:
Buenos días Padre.
Pues tendríamos que buscar un remedio farmacéutico para hacernos ricos y sanar vidas gracias a las Tabaibas. Así al menos logramos tener excusas argumentadas de su extensión.
Un saludo.
C. N.
Pues tendríamos que buscar un remedio farmacéutico para hacernos ricos y sanar vidas gracias a las Tabaibas. Así al menos logramos tener excusas argumentadas de su extensión.
Un saludo.
C. N.
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